Lleno de cábalas, Rodrigo González aterrizó en el Hotel O’ Higgin’s y al toque vivió su primera tallita. Su único requisito festivalero era tener una pieza cuyos números sumaran “7” (su cifra de la suerte). “Me conseguí una pieza cuyos números suman 16 y 6+1 es 7, que es como mi número asignado”.
- ¿Se lo dijo nuestra Tía Yoli?
- Lo leí. Yo actúo el 23 del 2 del 2016 y la suma de los dígitos da 16, que si los sumas dan 7.
- ¿Paniqueó cuando cachó que la suma no daba?
- Me desesperé mal, me enojé porque sabes que tuve que cambiarle la habitación a un tipo de Canal 13 que estaba al lado.
-A Don Eros no le hacen esto...
- Jajajá. Claro, pero al hueón que no conoce nadie y come completos al frente del hotel, le pasan cualquiera. Fue lo único que pedí, ni siquera pedí un ron Pampero, pero bueno, ya fue.
También no crea que por parar las tillas en la Quinta tiene trato de “rockstar” las 24 horas, ya que el hombre del humor tuvo que almorzar un tocomple antes que lo pillara la hora para la conferencia de prensa. “Me comí un completo italiano, extra largo como me gusta a mí, jejejé. Con una bebida en vaso, harto glamour”.
Acompañado por su pareja y dos de sus cuatro hijos (Simón e Isidora) espera sortear con honores la tarea de hoy. “Ellos están nerviosos pero para mí era importante que me vieran trabajando, me vaya bien o mal. Muchos me dijeron que no trajera a mis hijos por la presión. Pero sabes que el papá no siempre es el superhéroe o no lo es, el papá es un tipo común y corriente”.
Antes de preparar para ir a la primera noche en la Quinta (la idea es revisar la cancha antes del compromiso de hoy, además de apoyar a su colega Edo Caroe), González recibió la visita de su fonoaudiólogo para trabajar. “Haré ejercicios de respiración y para aclarar la garganta que la tengo apretada”.