Érase una vez, en un lejano reality de nombre 1810 donde los matorrales pasaban susto y las teteras se hacían hervir con la pura mano...
... un manojo de famosillos al pum que paraba el dedo a la usanza del año del trompetín. Ahí la reencarnación de Catalina de los Ríos y Lisperguer, que no es otra que Raquel Eliana Argandoña, llevaba la batuta del boche auspiciado por Canal 13.
En dicha prehistoria nacieron romances oficiales como el de Gonzalito Egas con la che Andrea Dellacasa, más otros amores medio secretos y platónicos, donde el Coca Mendoza figuraba como el indio pícaro que más de una pretendió levantar para ustedes ya saben. Se habló que el chascón tuvo su ponceo secreto con la trasandina Eliana Albasetti y no faltaron los lengua de víbora que lo enredaron con Pame Leiva. Pero estos sabrosos pelambres son un maní al lado del archivo que acaba de salir de las catacumbas de lo que no se vio en Pirque.
Las mentes siniestras y anónimas que no fallan, juran que la que más gozaba mirando al Coca galopar con la chasca suelta y recién lavada, era la picarona Raquel. Los que tienen buena sesera versan que entre las paredes de la casona-estudio Mendoza le decía "Raquelita" y ella, ni tonta, lo miraba como su Nahuel de pelo liso. El resto lo dejamos a su imaginación, miren que si seguimos tenemos que decirles que hasta cargan un romance entre los perlas.
Le hicimos memoria a la mismísima y nos dejó más metidos con la prehistoria: "Déjense de hablar tantas hueás... Igual ya le dije a la Raquelita que su papá no es Hernán, sino que el Coca Mendoza, y a mi hijo Hernancito que su papá es el Huaiquipán...".
