Sergi Arola: "En la cocina todo tiene que ser perfecto"

En un país donde por dar su opinión sin anestesia puede lograr el mote de polémico o pesote, Sergi Arola ya ha ganado adeptos por las sacudidas que ha repartido en "Masterchef", que se transmite esta noche. Pero para el barbón nada es al voleo, con cada remezón busca que los competidores pongan a hervir la pasión, sino ¿pa' qué agarrar un sartén?

"Es gente que tiene pasión por esto, claro que la notas, siempre la notas", nos dice, mientras recorremos La Vega, como una manera de justificar cada temblor de miedo que ha servido al dente en la pomada del "13" que va domingo y miércoles.

Apenas partimos el paseíto, cachamos que Sergi es de los nuestros, ya que al toque preguntó dónde podía pillar una chelita."Es sagrado, una lager antes del almuerzo es como esos pequeños premios cotidianos", nos dijo.

- ¿Es para partir bien el día?

- Sí po'h, jajajá.

En pleno paseo entre tomates y limones, cada tanto le pedían una selfie pa'l Feis. Unos lo felicitaban y otros le pedían que no suelte el látigo con los participantes. Porque pareciera que al chileno le gusta la carne tres cuartos, con algo de sangre.

- Oiga, ¿se puede cachar a quién le corre la pasión en "Mastechef"?

- La pasión es algo que se transmite. Yo soy el tío más relajado del mundo, pero si estuviéramos en una cocina y hubiera gente esperando para comer, soy el más autoexigente del mundo.

- ¿Perfeccionista al callo?

- Me desespero y lloro cuando algo no sale bien. Y hay días que un plato no sale bien en mi restaurante donde tengo 15 tíos que trabajan conmigo, y yo lloro. Porque a veces fallo en cosas que tú dirías que son huevonadas, pero para mí todo tiene que ser perfecto.

PURA PASTA

- Hacemos las cosas bien o mejor no las hacemos...

- Es una cuestión de respeto: hacia el comensal, el equipo y uno mismo. Cuando tú ves la evolución, no falla. (En el programa) lo percibes del que está ahí para pintar la mona y el que está para ser cocinero. Ese está hecho de otra pasta y toma la crítica de otra manera. Incluso con rabia, dice ¡mierda he fallao!

- Se enchucha.

- Si en lugar de lamentarse se enrabia, esa rabia es la que te hace ser mejor, te hace ser cocinero. Para mí no hay diferencia entre un comensal de mi restaurante y un telespectador en Chile o alguien en Lisboa o Madrid. Para mí es sagrado, es el sentido de todo.

- ¿Qué piensas del que está en la pomada por la pura fama?

- No pasa nada, estamos empezando y queda mucha tela que cortar. Pero a lo largo del programa se separa el grano de la paja.

¿Y sobre el pataleo en redes sociales sobre su rudeza? El catalán la tiene clara. "Hay una cosa que a mí me molesta y es el buenismo. En España le decimos ver los toros desde la barrera. Cuando ves la cosas desde lejos, hablas, opinas y pontificas, no es lo mismo que cuando estás metido adentro. Jugándote la tela, las lucas, es otra historia".

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