"Yo soy Andrés Caniulef, mi apellido quiere decir ave veloz. No hay nada que me llene más de orgullo porque logré llevar un apellido mapuche a la tele", dice con el pecho hinchado de orgullo en el inicio de una larga conversación con La Cuarta.
Andrés tiene un largo camino de esfuerzo, discriminación y de golpear puertas para estar en televisión, su sueño de infancia.
El periodista y actual panelista de "La Mañana de Chilevisión" cuenta que desde pequeño vivió con el prejuicio de su apellido y apariencia física, pero que esa misma situación lo hizo más fuerte y lo ayudó a tener una gran capacidad de resilencia, lo cual lo ha llevado a cumplir sus metas.
El primero de su familia
Andrés es el primer profesional de su familia y no le fue fácil lograrlo. Le torció, como dice, la mano a un destino marcado por padres de origen humilde, pero que le inculcaron siempre que para lograr las cosas había que proponérselo y hacerlo.
Eladio, su padre, trabajaba en la Fuerza Aérea de Chile, pero no tenía un puesto que le brindara estabilidad económica. "Él era del grupo terrestre, chofer básicamente, de los buses que transportaban a los oficiales", explica el rostro de Chilevisión.
Al mes de nacer, su familia se trasladó por trabajo a Punta Arenas. Vivieron seis años allá. "Cuando chico mis papás me decían que jugaba con soldaditos de plomo y alucinaba con ser piloto de aviones. Desde los cinco años tengo el recuerdo de sentirme distinto al resto", relata.
- ¿En qué sentido?
-Tenía nociones de mi condición homosexual, no como ahora, pero sí tenía la certeza de que era distinto.
Con una escala previa en Temuco, en 1984, los Caniulef Urrea retornan a Santiago para instalarse en San Bernardo. "Aquí no tenía amigos. Jugaba con mi hermana y un par de vecinos que eran una tía y mis primos. Nunca jugué a la pelota, sí a las naciones y al tombo", recuerda.
Destino marcado
Andrés entró a una escuela pública de la comuna, que en ese entonces pertenecía "al plan de las 900 escuelas más pobres de Chile", detalla. "Mi papá era un milico raso. Ingresó como conscripto y sólo llegó a ser cabo primero".
En 1985, Caniulef iba a clases y retornaba a casa para encerrarse a ver televisión en su pieza. Esa rutina le dio las primeras luces de su futuro. "Ahí empecé a crecer y a desarrollar mi fijación por los medios y en un objetivo más allá de eso: un mundo entero por conocer".
La enseñanza media la cursó en un colegio técnico (pese a que sus gustos iban por lo científico-humanista) y esa etapa recibió un golpe duro: "Me empecé a dar cuenta de que cada característica de uno, como el apellido y el color de piel, va teniendo un peso".
En tercero medio se paseó por varios casting que le cerraban la puerta por su apellido. "Me miraban raro, nadie sabía cómo se escribía, ni lo entendían. Me dio pena, pensé que por eso jamás tendría cabida en ese mundo", recuerda con un dejo de pena.
Su bajón duró hasta que una profesora de lenguaje le comentó que un alumno era extra en la teleserie "Rompecorazones", de TVN, y siguió la pista. Al tiempo, participó de público en un programa y fue extra en la teleserie "Doble Juego", de Canal 13, donde actuó de mesero.
De ese tiempo de búsqueda declara: "Yo era un bicho absolutamente raro tanto en mi casa como en el colegio, en todas partes. Me miraban como 'el pobrecito que sueña con estar en la televisión'".
Contra todo
Rindió la PAA. Le fue pésimo y se encabritó. "No quise ir a la graduación del liceo, menos hice la práctica (técnico en computación), porque sabía que eso no era para mí. Así que me metí en un preuniversitario que me lo pagaba yo trabajando en un local de pollos fritos. Mis papás no estaban contentos, porque me decían que era algo imposible para mí, pero yo quería hacerlo".
Su segundo intento no fue mejor que el primero, y optó por estudiar periodismo en la Universidad Andrés Bello. En tercer año, el profesor de televisión José Antonio Encinas, en ese momento editor de prensa de Canal 13, vio a Andrés haciendo unos trabajos en cámara y le dijo: "Tú eres como un reportero del 13, tus notas son como las del canal".
Postuló al canal y no fue aceptado. ¿Qué sucedió? "No tenía que ver con los resultados de la prueba, sino porque no cumplía con el perfil del canal. Eso iba relacionado a mi apellido y a mi apariencia física, es obvio".
Cuando estaba a punto de irse a patear piedras, supo que dos secretarias de prensa -que le agarraron cariño- metieron sus documentos de postulación en las prácticas para productor del área de prensa. Ya dentro de la señal, de a poco se fue metiendo, hasta que pasó a ser reportero y como tal empezó a usar detalles en su vestimenta, como corbatas de colores, para destacarse del resto: "Fue una propuesta y una apuesta al mismo tiempo. Hacer un despacho en vivo, era una lucha", explica.
Empezó a destacar dentro del grupo, a leer las noticias y se sumó a "6 PM" con Soledad Onetto. Y su gran salto vino cuando se coló para hacer despachos del Festival de Viña del Mar 2004. De ahí no lo paró nadie.
Con Madonna
Ya empoderado en su rol de comunicador, le tocó hacer una pega soñada: entrevistar a Madonna.
El equipo de la cantante hizo una selección de los entrevistadores y él fue el indicado. En un fluido inglés, que aprendió por su cuenta, conversó con la diva del pop. Estaba en shock cuando la conoció, pero disimuló la emoción y el encuentro salió impecable.
Etnia y homosexualidad
Su origen mapuche es su gran orgullo. "Creo que soy el mejor ejemplo de que no hay nada que nos menoscabe como etnia mapuche", subraya.
En ese sentido también se toma el tiempo para aclarar un rumor que hace años lo ronda: que originalmente su apellido era con una "ñ" y lo modificó. "Lo he escuchado muchas veces y me da risa. Jamás ha sido así porque mi papá es Caniulef y mi abuelo también. Aunque la hubiese cambiado, seguiría sonando igual, jajajá", dio fe.
- El año pasado, el reportero se convirtió en noticia... Dijiste "soy gay" en "SQP" y luego fuiste con tu pareja a la Gala del Festival de Viña. ¿Qué significó ese paso para ti?
-Siempre tuve en contra mi origen, mi aspecto físico y no era apropiado contarlo cuando empecé. Tuve miedo, pero ya no lo tengo más.
- Supe que ya no estás en pareja, ¿es verdad?
-Con Sebastián terminamos este año y aún estoy de luto, pero tranquilo. En un momento lloré mucho, pero ya pasé esa etapa.
- Viene un nuevo Festival, ¿estarás ahí como siempre?
-Empezaré a grabar cosas para el backstage, estoy feliz.
- Me imagino, ya que el Festival te ayudó mucho.
-El Festival es mi época de oro, me encanta, se trabaja mucho, pero me deleita. Ahí sacó lo mejor de mí, me siento en el palco y pienso en mi sueño de niño de estar en la televisión.