A seis años de su triunfo en la Quinta Vergara, la comediante colombiana se presentará el próximo 15 de marzo en el Teatro San Ginés. En la antesala del esperado espectáculo, conversamos con la artista sobre su nuevo trabajo y aquel recordado paso por el certamen viñamarino, que según ella, fue trascendental en su carrera y en el plano personal, tras el cual logró ganarle la batalla al autosabotaje: “A partir de ahí fue un antes y un después para mí a nivel mental”.
Tras su recordado paso por el Festival de Viña del Mar en 2018, Alejandra Azcárate se presentó en Chile en dos oportunidades más con su espectáculo “Descárate con La Azcárate”, y le contó a La Cuarta que en esas oportunidades el público fue: “Muy amoroso, supremamente amoroso”.
La humorista -que cuenta con una extensa trayectoria de 20 años- llegará el próximo 15 de marzo, al Teatro San Ginés, con un nuevo monólogo titulado “Lo que se permite, se repite”, el cual define como “reflexivo, confrontador y sarcásticamente divertido”.
Sobre esta nueva función, y su recordado paso por el certamen viñamarino, donde fue catalogada como una artista “elegante” que logró hacer humor sin garabatos, la ganadora de Gaviota de Oro y Plata conversó en exclusiva con el diario pop.
“Recuerdo mucho los titulares de los periódicos”
Ale, antes de hablar del show propiamente tal, me gustaría saber, ¿qué recuerdas del Festival de Viña del Mar?
O sea, sin duda, creo que esa presentación me abrió una puerta enorme, no solo en tu país, sino me ofreció una visibilidad en muchos otros, porque fue una noche muy gloriosa y muy inesperada para mí, pero también entiendo que tuvo una relevancia muy importante en la organización, porque según comprendo, hacía 23 años no se llevaba a una actriz extranjera en esa categoría de monólogo teatral de comedia, y la respuesta del público tan maravillosa de haberme dado las dos gaviotas, todo el mundo de pie aplaudiendo, haciendo este gesto.
Y acaparaste todos los titulares.
Yo recuerdo mucho los titulares de los periódicos de los días siguientes, y fueron muy generosos. Me acuerdo que había uno que decía que qué lindo que hubiera llegado una extranjera para mostrar que existía la posibilidad de hacer sátira, comedia sarcástica, que es mi estilo, humor negro, sin utilizar el garabato, y que hubiera un cuidado en el manejo del lenguaje, y eso me honró mucho. Entonces, siempre la respuesta después de eso ha sido muy bonita.
Sí, de hecho, en Viña 2017 hubo una humorista chilena, Chiqui Aguayo, a quien se le criticó por el uso de garabatos, incluso muchos acusaron machismo. No sé si tú supiste, pero ¿cuéntame tu sensación al escuchar esto?
No, desconozco el episodio, no sé realmente de qué me estás hablando, y con total honestidad te digo, a mí no me gusta opinar sobre el trabajo de los demás, porque soy supremamente respetuosa de los estilos que tenga cada quien, y cuando uno se ha puesto de pie sobre un escenario y puede ver la envergadura de Viña del Mar, creo que cualquier artista que haya tenido el coraje de estar allí merece ser honrado y respetado, más allá de los resultados o de las críticas positivas o negativas a posteriori que haya tenido un show. Como te digo, desconozco el episodio del cual me hablas, tampoco creo que sea un tema de machismo, no estoy de acuerdo en ese punto, no creo que se le permita a los hombres decir garabato y a las mujeres no, eso es un concepto muy sesgado.
Lo que creo es que el escenario, las tablas en sí mismas, el espacio de un teatro, desde mi punto de vista es subjetivo y netamente personal, es un ámbito que exige un respeto, donde si el público está ofreciendo ese respeto al escucharte, al conectarse con lo que estás haciendo, yo pienso que uno debe retribuir de la misma manera.
Mi estilo, por eso digo, son estilos propios, mi estilo no toca el garabato y soy muy rigurosa en eso, en el manejo del lenguaje, no solamente en el teatro, sino en mi vida personal, y eso es una herencia muy de mi papá, que me inculcó la lectura desde muy pequeña, desde niña me decía, ‘ojo porque con las palabras hay que ser impecable e implacable’, y eso se me quedó muy grabado. Cuido mucho la estructura, la puesta en escena, me gusta que sea limpia, elegante, pero de fácil digestión.
El show de Viña “sigue estando muy vigente”
En el video de tu rutina de Viña en YouTube, hay muchos comentarios del tipo “volví a revivir esta rutina porque me gustó mucho”. ¿Qué te parece ese cariño?
¡Creo que tiene como 10 millones de reproducciones! Es una barbaridad. Como lo dices, la gente lo sigue recordando y lo tiene como punto de referencia y sigue fresco. Porque este tipo de formatos tienden a envejecer rápidamente, y con el mío no ha pasado eso, sigue estando muy vigente, es de muy fácil identificación lo que digo allí. Es un contenido atemporal, que yo creo que por eso ha funcionado tan bien. Con Chile tengo una gratitud muy profunda, no solo en la parte laboral, sino como lo he dicho en otras oportunidades, ese show en específico me ayudó a no autosabotearme tanto.
