La canción, escrita por Silvio Rodríguez en 1984, se transformó en la banda sonora de la tragedia de Juan Fernández. El vínculo con el extinto grupo de rock resultó un acierto, aunque inesperado... e incómodo.
Una tarde, en Pase lo que Pase, el programa magazinesco que Felipe Camiroaga condujo por casi cinco años en Televisión Nacional de Chile, hubo una pregunta que parecía lejana.
Aunque el archivo olvidó las palabras exactas, la pregunta era esta: "¿Cuál es la canción que elegirías para tu funeral?".
Un animador que en aquel show tardinal daba vida a personajes diversos como el Washington y, ocasionalmente, su estelar Luciano Bello sorprendió con una respuesta profunda, alejada de la chapa de rostro superficial con el que era visto por ese entonces.
"Ángel para un final de Silvio Rodríguez", dijo con voz tranquila.
El musicalizador del espacio no lo pensó. Buscó entre sus tracks y lanzó los primeros segundos de la canción lanzada a mediados de los ochenta.
"¡Dije cuando me muera!", exclamó en tono de chiste, volviendo de golpe al ritmo chispeante del espacio dirigido por su mejor amigo, Daniel "Huevo" Sagüés.
Aquel momento, que parecía perdido, resonó en la cabeza del director.
Cuando el 2 de septiembre de 2011 la vida del animador y de otras veinte víctimas de la tragedia de Juan Fernández se detuvo, fue él el encargado de traerlo a la memoria del país.
"Tengo un recado de Felipe lo hablamos hace más de 10 años y me lo habrá dicho 10 veces me dijo 'hueón cuando yo me muera quiero que en mi funeral me pongas esa canción'".
El tema, que habla de un silencio eterno justo en medio de una íntima conversación, sería la elegida para despedirlo. Tal como él siempre quiso.
En 2009, en una casual entrevista con Monserrat Álvarez en la extinta Radio Paula, Camiroaga explicó por qué era su canción favorita.
"Es la canción más linda de la vida, que es de Silvio Rodríguez, se llama 'Ángel para un final' y que la disfruten y se emocionen con ella".
Una versión con raíces chilenas
Un año antes de la fatalidad, Los Bunkers entraron a un estudio de Ciudad de México con una misión: grabar un disco tributo a Silvio Rodríguez, uno de sus ídolos musicales de infancia.
"Tuvimos la extraña suerte de reconocerlo como una voz valiosa en tiempos oscuros para Chile", detallaron en un comunicado a la prensa.
El resultado fue un disco de 12 canciones lanzado bajo el rótulo de Música Libre y que tuvo una altísima rotación en México y Chile, donde en el verano de 2011, recorrieron el país con una veintena de fechas.
Silvio, el homenajeado, dio el visto bueno.
"Me pareció muy bonito el trabajo, se los agradecí mucho (...) Yo siempre he sido medio rockero, y hay muchas canciones mías con influencias de ese estilo", dijo en una entrevista.
"Ángel para un final" estaba incluida. Incluso, debido a su buena recepción inicial, fue elegida como el tercer single del álbum en abril de ese año.
Una coincidencia lamentable
La banda de origen penquista estaba radicada desde 2008 en tierras aztecas. Sus pasos por Chile venían siempre acompañados de kilométricas giras, acciones de promoción o grabaciones.
De hecho el 1 de septiembre, un día antes de la tragedia, celebraron diez años de carrera con un multitudinario show en el Teatro Caupolicán. La canción sonó, como de costumbre, ese día.
El accidente del vuelo CASA 212 los pilló de sorpresa y viendo su fatal desenlace por la televisión.
La versión de "Ángel para un final", que ya sonaba en las radios chilenas, se transformó automáticamente en la canción más tocada de su discografía y alcanzó el número 8 entre las 100 más solicitadas.
El impacto fue tal que emisoras lejanas al estilo de la banda la incluyeron como parte de su parrilla. No hay nadie en el país que no haya escuchado el tema de Silvio en la voz de Los Bunkers.
Rápidamente y, ante la consulta de los medios, la banda salió a calmar las pasiones y a borrar de entrada los comentarios maliciosos que no alcanzaron a emerger.
"La canción la grabamos hace más de un año, es sencillo desde hace un par de meses. Es una coincidencia lamentable", apuntó Mauricio Durán.
"En ese sentido, hubiéramos preferido que al single le fuera mal, que nadie la conociera y no sucediera lo que sucedió", aportó el baterista Mauricio Basualto. "Un personaje como Camiroaga desata esta ola de amor y cariño, ante un accidente terrible… con un final que nadie merece".
Francisco Durán fue más enfático: "No nos gustaría hacer promoción en base a esto. Son coincidencias que no manejamos".
Años más tarde, con la banda ya disuelta, su vocalista Álvaro López detalló aquellos días extraños. "Todo el mundo nos llamaba para conocer el nexo que había entre la canción y la historia de Felipe y nosotros no sabíamos qué responder".
Un homenaje en la televisión y las condolencias de Silvio
Pese a que desde el primer minuto se desmarcaron de este "nuevo significado", la presencia de la banda en el homenaje oficial que TVN preparó para su rostro insigne se hacía obligatoria.
Tras el llamado de algunos cercanos al animador, Los Bunkers accedieron a presentarse vestidos de luto en uno de los estudios ubicados en las faldas del Cerro San Cristóbal.
Eso sí, con la intención de evitar aquello que consideraron "un tema delicado", su presencia solo se limitó a tocar el tema con sonido directo sin hacer ninguna alusión a la tragedia. La música siempre habla sola.
A miles de kilómetros de distancia, desde su residencia en Cuba, el autor original se dio el tiempo de comentar aquella desdichada casualidad en "Segunda Cita", su blog oficial y que mantiene activo hasta hoy.
“De mi parte transmito a los familiares de Camiroaga y al pueblo chileno mis condolencias. Para mí sería un alto honor que pusieran mi canción en sus funerales, como él pidió”.