"Bienvenido a Viña del Mar, tenemos que hacer su ingreso a Chile". De esta forma funcionarios de extranjería de la PDI, del Servicio Agrícola y Ganadero y de Aduanas recibieron a las 16.30 horas de ayer al brasuca Roberto Carlos.
El cantante de Amada amante y Un millón de amigos llegó proveniente de Brasil en su jet privado. Su pajarito de acero se posó en el aeropuerto de Viña del Mar mientras tres limusinas Lincon lo esperaban.
La lente de La Cuarta captó el momento justo en que el brasuca bajó y puso sus pieseciños en suelo criollo. El ídolo apareció con gafas oscuras y vestido con jeans, chaqueta y hasta con un gorrito de mezclilla.
A su llegada un equipo de producción de Chilevisión también le dio la bienvenida aunque intentó poner sus vehículos para tapar a los apóstoles, que a esa hora hacían guardia desde unos 30 metros.
Juan Carlos Barrera, funcionario de Aduanas hace más de 20 años, fue el encargado de revisar el avión al divo. El titán en compañía de un colega chequeó que todo estuviera tiquitaca.
"Anteriormente me ha tocado recibir a Ricky Martín y Alejandro Fernández", se quebró como una oblea el funcionario que esperó por cerca de una hora al cantante.
Tipo 17 horas, el brasileño enfiló en caravana al Hotel Sheraton Miramar donde alojó en la suite Presidencial. Para hoy se espera que tipo 22.00 horas abra los fuegos del Festival con un recorrido por sus grandes éxitos.
No obstante, son varias sus exigencias, como lo es un camarín especial próximo al escenario de la Quinta y su rechazo a dar entrevistas, lo que han acrecentado su mote de estrella del Festival.
Minutos antes de la llegada del artista, un equipo de prensa de CHV, angustiado porque debían realizar la única entrevista que estaba transada con el cantante, llegaron y pasaron por debajo del cierre perimetral, ignorando que el recinto es de carácter militar, por lo que de inmediato fueron echados por los popeyes.
Chistoso fue verlos corriendo más rápido que el correcaminos para poder obtener la "exclusiva" (ver foto superior). Tras comunicarse con la gente del brasileño al fin los reporteros atinaron con ingresar al recinto como correspondía.