La cinta -que se estrena este 23 de noviembre en todos los cines nacionales- rescata los últimos días del funcionamiento de la cárcel que albergó a los más grandes criminales de lesa humanidad de la Dictadura de Pinochet. Con poco presupuesto, el director Felipe Carmona reunió a un puñado de actores de renombre, y le puso una cuota de misterio, terror y comedia a una historia que no todos se atreven a humanizar: “La película es como un pelón de cable muy inteligente”, le contó el intérprete al diario pop.
Cuesta pensar que Bastián Bodenhöfer interpreta al despiadado Miguel Krassnoff -alias “El Ruso”, exmilitar chileno condenado por crímenes de lesa humanidad- en la película Penal Cordillera. Y es que cuando llega a la entrevista con La Cuarta, lo hace con unos minutos de retraso y ofrece disculpas inmediatamente por los problemas que tuvo por el tráfico, cuestiona por qué la gente está tan violenta al volante, casi como si estuviera haciendo un llamado por la paz. Pero esa es la vida del actor, ponerse en la piel de la serpiente más fría si el trabajo así lo requiere.
La ópera prima del dramaturgo y cineasta chileno Felipe Carmona, llega este jueves 23 de noviembre a los cines nacionales. La cinta rescata los últimos días del funcionamiento de la lujosa cárcel -creada en 2004- que albergó a los más grandes criminales de lesa humanidad de la Dictadura de Pinochet , y que también sirvió para descongestionar Punta Peuco.
La película está ambientada en el año 2013, cuando el expresidente Sebastián Piñera anunció el cierre del polémico centro penitenciario, en la trama, Bodenhöfer da vida a un Krasnoff disociado del sufrimiento de sus víctimas, preocupado de cosas cotidianas como el ejercicio físico, con esa sonrisa maliciosa característica y una caballerosidad que no vislumbra su condena de 1.017 años de cárcel.
Acompañado de un elenco de renombre: Mauricio Pesutic como Moren Brito, Alejandro Trejo en el rol de Mena, Óscar Hernández interpretando a Espinoza, Daniel Alcaíno como el Alcaide, y Juan Carlos Maldonado en el papel de Galdames.
“Me entusiasmó el elenco. Una de las preguntas que como actor uno hace es, ‘¿quiénes más están?’”
- Bastián, ¿Cómo llega a ti la propuesta de ser parte de Penal Cordillera?
Me llamó el productor Omar Zúñiga, me habló del proyecto, fue super claro y transparente, me dijo “debo decirte desde el comienzo que tenemos re poco presupuesto, nos ganamos un CORFO, son 150 palos”; que es muy poca plata entre paréntesis, para hacer una película, es muy caro hacer cine, por distintos motivos, los equipos son grandes, puede haber un solo actor delante de la cámara, pero hay 60 personas atrás, entonces son 60 familias que hay que alimentar.
“Me dijo que era la ópera prima de Felipe Carmona, él dirigió la obra hace 5 años, ‘se trata de esto y queremos hacer la versión cinematográfica’. Me mandó el guion y me pareció muy bien escrito, tengo entendido que Felipe fue a España y se especializó en guiones, bien mateo, y eso se nota”.
- Sí, está muy bien logrado.
Y lo otro que me entusiasmó mucho es el elenco, compartir escenas con grandes maestros, grandes actores, eso es fundamental también, son una de las preguntas que como actor uno hace es, “¿quienes más están?” (ríe). Entonces dije sí de inmediato. Además me parecía interesante el tema, me dije a mí mismo, “mismo, tienes que estar ahí”, y por eso estoy.
- ¿Y entre esas preguntas, hubo algún cuestionamiento por cómo es Miguel Krassnoff?
