El "Conde Vrolok" anoche quedó literalmente en la quemá. El iracundo "general Verdugo" metió en el cajón al baleado vampirucho y, frente a todo el pueblo de "Santa Bárbara", le prendió fuego con una sonrisa más ancha que entrada de museo y prometiendo que todas las "bestias" tendrían la misma suerte que el condenado.
El ataúd ardió por completo, dejando a "Emilia" con así una pena y más antojo que nunca de clavar los colmillos, para alimentar a su baby, fruto de su amor con el chupasangre.