¿Por qué lo dices?
Porque siempre me bajaba de los escenarios sintiendo que me había faltado cinco centavos para el peso, que no había estado todo tan bien, que lo habría podido hacer un poco mejor. Y ese show en especial lo luché tanto internamente, porque la gente no me conocía, no sabían quién era o qué iba a presentar. Venía después del show de Carlos Vives, que era una fiesta por de música. Todo lo tenía muy en contra para que la gente no se enchufara conmigo y se dio todo lo contrario. Entonces, me trajo mucha paz interior, no solo a nivel personal, sino actoral, de decir ‘soy muy buena en lo que hago y tengo que reconocerlo. No me tengo que llevar al límite y debo darme el crédito’. Y a partir de ahí fue un antes y un después para mí a nivel mental también.
Cuando te llega esta propuesta, ¿sabías del monstruo?
Sí, claro, lo había oído hace muchos años. Digamos que aquí en Colombia el festival tiene una gran relevancia. Pero fíjate que mi recuerdo de niña era siempre ver ese espectáculo en el cual se presentaban los cantantes más importantes, nunca visualicé que yo pudiera estar algún día en ese escenario sin tener el don de cantar.
Entonces, siempre me generó, claro, como mucho respeto porque lo veía como algo enorme. Luego estar ahí es una cosa que te absorbe el solo pararte sobre el escenario, que eso lo comprenderán muy pocas personas, porque los asistentes nunca estarán del otro lado.
Pero cuando uno se pone de pie y mira esto que sucede en la Quinta Vergara, y logra sortear la situación y que de alguna manera el arte que uno haga o el tipo de estilo artístico que uno tenga sea magnético para los demás, es brutal, porque la voz de uno se convierte en la voz de todos. Entonces, eso se vuelve un rugido.
Hablar con la verdad
¿Te sentiste un poco adelantada en los tiempos? Porque tu rutina, como tú misma dices, no envejece.
No sé realmente si podría decir que fui adelantada en los tiempos, no creo. Creo que más bien he sido muy realista frente a todos los tiempos. O sea, he tenido el coraje, el nivel emocional y artístico de poder ponerme de pie en un escenario y exponer mis opiniones, mi criterio, mi perspectiva del mundo, de la vida, de las circunstancias. Porque a la larga, este tipo de monólogo que yo hago es un punto de vista, no es una defensa de una verdad. Nadie tiene la verdad absoluta ni nadie tiene que estar de acuerdo conmigo ni lo pretendo. Entonces todo es un engranaje, la expresión facial, la expresión corporal, la postura, el cinismo, incluso este toque un tilín cabrón, altivo, confrontal, pero también de mucha fuerza de mujer, que no es esta cosa empobrecida, lastimera, que muchas veces solemos tener las mujeres y con la cual yo no comulgo, entonces eso hace que sea realista.
Hablando de esto mismo, me llama la atención que te apoderaste de los silencios, algo que para muchos humoristas es imposible hacer, hiciste pausas con el público estaba completamente en silencio y atento.
(Piensa). Se nota que eres muy observadora, porque para mi los silencios en mi estilo de actuación son muy importante, a veces se dice más no diciendo nada. Cuando la gente ya está enganchada, tienes este ritmo y el tempo que voy estableciendo, giro la cabeza, miro a la gente en silencio, levanto los hombros y ya entendieron lo que quería decir, no tengo que ser explícita por lo cual me evita el resbalón de la impertinencia, la eventual vulgaridad, la pesadez o rayar con algo fuera de tono.
O el movimiento del faldón, el vestuario es sumamente importante en mi caso porque como no tengo escenografía yo misma lo lleno, tú ves que cuando giro la falda son unos movimientos muy puntuales que en mi mente eran el punto final de una frase, pero no hay nada que decir, la información está en lo no verbal, apuesto mucho a eso, por eso cuido los movimientos de mis manos, estudié flamenco un tiempo no para subirme a zapatear, sino porque los movimientos de las manos pinta las escenas y la gente se imagina el cuento.
Un monólogo tipo terapia
Ale, hablemos de este nuevo show con el que llegas en marzo a Chile “Lo que se permite, se repite”, ¿de qué trata?
Es un divertimento, así lo he denominado, es un monólogo sin la pretensión explícita de que la gente se reviente de la risa, a veces no lo logra, entonces ese compromiso ya lo solté. Me encuentro con un trabajo muy íntimo, muy personal, muy centrado, a diferencia de “Descárate con La Azcárate”, que tenía mucha observación en torno a las mujeres, en este es una posición muy personal sobre cómo siento que somos los seres humano en situaciones muy específicas que creo que marcan nuestro desarrollo.
