Jamás perdió la esencia. Vino, tabaco y delirios nasales, forman parte de una máquina creativa que hizo de la música el autoretrato de sus experiencias. Un tipo que no porta documentos de corrección, ni menos pasaportes timbrados con moralidad. Composiciones sin pelos en la lengua. Adictivas melodías, capaces de expulsar el sudor femenino a su máxima expresión. Huellas de gloria que traen consigo tanto éxitos como fracasos, alojados en el callejón de una oscilante vida.
El ex Abuelos de la Nada y Los Rodríguez, regresa a la industria discográfica con "Cargar la suerte". Producción grabada en Los Angeles (Estados Unidos), cobijado bajo la incesante referencia alojada en las guitarras de The Rolling Stones. Texturas que se hacen manifiestas en "Verdades afiladas". Y claro está, son 40 años de trayectoria, miles de canciones y largas noches de insomnio.
Su clip promocional inspirado en el clásico de la pantalla grande "Taxi Driver", ofrece la imagen de un músico con hambre de rock. Esa que hizo de "Alta suciedad", "Honestidad brutal" y "El salmón", materiales autobiográficos llevados al estudio de grabación. El amigo personal de Diego Maradona, potenció sus lazos con los genuinos registros de antaño. Factura pendiente que hoy vino a saldar.
Los años no pasan en vano. Andrés Calamaro refuerza la imagen de esa madurez tatuada sobre las huellas de la piel. Ya no existe margen para excesos. El mismo que lo llevó a la cima, junto al descalabro personal. Instancia responsable de abrir los sentidos para alcanzar la eterna sabiduría. Son 57 primaveras recorridas con salvajismo. Inspiración que catapulta la figura de un capo endiablado con el rock, pop y tango. Virtud responsable de mantenerlo con vida sin mandarlo a la maldita tumba.
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