En este caso, desde un comienzo el director me dijo tiene que ser una actuación realista, tienen que creerlo, tienen que ser así, ahora bien, no necesariamente tiene que ser una copia de Krassnoff, no es que lo imite, “quiero que rescates su espíritu, su alma”, me dijo; entonces claro, físicamente traté de acercarme al personaje porque me ayudaba a mí también, pero no estudié sus gestos. Sí me fijé, viendo algunas entrevistas de él, que arrastra las erres, pero no en la gestualidad, sí quizás su sonrisa. Tuve que analizar el personaje, eso forma parte de la formación del actor, es parte de la creación, leí su biografía, testimonios de personas que habían sido torturadas por él, testimonios de militares que trabajaron con él, ¡oye, unos testimonios feroces! Los mismos militares que trabajaron con él decían que nunca había visto a un colega que podía ser tan brutal, y era extraño porque también era caballeroso, hay testimonios de personas que fueron torturadas por él que decían “él era amable, me servía café, llegábamos a acuerdos”, pero el tipo estallaba y se transformaba en una bestia.
“Lo bueno de Felipe Carmona es que tenía muy clara la película, ensayamos mucho, hicimos harto análisis de texto de manera que cuando llegábamos a las locaciones, uno como actor sabía lo que tenía que hacer, y todo el equipo también, es admirable”.
“Krassnoff desde chico veía la venganza como motor y razón de ser”
- ¿Hay una mayor dificultad para el actor al hacer un personaje que existe y que no fue producto de la fantasía?
(Piensa) Sí, po’. Hay una tremenda responsabilidad, porque uno está jugado con la verdad, cuando digo jugar estoy rescatando que en inglés y en alemán actuar significa jugar, y en ese juego uno como actor se la tiene que creer, y la única manera de creérsela es defender al personaje y justificarlo. Uno se tiene que enamorar del personaje, porque estos tipos, estos cinco militares que aparecen en la película y que son reales, existen y existieron, entonces la pega ahí del actor, aunque vaya contra todos tus principios morales, políticos y éticos; en el momento de hacerlo, uno tiene que justificarlo… ¡Ah! Y lo que te iba a decir, estos tipos justifican plenamente todo lo que han hecho.
- Quizás para sobrevivir con la culpa, porque al ver la película uno se queda con una sensación extraña, por la desconexión con la realidad, la desigualdad, la impunidad.
Es que ni siquiera se sienten culpables creo yo, para ellos “hicieron lo correcto”. De hecho, el personaje de Pesutic, que es el coronel Brito, lo dice en un momento, está extraído de textos “yo he hecho de todo, yo hice de todo y tengo mis pesadillas y bueno, tengo que convivir con mis pesadillas y no me arrepiento en lo más mínimo, y si tuviera que volver a repetir todo esto, lo haría”. Contreras hizo esa entrevista que está en YouTube, que de alguna manera desencadenó que se decidiera que estos tipos dejarán de estar en un paraíso. Contreras dice “yo jamás he matado a nadie, yo jamás he torturado a nadie, no tengo nada que decir, no he cometido ningún pecado, cuando me muera me voy a encontrar con Dios”, y es porque viven en su propia lógica.
“Krassnoff era intrínsecamente anti comunista, de niño vio la ejecución de su padre y abuelo por los bolcheviques, el abuelo de Krassnoffes como el creador de los cosacos… y su mamá toda la vida le dijo ‘tienes que vengarte’, desde chico veía la venganza como motor y razón de ser”.
“Hay suspenso, tiene ribetes de terror, pero también hay humor”
- Felipe Carmona dijo que las luces y sombras de esta película fue abrir un espacio de humanidad, pues da voz a los asesinos y a sus cómplices. Y esto me recuerda mucho al libro “A sangre fría”, de Truman Capote, donde uno está en esa delgada línea de empatizar con el villano. ¿Lo ves así?
