Una serie de posados desnudos inéditos de la actriz Marilyn Monroe verán la luz en el número de junio de la revista Vanity Fair que recogió hoy un adelanto en su web de ese reportaje con testimonios del fotógrafo responsable de las instantáneas.
Bajo el título de "A Splash of Marilyn", la publicación muestra imágenes de la icónica intérprete recién salida de la piscina y habla de sus inseguridades, frustraciones profesionales y rivalidad con Elizabeth Taylor.
El texto es una adaptación de las memorias del fotógrafo Lawrence Schiller, "Marilyn & Me", a quien la actriz de "Gentlemen Prefer Blondes" (1953) le pidió expresamente que la retratara sin ropa para intentar arrebatar protagonismo mediático a Taylor.
Schiller tenía 23 años cuando tomó las instantáneas de Monroe posando desnuda después de prometerle a la intérprete que cuando fueran publicadas en las portadas de las revistas Elizabeth Taylor no aparecería en esas ediciones.
Monroe había firmado un contrato de 100.000 dólares para grabar la que sería su última película "Something's Got to Give" (1962) mientras que Taylor, por aquel entonces, cobraba un millón de dólares por "Cleopatra" y había revolucionado Hollywood por su relación con el actor Richard Burton.
Marilyn Monroe quería demostrar al estudio con el que trabajaba, Fox, que era capaz de generar tanto interés en el público como Taylor.
La revista Playboy terminó pagando 25.000 dólares por el desnudo de Monroe, la mayor cantidad jamás pagada hasta la fecha por esa publicación por una fotografía, y Schiller le agradeció a la actriz.
"¿Ves lo que tus tetas y tu culo pueden hacer?", le dijo bromeando Schiller, a lo que Monroe contestó riendo que así había conseguido ella su casa y su piscina.
"No hay nadie que luzca como yo sin ropa", afirmó ella quien a pesar de todo se sentía rechazada, según le contó al fotógrafo.
"Déjame que te pregunte, Larry ¿Cuántas nominaciones a los premios de la Academia de Hollywood tengo?", dijo ella. "No lo sé", contestó él. "Yo sí, ninguna", se quejó Monroe, que se cuestionaba si lo único que valía de ella era su aspecto.
"Quiero demostrar que puedo conseguir publicidad sin usar mi trasero o sin ser despedida de una película", contó la actriz que también confesó sus deseos de ser madre aunque le aterrorizaba la idea de tener un hijo.
El día antes de morir por sobredosis de barbitúricos el 5 de agosto de 1962, Monroe le envió a Schiller la fotografía del desnudo que más le gustaba para que se publicara en Playboy.