Amor a primera vista, episodio en Costa Rica y mediáticas peleas: los detalles de la fugaz historia de Kenita Larraín con el Chino Ríos

La pareja estuvo casada durante cinco meses, pero todo acabó tras un accidente que sufrió la numeróloga. Su cinematográfica llegada a Chile gatilló un quiebre que fue irreconciliable. Años después hicieron las paces.

Kenita Larraín, sin dudas, es una de las mujeres que más generó tema de conversación en algún momento el mundillo del espectáculo. Primero, tras su fallido matrimonio con Iván Zamorano, y luego por su fugaz romance con Marcelo Ríos, con quien estuvo cinco meses casada.

De acuerdo a los antecedentes que se manejan, esa última historia se remonta al año 2005, donde ambos se conocieron en los pasillos de Canal 13. En ese minuto, el Chino quedó marcando ocupado con la belleza de la modelo y de inmediato se empezó a jugar sus cartas.

Y vaya que lo logró, pues rápidamente la pareja inició una relación que en principio fue a escondidas de la prensa, pero que con el correr de las semanas finalmente salió a la luz. Esto último, tras un paparazzeo que los mostró a ambos abrazados en un un video club de la extinta cadena Errol’s.

“Parecía que ambos acababan de hacer el amor durante toda una tarde y tenían ganas de ver una película comiendo una pizza, relajados y enamorados”, reveló en su momento el periodista Ángel Carcavilla sobre ese episodio.

Tras cartón, ambos le dieron rienda suelta a una relación en la que todo marchaba de maravilla, salvo por un detalle: los problemas de alcohol del ex número uno del mundo del tenis. Sin embargo, como estaba enganchado hasta las patas, el Chino se comprometió e inició un tratamiento para evitar ese tipo de excesos, cuestión que por un rato le resultó.

De hecho, tiempo después ex el raquetero hizo la “gran pregunta” y le pidió matrimonio en la suite presidencial del The Ritz-Carlton Santiago, donde le regaló un lujoso anillo de brillantes y oro blanco. De inmediato, la numeróloga aceptó la propuesta y finalmente se casaron por el civil 10 días después, el 7 de abril de 2005, en la residencia de la blonda, ceremonia a la que asistieron sus familiares más cercanos.

Eso sí, a pesar de que pudieron gozar de sus primeros meses como recién casado y todo apuntaba a que la relación perduraría en el tiempo, un inesperado inconveniente surgió cuando regresaron de la luna de miel por San Francisco, Estados Unidos.

De acuerdo al cahuín que se maneja, el Chino puso el grito en el cielo cuando a su esposa le ofrecieron reemplazar en el Buenos Días a Todos a Tonka Tomicic, quien se tomaría un par de semanas de vacaciones… ¿El problema? Debería compartir a diario con Felipe Camiroaga, con quien supuestamente había tenido onda, onda antes de conocerlo.

De todas formas, como una forma aparente de regalonearlo y evitar cualquier suspicacia, en el matinal decidieron invitar por esos días a Marcelo al matinal, pero nada resultó como lo esperado. Claro, pues además de la cara de dos metros que tuvo durante el programa, también habría protagonizado un tenso momento tras lanzar unas piezas de plástico que habían encima de una mesa. Luego, también le habría pintado el mono a su pareja por la forma en que el fallecido Halcón de Chicureo la miraba.

De hecho, a tanto habría llegado su molestia que un par de días después le puso como condición para seguir juntos que se deshiciera de un perro que tenía. Esto, tras enterarse que se lo había regalado años antes el mencionado animador. Acto seguido, Kenita cortó por lo sano y decidió dejar a sus padres el cuidado del can.

Luego, de eso, el Chino quiso tener un detalle con su esposa por acceder a su solicitud, y también por rechazar una oferta de trabajo desde el “canal de todos”. Por lo mismo, compró una casa a todo trapo en Las Condes, pero ésta jamás la ocuparían como pareja. Así nomás, pues todo se desmoronó tras un viaje que ambos realizaron a Costa Rica, donde el entonces tenista fue para visitar a Constanza, la hija que tiene en común con Giuliana Sotela.

