“Oye Irwin, métele chala que necesito llegar urgente al canal’’. El hombre al volante es como el “Chupallita’’ Fuentes, pero malo para la pelota. Dice que no le gusta el fútbol, porque prefiere manejar y disfrutar de los lindos tacos que hay en Ciudad de México.
Los atochamientos en Santiago son una alpargata en comparación a los que existen en la capital del país de Chespirito. Los taxistas son re piolitas, pero anda a decirles algo: se les sale el Pancho Villa y se quedan pegados en la bocina hasta dejarte la oreja convertida en una enchilada. Pero Irwin es feliz. Si lo cogotea el cartel de Juárez, es feliz; Gloria Trevi lo puede asfixiar con una llave de cachetes, y el hombre es feliz. Es de esos mexicanos buenos de adentro.
El del “métele chala’’ es su jefe, un compadre de un poquito más de 40 años (43), que consiguió convertirse en uno de los animadores extranjeros más influyentes de aquella televisión. El mismo que pregunta “¿cómo está la familia, los niños?’’, el mismo que ya tiene varios sobrinos, pero que no es el Tío Emilio de “En Su Propia Trampa”, sino que el Tío Conductor.
La Cuarta no cachaba la influencia de este chileno, hasta que TV Azteca se rajó y nos invitó a vivir en carne propia el éxito de Rafael Araneda en el segundo canal más grande del mundo, después de Televisa, que también es mexicano.
A las 19.30 horas del sábado pasado, faltaba media hora para la gran fiesta del horario "praim''. Todo el mundo apuraba el tranco para llegar a ver la final de uno de los programas de baile más famosos del país de la tierra del "¡que no me pellizquen los cacahuaaaaaaates!'': "México Baila".
Le hablamos de casi 25 millones de cabezas pegadas a la tele para ver quién de sus artistas favoritos se llevará el trofeo después de moverse en el acqua dance o con una coreografía antigua.
En el camarín 9, el Rafa se enchulaba con su traje pingüino y los zapatos de charol. Los mismitos de Viña. Negros, como la campaña del Colo.
Lo acompañamos desde aquel momento en que le pidió al Irwin que chicoteara los caracoles.
El hombre de los ex colmillos se peina por los pasillos de TV Azteca, la gente no lo deja caminar pidiéndole autógrafos y los dueños del canal se soban las manos por su ssscchileno.
Y de verdad, los ejecutivos cuates le rinden pleitesía. Las maquilladoras se pelean por agarrarle el caracho. Y él, piola, dice que no hay que creerse el cuento “porque eso le pasa la cuenta a cualquiera’’.
Lo pasa a ver el actor Eduardo Capetillo, quien aprovecha de coletearse, porque su señora es jurado del espacio y quiere luces. El animador de Viña sigue pululando y se va a los estudios para cachar si está lleno.
Es como si fuera el living de su casa. Antes de las 8, visitó todas las instalaciones y hasta aprovechó de llamar a su casa, momento en que se encontró con flor de sorpresa: se enteró de que hubo un amago de incendio. En su ruca de Santiago había 25 electricistas cachando qué pasó en la cocina por culpa de una lámpara chanta, pero bonita. Los cabros chicos y su señora enfilaron para donde su hermana, según nos contó más tiritón que el amortiguador de la camioneta de Alinco. Pero de a poco el tema se solucionaba.
Paralelamente, los productores lo empezaban a apurar para ir al aire y nos trataban de convencer de cómo un santiaguino del San Ignacio se da vuelta a un país entero con una frase. Y ante la duda estuvimos con el encargado de redes sociales de la estación, e hicimos la prueba.
A las 20.02 el Rafa, acompañado de la despampanante cubana Raquel Bigorra, dice “buenas noches’’. La alocución tuvo 25.346 “me gusta’’ en Facebook. Todo en 35 segundos. Quedamos locos. Y ahí cachamos del porqué lo del chofer personal y lo de un guardaespaldas. Alfonso, un ropero de 1,85 m, igualito a Enrique Maluenda pero morenito, que sigue a Araneda hasta las casitas cuando anda enfermo de la guata.
Es karateca, judoca y boxeador, así que ninguna posibilidad de echarle la choreada “al joven Rafael’’, como le dice a su patrón.
Es que está convertido en un divo y en la red televisiva lo cuidan como hueso santo. Esa es la actual vida de Araneda, que tiene un suculento contrato, después de haber partido como periodista de una agencia de eventos, trabajar en discotecas, “revolverla’’ en los inicios de La Red y consagrarse en CHV como el animador del Festival de Viña y demases.
"Me quieren mucho acá, y estoy sorprendido por la confianza que me han dado. Tengo un buen contrato y muchos proyectos'', decía el ex hombre de "Rojo" cuando terminó el programa ante los medios faranduleros locales, que por ser rostro hasta le colgaron una pierna, pero se comprobó que era ortopédica. "Una vez inventaron que me vieron en una disco haciéndome el lindo con una mujer. Nada que ver, hasta ahora ella es una gran amiga''.
Antes de volver a Chile tras terminar la temporada de “México Baila”, el domingo en la noche, el Rafa se había manifestado con una comilona, pero debió partir a reunirse con el director de Entretención de TV Azteca, Roberto Romagnoli, quien le pidió que lo asesorara en un reality para niños. De esa onda. Obviamente que no pasamos hambre y aprovechamos de sacar pecho por el delfín de Don Francisco.