Cargado a la emotividad, con hartos talentos microfóno en mano y con los “coachs” más camotes que nunca, anoche debutó la segunda termporada “The Voice”, en el 13.
Hubo de todo. Historias lindas y otras más emotivas, pero lo claro es que Simón Robles, dejó sin aliento a los jurados apenas pronunció su primera frase al ritmo de Me & Mr. Jones de la extinta Amy Winehouse.
Es que Nicole, Luis Fonsi y Ana Torroja, no pudieron evitar apretar el botón y girar sus sillas, claro que la afortunada esta vez fue la petazeta que lo enfiló como su primer pupilo.
Simón es obrero de oficio y hace varios años canta a la mala en el metro de Valpo para parar la olla de él, su esposa y sus tres hijos.
La Cuarta conversó con el hombrón de voz desgarradora y la vida para este cantante callejero no ha sido nada fácil, partiendo porque se crió en una toma sin agua potable ni luz.
Por eso sin drama soltó que “he vivido mil y una en el metro, llevo años trabajando ahí y valen porque la gente aprecia lo que uno hace”.
- Entonces ¿por qué entraste a “The Voice”?
- La idea de ir al programa y vivir de la música es para demostrarle a mis hijos, que lo que uno quiere independendiente de donde uno venga o cómo poder lograrlo, se hace con lucha y la idea no es darse por vencido.
- Hay sufrimiento en tus palabras...
- No soy perfecto, he cometido varios errores, y de eso tuve muchas caídas y aprendí a levantarme.
- ¿Le tocó duro?
- Desde muy chico quedé sólo. Mi mamá a los 12 años me hizo elegir qué quería de mi vida, me fui a Iquique con mi papá, me metí en pandillas, en la pasta, callejié, después caí preso injustamente, me dejaron libre y cambié mi vida.
- ¿Cómo cambiaste?
- Volví donde mi mamá pa’ estudiar, me iba bien, me gané la beca presidencial, pero mi mamá me retiró del colegio y me echó a trabajar y yo esperaba que ella me ayudara, ahí me puse a mochilear, me pasié por todo Chile y todo eso gracias a la música, cantaba en todas partes.
- Saliste adelante ¡Bien!
- Sí, lo que muchos esperaban de mi es que terminara preso, muerto, o drogadicto como un vago en la calle, pero la música me sacó de ahí, porque yo no tenía una familia.