Sí, y está bien hecha la película. Porque claro, alguien que no conoce de nuestra historia y no sabe lo que pasó, no tiene idea, parte la película viendo a un grupo de viejos y deben pensar, “esto debe ser un geriátrico”, pero aparecen gendarmes, pero es raro porque están al servicio de ellos, parecen sus mozos, uno altiro empieza a cachar que hay algo raro, y uno empieza a enterarse que son generales, viviendo dentro de la cosa cotidiana, juegan, conversan, echan la talla, se divierten, tienen una relación muy extraña con los gendarmes.
“Por otro lado, los gendarmes van absorbiendo una cosa media subterránea, todo lo que está escondido bajo la piel de estos generales, coroneles y brigadier, porque esa una maldad permeable que los va contagiando, la película es como un pelón de cable muy inteligente, me recuerda Apocalypse Now de Coppola, La gran comilona de Ferreri, incluso hay cosas medias impresionistas, uno puede pensar en Fellini. Hay suspenso, tiene ribetes de terror, pero también hay humor, cosas absurdas, siniestras, realmente uno está todo el rato pegado”.
El villano más querido de la televisión chilena
- A uno como espectador le cuesta a veces separar la realidad de la ficción, especialmente cuando tenemos tremendas teleseries que están en el inconsciente colectivo, entonces fue tragicómico ver a varios villanos icónicos de la televisión y el cine juntos en la cárcel. ¿Lo pensaste desde ese punto de vista?
(Ríe). No, fíjate que no se me pasó por la mente, mira ah, qué curioso. Hay diálogos y escenas que son ficcionadas, desde luego, pero todo lo cotidiano las conversaciones entre ellos, eso es ficcionado, claro uno nunca va a saber lo que conversaron, conversan trivialidades.
- Hablando de villanos, entre tus personajes más queridos están Tomás Barcelona en Tic Tac y Barón Lucio Martino en Conde Vrolok. ¿Qué te parece que se recuerden con cariño hasta el día de hoy?
Sí, es que fue muy bonito trabajo, y claro po’, nos preocupamos con la Ximena Rivas que cada escena, por más cortita que fuera, que sea una obra de arte. Trabajamos mucho, hacíamos coreografías, ponernos de acuerdo en las miradas, una vez propusimos a la Quena Rencoret hacer la escena final en el aeropuerto en cámara lenta, pero no la cámara, nosotros. ¡Hicimos todo! Se nos ocurrían locuras y las hacíamos, es bonito… a todo esto, nos volvimos a encontrar con Ximena Rivas, vamos a estrenar en enero en el San Ginés, te estoy dando un adelanto que nadie sabe.
- ¿Cuéntame de qué se va a tratar?
No puedo hablar mucho, aun no tengo la orden oficial de que puedo comentar la obra, pero en el elenco está también mi hija, la Maira, que hace de mi hija, y es una obra de una familia que vive en una casa media rara, la familia es rara también, es una comedia. Trata de un tema que ocurre mucho, los padres tienen dos hijos grandes de 35 años, y ellos tienen 60 y quieren que los hijos se vayan de la casa porque no trabajan, no hacen na’ y la jubilación no alcanza, y quieren cumplir sus propios sueños, va por ahí la cosa…
- Viene interesante entonces. Finalmente, me gustaría preguntarle ¿cómo fue estrenar Penal Cordillera en Londres? Un nuevo logro para el cine nacional.
Según lo que me contaron, la función fue increíble, terminó la película y se hizo un silencio así como que la gente quedó muy impactada. Y de a poco empezaron los aplausos y fue muy bueno, ahora va a un festival en Marrakech, van actores y directores internacionales de peso. Está viajando harto.
“En Chile se estrena el 23 y va a estar en una cachá de salas, pero hago un llamado al público, que vayan a ver la película apenas salga. Desgraciadamente en Chile no existe una industria cinematográfica así como tienen los argentinos estrena 500 películas al año, nosotros apenas unas diez, y por qué es super importante que la gente vaya apenas salga, porque así los distribuidores dicen ‘a la gente le gusta, les daremos una semana más’”.