De hecho, ahí comenzaron los dramas, pues ambos llegaron en un jeep hasta la casa de su entonces ex esposa, ubicada en un exclusivo barrio de Costa Rica. Sin embargo, Kenita se quedó abordó del vehículo mientras el Chino entraba a la casa. Ahí, ocurrió lo peor. Y cómo no, si el freno de mano guateó y el auto comenzó a retroceder lentamente con la modelo en su interior y alcanzó una importante velocidad hasta chocar contra una reja de madera, accidente que dejó a Larraín con moretones varios en sus piernas, rasmillones y también con algunas heridas leves en el cuello cervical y su espalda.

Eso sí, las versiones se contraponen al momento de relatar lo ocurrido posterior a ese episodio, pues según Kenita el Chino se negó a llevarla a que atendieran sus lesiones, debido a que era un personaje público en el país centroamericano y que le podría generar problemas, mientras que de la otra parte aseguran que su esposo tuvo la intención de hacerlo, pero que al notar que sus heridas no eran de consideración, sólo optó por trasladarla hasta el hotel donde ese estaban hospedando.

Ese desencuentro se convirtió en el principio del fin, pues Larraín no aguantó y le devolvió el anillo de matrimonio en ese preciso instante. “No te quiero ver nunca más en la vida. Toma tu anillo y llama a la agencia de viajes porque quiero irme ahora”, le habría dicho al deportista.

De todas formas, lo más surrealista ocurrió tras el arribo de la comunicadora a Santiago, donde se encontraba un importante número de periodistas que casualmente habían llegado a recibir a Fernando González al aeropuerto. Claro, pues Larraín apareció en silla de ruedas y con un vistoso moretón en una de sus rodillas, vestida totalmente de negro y con unos lentes oscuros, lo que le daba más dramatismo a la escena.

“Prefiero no hacer declaraciones, porque después me puedo arrepentir”, lanzó al enfrentar a los medios. Posteriormente, el Chino salió a aclarar la situación en una entrevista que le concedió a Mauricio Israel en televisión.

“Es súper bajo divulgar los problemas de un matrimonio a todo el mundo por televisión, pero después de todo lo que vi y escuché, no me queda otra cosa que decir la verdad. No me pueden dejar como el malo, porque no es así… Y no tengo otra opción de defenderme de tanta mentira y del daño que (Kenita) me hizo. Que no la haya ayudado es totalmente falso. Nunca la dejé sola, porque cuando ella parte al aeropuerto yo voy detrás y le digo que no se vaya, le ofrezco ir a una clínica para curarse las heridas porque se les podían infectar, pero no aceptó. Tomó el avión en Costa Rica, que si hubiese estado tan grave no la dejan subir, y se queda un día en Miami para después ir a Chile. Yo le curé las heridas y sé dónde están: en una rodilla, la espalda y en un hombro. El moretón lo tenía de antes, de cuando fue a esquiar…ella es una persona que no merece estar al lado mío. Mi matrimonio no va a seguir, yo creo que esto se termina acá, porque yo no puedo tener a alguien al lado que actúa así'’, relató en esa oportunidad.

Tras cartón, a pesar de los intentos del Chino por reconquistarla, la pareja nunca más regresó y la relación llegó hasta ahí. Eso sí, a lo largo de los años Ríos no perdió oportunidad para tirarle barro a su ex esposa cada vez que podía. Por ejemplo, en una entrevista con el programa El Cubo, de Chilevisión, el deslenguado ex tenista reveló que casarse con Kenita fue “la estupidez más grande que hice en mi vida”, y que Paula Pavic, su entonces esposa (ahora separados) era “cien mil veces más inteligente, 100 mil veces más bonita, 100 mil veces más señora, 100 mil veces más mamá”.

