“Les quedó chico el escenario” o “No se ve nada”. Esos dos comentarios fueron los que, de seguro, más se repitieron en el Smart Fit Stage del Lollapalooza este sábado en Cerrillos.

Los responsables son Ca7riel & Paco Amoroso, el dúo argentino más viral del último año. Aunque no eran precisamente unos debutantes en Chile —de hecho en septiembre pasado repletaron una fecha en la Blondie luego de varios otros shows en festivales locales de menor tamaño—, si lo era con este nivel de exposición.

Luego de lanzar, hace solo cinco meses, una sesión Tiny Desk que se volvió tan viral que hasta se fabricó un caset pirata con sus canciones, el acercamiento a nuevos públicos los llevó a otra dimensión de popularidad.

Cuando Parcels ejecutaba uno de los shows más interesantes de la jornada en uno de los escenarios principales, la masa de público seguía de largo, hacía uno de los extremo del parque, solo para ver a estos “falsos hermanos” coronar una temporada brillante.

19:30 en punto y no cabía ni un alma más en el escenario techado que, horas más tarde, vería un colapso similar con Mon Laferte.

Aunque el viernes presentaron un set de canciones casi calcadas en Argentina, acá el contexto era otro.

Debido al espacio reducido del plató, se despojaron de casi todo lo complementario como cabezas gigantes, bailarines musculosos y elementos de video que resultaron tan llamativos detrás de los Andes: acá la música, un coro ensordecedor y el tsunami de celulares con el zoom puesto a su máxima capacidad fueron la escenografía indicada.

Dividiendo el set en dos partes, primero sentados casi emulando el registro producido por NPR y luego con un dominio del escenario más activo, en donde la personalidad de cada uno afloró de manera brutal.

La banda que los acompaña merece mención aparte: cuando ya nos estábamos acostumbrando a sets en vivo reducidos, con un par de músicos marcando el pulso de una base, o un DJ lanzando pistas, la ejecución en vivo de bronces, percusiones y cuerdas se agrade más que nunca. He ahí el éxito de su propuesta también.

Mientras cantaban emulando el set que los hizo estallar como estrellas globales se pudo apreciar esa dualidad que los hace únicos: Ca7riel apenas saboreó el whisky que tenía sobre la mesa, Paco dejó el vaso seco.

Con PAPOTA (2025) recién lanzado, un disco con el que buscan expandir el éxito iniciado con la sesión en vivo y que incluye una suerte de cortometraje en el que ironizan con su nuevo estatus, se nota que la relación con el público chileno va en serio.

“#Tetas” y “El día del amigo”, canciones que no llevan ni un mes de publicadas, son coreadas a la par con perlas virales como “Dumbai”, “La que puede puede” o “Baby Gagsta”, todas de la grabación que va por las 30 millones de visitas en Youtube.

El final con “El único”, aquella historia de dos amigos que se dieron cuenta que salían con la misma mujer gracias a su tatuaje en el cuello, hizo desbordarlo todo. El colapso del espacio y la demanda por verlos obligará, de seguro, a conseguir nuevos hitos en los próximos meses: algunas fechas en el Movistar Arena o un recinto de mayor convocatoria parecen un paso lógico para una propuesta más robusta que pasajera.