Prófugos

Escribir un guión sobre "policías y ladrones" no es tarea fácil, pues se puede volver monótono el hecho de que siempre los buenos persigan a los malos. Pero en Prófugos, de HBO, el cometido se logra positivamente, rompiendo con el temor a volverse repetitivos.

Y es que los personajes de la serie son los que le dan el peso a la historia. Un guión puede tener fuerza por su narración o por sus protagonistas (siendo éste el caso). Cada rol está bien armado, con una característica que los hace esenciales en la historia y que impide que el espectador se pregunte ¿y éste por qué está acáx?x

La historia es mas bien simple, un grupo de traficantes más un infiltrado de la PDI tratan de entrar un cargamento de droga a Chile desde Argentina, pero todo sale mal, pues caen en una trampa, por lo que deben convertirse en prófugos de la justicia.

Es así como recorren Chile en busca de poder salir del país. En la ruta se van encontrando con sus recuerdos y reencontrando con sus familias, con quienes -por la misma vida que han llevado- tienen una relación complicada, lo que le da un segundo plano de tensión a la historia.

Así, el hilo conductor es si podrán o no escapar los prófugos. La segunda historia la llevan los verdaderos malos, los "truchos" de la PDI, que trabajan con otro grupo de traficantes. Y el día a día, es decir el clímax de cada capítulo, lo ponen los conflictos familiares.

Sobre la factura en imagen que entrega HBO sólo hay que tirarle flores, pues la fotografía es de nivel internacional. Los actores, todos muy bien escogidos (Néstor Cantillana, Benjamín Vicuña, Luis Gnecco, Pancho Reyes, Marcelo Alonso y Claudia di Girolamo) cumplen con su cometido de meter al espectador en el crudo y hostil mundo del tráfico de drogas.

13 capítulos
Domingo por HBO a las 22 horas

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