Es decir, tú debes tener algo en este momento que te aflige, sea cual sea la dificultad de ese obstáculo, uno se detiene a pensar y se cuestiona la naturaleza de esta situación: ‘¿qué me está molestando? ¿será que yo la generé? Posiblemente sí, porque la respuesta te va a llevar a entender que esa situación se está gestando porque fuiste incapaz de haberle dicho no a la persona indicada en el momento correcto, y que si lo hubieras hecho, hubieras evitado crear, promover y permitir una serie de cosas que finalmente te estás cocinando en tu propio caldo.
Tiene ese cuestionamiento, hablo por supuesto de las relaciones de pareja, pregunto abiertamente ‘¿si le dijéramos toda la verdad de lo que pensamos y sentimos a nuestra pareja, tendríamos pareja?’, no lo sé. Yo defiendo mucho la verdad pero lo cierto es que todos necesitamos una porción de mentira para sobrevivir. Lo que sí garantizo es que al final sea hombre o mujer, no salen pensado de la misma manera.
Por lo que me cuentas, y respetando el trabajo de los psicólogos, ¿es como una terapia?
Sí, y soy paciente de terapia, entonces respeto mucho el trabajo de los terapeutas, pero sí creo que entra un poco en ese marco, es un despertar, de “¿qué es lo que estamos haciendo?”. A veces necesitamos que vengan y nos toquen a la puerta unos problemas gigantescos para decir, “ah, la vida me está dando una segunda oportunidad”, pero la vida no da segundas oportunidades, la vida lo que hace es mostrarte que solo tienes una vida y te pregunta todos los días “¿qué estás haciendo con ella?”.
Entonces, desvirtuó todo este poder externo que le damos, sobre todo las mujeres en países como los nuestros, al “qué dirán”, tratamos de generar unas vidas crearlas para tratar de complacer a los papás, a la pareja, a los hijos, a los compañeros, a la sociedad, a los amigos. Vivimos cargadas de culpas por todo. Nos cuesta un enorme trabajo disfrutar el sabor de la libertad sin pudor, sin temor.
Creo que sí tiene unas fibras muy, muy íntimas, cuando termino el monólogo te juro que hay veces que ni siquiera puedo contener las lágrimas del brío tan fuerte con el cual expreso. Como hay otros momentos donde se me empieza a esbozar una sonrisa. O sea, es muy loco porque es una cosa muy de alma.
Su llegada a Netflix
¿Cómo lo haces para escribir estos guiones? ¿Lo escribes sola o tienes como un equipo?
Sí, tengo un equipo que está puesto por mi corazón, mi cabeza, mi mano derecha, unas hojas en blanco y un lapicero, porque escribo a mano. Ese es mi equipo de trabajo. Y el de arriba que es el que me ayuda a que la mano se mueva rápido y el corazón lata como tiene que latir y la cabeza se organice como debe ser para poder crear algo que por lo menos para mí tenga sentido.
Has estado en diferentes lados, como Europa y otros países de Sudamérica. ¿Cómo lo haces para irte adaptando a la idiosincrasia?
En ese monólogo de Viña del Mar sí, porque de alguna manera el guión tenía ese requerimiento, mencionaba dos sitios geográficos y un par de expresiones que no eran más de cuatro o cinco modismos que yo debía variar para que la gente lo sintiera como un comentario local. Pero en este no modifico absolutamente nada porque no lo necesita.
Finalmente, me gustaría preguntarte por tu experiencia de ser parte de Netflix con “La Azcárate de Frente”.
Pues mira que ese fue un proyecto muy luchado. Fueron cuatro años de persistencia tocando la puerta y oyendo el no en todos los tonos, hasta que finalmente y de forma milagrosa me dieron la oportunidad de sacar adelante este compilado de cuatro capítulos donde hablo del sexo, la búsqueda de pareja, la infidelidad y la edad, desde el punto de vista de la mujer.
Fue publicado en 2021, por lo tanto debió ser gestado en pandemia…
Imagínate que cuando me dijeron finalmente que sí, después de cuatro años, se vino la pandemia, y eso otra vez lo postergó. Y fui tan de malas que cuando al final del 2020 me dijeron “vamos a grabarlo”, estaba montada toda la escenografía, me hicieron el examen de COVID y yo estaba infectada. Me decía “no puede ser que después de cuatro años caiga una pandemia, me lo aplacen, luego me da el pinche COVID, y lo aplazan hasta el siguiente año”. Y mira las cosas de la vida, me agarró el rodaje el 3 de marzo, que es mi cumpleaños y ha sido de los regalos más lindos de la vida. Y tuvo muy buena aceptación, pero los resultados ya terminaban siendo lo de menos, el simple hecho de haberlo logrado y estar ahí ya era todo. ¡Era todo!
Alejandra Azcárate se presentará el próximo 15 de marzo, con su nuevo show “Lo que se permite, se repite” desde las 20 horas en el Teatro San Ginés. Las entradas se encuentran disponibles a través del sistema Passline.
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