Luego de aprobar con distinción máxima en un disco homenaje a The Police, Miles Copeland, mánager de la banda inglesa, buscó a Cerati para capitanear una gira junto a los mismísimos Stewart Copeland y Andy Summers. Pero el formidable frontman estaba demasiado ensimismado en sus placas personales como para darle cabida a otro proyecto —aun cuando se trataba acaso de una de sus mayores fantasías adolescentes— en el último arco argumental de su carrera... y de su vida, un par de años antes de la tragedia.
En 1997, Gustavo Cerati, Zeta Bossio y Charly Alberti cerraron el boliche de Soda Stereo con un recital urdido sobre la consigna de hacer historia.
"¿Están preparados para una noche larga?", les preguntó Gus hacia el final de "La ciudad de la furia" a los más de 65 mil pares de pies que repletaron River. Era historia pura: Soda —la banda con mayor convocatoria en la historia del rock nacional, como se le conoce al otro lado de la cordillera— estaba diciendo adiós a pesar de los y Soda no se va, y Soda no se va que, formulados casi en clave de súplicas, rugían sus feligreses.
Era la consecuencia de los varios años de giras devenidos en un desgaste lógico y tal vez necesario.
Pero el dramático final traía también buenas noticias. Cerati, líder, cantante, guitarrista, figura excluyente del trío, acaso en el sumun creativo de su carrera, se aprestaba a reestrenar una aventura solista que tuvo su inicio cuatro años antes con Amor amarillo, en pleno idilio con Cecilia Amenábar y nacimiento de Benito: aparentemente el éxito estaba asegurado.
Fue durante esos meses, después del "Gracias… ¡totales!", cuando todavía la pasaba más en Chile que en Argentina, que Miles Copeland, histórico mánager, lo invitó a participar de un disco tributo a The Police.
"Miles me cuenta un poco cómo era la cosa; Sting no participaba del proyecto, estaba en ese momento como re top y tocando un montón, era algo que iba a involucrar a Andy Summers y a Stewart Copeland. Me pidió que elija un tema", le explicó Cerati a Rolling Stone.
Para él, los británicos eran cuanto menos una inspiración. "Fueron una gran influencia en nosotros, que recién empezábamos; verlos a ustedes tres sonando tan fuerte fue increíble", le sinceró el frontman algún tiempo después, en plena grabación, al guitarrista Andy Summers.
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The Police, ídolos de Gustavo Cerati, influencia directa en su etapa Soda.[/caption]
Cerati y un expolicía
Esa grabación comenzó a tomar forma recién en febrero de 1998. Un domingo que Miles presentó a Cerati con Summers y con Vinnie Colaiuta, baterista de Quincy Jones, Frank Zappa y Eric Clapton, entre otras reliquias.
Entonces ya no era una quimera: Gus se acomodó el bajo y les presentó su versión traducida de "Bring on the night" o "Tráeme la noche", como finalmente se llamó.
El entendimiento fue total y, dicen, la canción quedó grabada en no más de media hora. Miles, luego presentó a Cerati con Stewart Copeland. Nació una suerte de amistad musical y respeto mutuo que perduró por algunos años más.
"Pobre Andy, le cambié la afinación del tema, entonces ese riff tan maravilloso de guitarra ya no le funcionaba tan bien desde el punto de vista mecánico, así que lo tuvimos que hacer a dos manos", confesaría luego el ex Soda.
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A su regreso, Cerati comenzó a confirmar su estado de gracia creativo cocinando Bocanada. Mientras, el tercer disco recopilatorio de The Police —Outlandos D'Americas, donde también participó Plastilina Mosh, Enrique Bunbury, Skank e incluso Lucybell— estaba a la vuelta de la esquina.
La placa tributo debutó en septiembre de 1998 y se convirtió en un éxito instantáneo.
"Rítmicamente, cada una de estas versiones es más complicada que la original, considerablemente más rápida en algunos casos y sorprendentemente política cuando se transforma (en lugar de traducirse, lo que rara vez ocurre aquí, diga lo que diga la hoja de letras) en español", lo describió una reseña del Chicago Tribune, que también, a modo de anécdota, escogió a Fher de Maná como "el mayor imitador de todos en el mundo latino" de Sting.
A Miles Copeland, acaso embriagado por el triunfo que consiguió el disco, se le metió en la cabeza la idea de girar por toda Latinoamérica y algunos países de Europa. Incluso convenció a dos tercios de la banda: Steve Copeland, su hermano, en batería y Andy Summers en la guitarra.
Bastaba apenas definir al reemplazante de Sting.
Gustavo Cerati era el elegido.
Aquí y ahora
"Cuando vuelvo me llama Miles y me dice: 'Voy a ir a Buenos Aires porque quiero hablar con vos'. Y se vino, específicamente para convencerme de hacer una gira por Latinoamérica y Europa", confirmó Gustavo.
Pero dijo que no.
Apostó a la ruta solista, no acompañar al trío —como hizo en 1993 regresando a Soda Stereo después de Amor amarillo— y abandonar la que quizá fue una de sus fantasías en la adolescencia, para ultimar los detalles de Bocanada.
"Fue muy rara esa situación…, saber que era algo que seguramente podía disfrutar, aunque la idea fuera algo extraña", sinceró, tras rechazar amablemente la invitación.
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Cerati en la sesión de Bocanada. FOTO: Gaby Herbstein.[/caption]
De alguna manera podría decirse que tuvo razón: su segunda placa y su cambio de piel, en principio, probablemente no recibió el calor que merecía, pero el tiempo supo acomodarlo.
El periodista Alfredo Rosso acaso en esa línea le dijo a Rolling Stone en 2019, a dos décadas de su debut, que "Bocanada es la continuación de una búsqueda artística que nunca se detuvo y, en mi opinión, ese es uno de los elementos que hacen a su gran estatura de músico; de un músico curioso, incansable, siempre dispuesto a elevar la apuesta en cada una de sus obras".
Era, además, apenas el inicio. El reconocimiento llegó luego con Siempre es Hoy, Ahí Vamos y Fuerza Natural, que fue incluido número 50 entre los 100 mejores discos del rock nacional, listado que elaboró RS.
Por cosas del destino o la suerte, en 2007, algunos años después de su negativa, The Police volvió a los escenarios.
Ahora sí, con Sting a la cabeza, se presentaron dos veces en River.
El sábado siguiente Soda Stereo haría lo propio tras una década de silencio. Sería su última gira —llamada convenientemente Me verás volver— con Gustavo como protagonista.