“Abierta a cualquier cosa”: Claudia Conserva reveló detalles de tratamiento con monjes brasileños tras diagnóstico de cáncer

“Para mí era todo un panorama juntarme con don Ceferino. Iba, me acostaba, entonces empecé a conocerlo más", relató.
“Para mí era todo un panorama juntarme con don Ceferino. Iba, me acostaba, entonces empecé a conocerlo más", relató.

“Decidí creer”, expuso la comunicadora sobre uno de los momentos más complejos de su vida.

El 2022 fue, sin lugar a dudas, uno de los años más complejos en la vida de Claudia Conserva, quien fue diagnosticada con un cáncer de mamas triple negativo.

Afortunadamente, en mayo de 2023 y luego de someterse a varios tratamientos, reveló con alegría que le había ganado la batalla a la enfermedad.

Y ahora, en el programa Viaje a lo insólito, la comunicadora reveló detalles inéditos de la terapia que tuvo con monjes brasileños, considerados una especie de guías espirituales que prometen curar a distancia.

Según su relato, fue un amigo nacido en Brasil quien le habló del tema y le comentó sobre esa medicina alternativa.

“Cuando tú tienes un diagnóstico, con un pronóstico tan malo, que es un cáncer de mama triple negativo, y sabes que lo único que te puede salvar es la quimioterapia, yo dije… estoy abierta a cualquier cosa (…) , lo peor es que quede igual, que me muera igual. Decidí creer”, explicó la actriz en el espacio de Mega.

Luego, indicó que a pesar que desconocía todo el proceso, decidido confiar en Ceferino, el médico fallecido que por instrucción del templo Tupyara lo visitaría.

“Yo quedé como con cariño hacia don Ceferino, y yo le dije a mi familia que me convertí en una vikinga en el sueño”, relató la comunicadora, quien recordó que en aquella época empezó a pintarse como las guerreras de esa época para ir a hacerse las quimioterapias.

El relato de Claudia Conserva

En esa misma línea, sostuvo que para entrenar su mente y combatir los malos pensamientos, se encerraba en el gimnasio de su casa. Además, dijo que en los sueños con Ceferino, se convertía en una guerrera en un caballo blanco, donde combatía en el interior de su cuerpo en compañía del médico.

“Para mí era todo un panorama juntarme con don Ceferino. Iba, me acostaba, entonces empecé a conocerlo más. Me contactó con gente, me trajo de sorpresa a mi papá muerto, mi tía, y seguía trabajando en esta zona que le había indicado. Era muy feliz juntándome con este señor”, expuso.

Por último, aseguró que “cuando llegó el último martes de curación, yo estaba media deprimida (...) me metí a la cama de blanco, lo esperé, me abrazó, me miró a la cara y me dijo textual: ‘mantenga la calma, esto va a pasar, pero tenga paciencia, todo va a estar bien’. Yo sabía que me estaba despidiendo de este hombre y que no lo iba a ver nunca más”.

COMPARTIR NOTA