El fallecido cantante contó la firme en el diario pop, donde se refirió a las versiones hechas por grupos más jóvenes de su música.
Zalo Reyes estaba emocionado como un niño cuando se reencontró en TV con Rocky, su perrito samoyedo.
El cachupín apareció tras una semana perdido y el legendario “Gorrión de Conchalí” le contó a La Cuarta que le volvió el alma al cuerpo.
Por entonces, abril del 2010, el fallecido músico tenía 57 años y contó que es “la edad en que uno tiene que ordenarse”.
“Me compré la sepultura familiar, ordenando mi familia, trabajando con mi hijo como mánager y estoy tratando de dejar algo”.
“Zalo Reyes vino a cantar, a alegrar al mundo. Estoy editando mi carrera en televisión, quiero escribir un libro, porque necesito dejar un legado y lo voy a hacer”, contó emocionado a la grabadora del diario pop.
Otra de sus ocupaciones de entonces tenía que ver con los músicos de generaciones más nuevas.
Zalo Reyes y el lolerío: “Todos se saben mis canciones”
Por esos días, Zalo Reyes grabó “Mi prisionera” con el grupo Shamanes y ya está pedido por los Combo Ginebra.
Orgulloso, el “Gorrión de Conchalí” dijo que son “los jóvenes los que me buscan a mí”.
“Llegan a mi casa, porque nos comunicamos por Internet. Los Shamanes grabaron conmigo y me invitaron a su concierto en la SCD”, dijo la voz de “Un ramito de violetas”.
—¿Qué tal la experiencia con el lolerío?
—Yo no me ando acercando a ellos para demostrarle al mundo que estoy con los jóvenes, es todo lo contrario y eso me tiene muy contento.
“La juventud está llegando a mí, todos se saben mis canciones”.
—En las fiestas Kitsch eres sensación...
—El grupo que inventó este show siempre que me invitan, los lolos cantan todas mis canciones. Es increíble. No tengo sellos y ahora voy a hacer una producción yo mismo y la voy a vender por Internet. Así, me levanto y me quedo ocupado.
“Si hay injusticia con un Zalo Reyes…”
—Aparte del disco y un libraco, ¿qué más tienes?
—Un proyecto... Quiero preguntarle al Presidente, cómo no se dan cuenta que le están haciendo un daño muy grande al artista chileno y nadie ha hecho nada, pues, por ejemplo, no hay dónde ir a cantar a la tele.
—Todos alegan lo mismo.
—Antes de morirme quiero que la gente sepa que si hay injusticia con un Zalo Reyes, qué queda para el gallo que no lo conoce nadie. La gente a veces cree que no tengo trabajo, pero en una gira hago como 60 actuaciones.
—Tu diabetes, ¿cómo va?
—Me cortaron el empeine y mi herida era tan grande como una manzana y ahora está como la uña del dedo gordo.