Viene a jotear por penita

Dicen que la mejor manera de componer un cucharón destrozado es con la vitamina trabajo. Al menos eso cree Marc Anthony, quien se ha dedicado con todo a su carrera para olvidar su, snif, bullada, snif, separación, snif, con JLo.

El tema es que mientras la escultural chicuela celebra sus 42 años navegando en un lujoso yate por la costa de Miami, bailando como quinceañera en la cubierta del botecito con un ajustado traje de baño y cenando en un encopetado restaurante con amigotes de la talla de Tom Cruise, su aún marido se concentra en los últimos detalles de su gira por España, México y Estados Unidos, y en una serie de presentaciones privadas en diferentes partes del mundo.

Así, viajando de un lado para otro en su jet privado, quiere olvidar lo que muchos califican como una de sus grandes penas: el término de los siete años de matrimonio con la mujer de las esculturales piernas y queque como hecho a mano. Y una de sus escalas será, nada más y nada menos que en Santiago querido, este viernes.

Y si al leer esta nota se enxuxa porque no se enteró antes que venía y quiere saber dónde venden las entradas, le decimos altirante, sin anestesia, que deberá aguantarse las ganas, almacenar la histeria porque el salsero canturreará y bailará sólo para un grupo seleccionado de gente en el capitalino Espacio Riesco.

Por lo que pudo averiguar La Cuarta, el señor Entel se metió la mano al bolsillo para traer al astro e invitó a unas cuatro mil personas para celebrar moviendo el esqueleto. Tal vez, entre las féminas que asistan, alguna le pueda quitar las ganas.

Como dato, para la pura comilona del carretito se gastaron 80 palitroques. De seguro para quedar pocho.

Esa es la pregunta que se hacen todos los fans de Marc y JLo, pero los cercanos a los ahora desplumados tórtolos no se extrañan por lo sucedido.

Los blablá hablan de dudas. Ella creía que Marc le ponía los cuernos; él, pensaba lo mismo de ella. Y ahí venían los ataques de celos, y las peleas. Lo oficial es que comenzaron a ver la vida de "manera diferente".

Al final, las típicas fuentes cercanas aseguraron que fue a Marc a quien más le costó aceptar la decisión, y que fue ella quien dijo: ¡Hasta acá nomás!

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