En tanto, Larraín tampoco se quedó de brazos cruzados y contraatacó en varias ocasiones.

“Yo no llegué a Chile en silla de ruedas. Llegué al aeropuerto saltando en un pie, porque había una rodilla que me dolía mucho por las heridas. Marcelo y yo éramos muy distintos, pero aun así me casé con él. No digo que sea una mala persona, simplemente digo que no tenemos nada en común (…) Ahora lo veo como un extraño. Nuestra separación fue uno de los momentos más dolorosos de mi vida. Había apostado a hacer mi familia, di el paso para casarme. Era otra oportunidad que me daba la vida, pero tampoco resultó. Ahora Marcelo es prehistoria para mí. Sané todo eso. Lo solté. Ya lo solté hace rato, toda la parte dolorosa que tuvimos. Tengo una vida totalmente distinta. Fui mamá hace poquito, estoy casada”, afirmó allá por el 2016 la opinóloga.

“Después de los seis meses, de un día para otro pasó del amor al odio. Y hasta el día de hoy habla con mucha rabia, con mucha mala onda, dolor. Me imagino que no ha liberado eso. Me tiene una rabia terrible. Le cambia la cara. Yo no digo que él está enamorado de mí. Digo que no ha soltado el tema, ni el dolor, ni el resentimiento, que todavía no ha superado”, complementó.

Eso sí, tiempo después farandulandia se remeció tras conocer que ambos tuvieron una sincera conversación en la que hicieron las paces. Esto, tras un inesperado llamado que le hizo Ríos a Larraín para que le ayudara a solucionar un tema legal con un vecino en Estados Unidos, quien lo estaba difamando tras un inconveniente que protagonizaron.

Reconciliación

En concreto, en PH el otrora número 1° del mundo sotuvo que el sujeto lo acusó de conducir a exceso de velocidad, lo que provocó que iniciara una demanda.

Además, contó que el hombrón lo había tachado de “maltratador de mujeres”, y que había asegurado que golpeó a Kenita mientras estaban casados. A raíz de esto, el ex deportista contactó a su expareja para que declarara a su favor.

Posterior a eso, Kenita contó detalles de cómo se dio esa charla con su ex. “En ese minuto estaba en Argentina visitando a mis suegros y, de repente, empieza a sonar el teléfono con un número que empezaba con +1, de Estados Unidos, y la foto de Marcelo. Era una llamada de WhatsApp y yo dije ‘esto tiene que ser una broma’. Como no contesté, después recibo un WhatsApp con la voz característica de Marcelo y yo dije ‘este tiene que ser Kramer’ porque decía que quería hablar conmigo”, bromeó en diálogo con el programa Sígueme. También habló sobre el tema en diversos programas.

Sobre la misma, sostuvo que “ahí me pone en contexto de lo que había pasado con el vecino. Me dijo ‘necesito tu ayuda’. Primero me dijo ‘gracias por contestarme’. Claro, fueron tantos años de descalificaciones, que él pensó que no le iba a contestar el teléfono. Sentí como que había sanado muchas cosas, no me quedé pegada. Cuando uno no perdona, sigue entrampado en ese lazo. El tiempo me ayudó a sanar todo eso”.

Por último, compartió una profunda reflexión al respecto.

“No sentí mala onda. Cuando me llamó, dije ‘qué bonito que me esté llamando para poder hablar y liberarnos ambos de toda esa mala onda’. Le dije, ‘Marcelo, te puedo ayudar, siempre cuando sea toda la verdad´. Me dice ‘sí, porque el vecino dice que yo te pegaba, que cuando tuviste el accidente en Costa Rica yo te empujé y ambos sabemos que te caíste sola’”, planteó por esos días Kenita.

“Él tenía su lado violento en palabras, en no pescarte, pero no de golpes. El vecino escribió que él me golpeaba, y escribió una cosa que no era. Eso a él le sorprendió, porque nunca esperó que lo ayudara”, remató.

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