Dice la tradición que toda reina de Viña del Mar debe regalarle al mundo un sensual piscinazo. Y obvio que Kika Silva prometió no defraudar a sus seguidores, aunque algo la tiene inquieta.
¿Qué le pasó? ¿Se le quedó el bikini en la casa? No, señores. Kikita teme que su derroche de sensual afecte a su público más chiquitito. La rubia asegura que muchos niños la siguen y que en Viña quedó pa' adentro con el cariño de la barra infantil. Por lo mismo no quiere pasarse para la punta con su bikinazo.
"Muchos niños me siguen y eso me pone contenta. Incluso quieren tomarse fotos y me abrazan. Por eso quiero hacer algo que represente a todos y no deje de lado a las familias", soltó la soberana cuando le consultaron por el piquero más comentado de todos los veranos.
HISTORIA
Y claro que Kika tiene motivos para estar asustada. Sus antecesoras dejaron con los ojos blanco a los califas de la prensa con sus piscinazo. Bikinis chiquititos, espuma, cuerpos pintados y bikinis que se desarman con el agua fueron parte del repertorio.
Por ejemplo, en 2011 Andrea Dellacasa presentó en la piscina del Hotel O'Higgins un traje de baño verde y común para el ojo de cualquier mortal. El punto es que la belleza se quitó completito el atuendo y se lanzó a la piscina cubierta con parches.
Por su parte, Sigrid Alegría en 2014 rompió los esquemas y entró a escena con una bata. Al quitarsela dejó la patá. La chiquilla se tiró a la piscina con el cuerpo pintado.
En las últimas dos versiones del piscinazo, las bellas Jhendelyn Núñez y Nicole "Luli" Moreno siguieron con la tendencia de no usar un bikini común y deleitaron con trajes de crisales y pétalos de rosas, respectivamente.