Chascas Valenzuela estrena serie en Netflix: "La pureza y las familias perfectas me dan pánico"

El escritor y guionista se convirtió en el primer chileno en escribir para la plataforma de streaming, ¿Quién mató a Sara?, recién estrenada. El autor habla de cómo surgió este thriller que transcurre en México, del motor de la historia que es la venganza y del proceso creativo que le significó: "Lo disfruto muchísimo, pero cuesta mucho".

A José Ignacio "Chascas" Valenzuela, guionista y escritor, siempre se le están ocurriendo ideas "de corte policial, porque es un género que yo leo muchísimo". Detrás del computador que usa para esta entrevista, tiene una repisa repleta de coloridos libros, que son las novelas policíacas que está leyendo actualmente.

El chileno residente en Miami acostumbra a pensar en tramas, en giros impensados, en "qué pasa si mato a esta persona de esta manera" o en "cómo puedo hacer que el otro personaje salga libre de polvo y paja".

Su cabeza no se detiene.

Y hace un par de años, su jefe y colega, el venezolano Roberto Stopello, le preguntó si le interesaba escribir una serie de suspenso, un thriller para la popular plataforma de streaming, Netflix. "Me pusieron en bandeja de plata la posibilidad de hacer lo que sé hacer... o lo que me gusta hacer", recuerda con La Cuarta.

Mientras conversaba con Stopello, este tenía cierta idea particular de cómo quería que fuera la trama: que alguien fuera culpado de un crimen del que era inocente. Entonces, "le sumé lo mío y después seguí desarrollando mi historia", cuenta Valenzuela.

De alguna manera, "fue un trabajo que, sin saberlo, yo llevaba ya años madurando en la cabeza y que, cuando me dieron la posibilidad de concretarlo, no me quedó otra más que afinar toda esta idea que tenía", relata.

Fue así cómo surgió ¿Quién mató a Sara?, una serie que, evitando los spoilers, arranca con la muerte de Sara, hermana del protagonista Alex Guzmán. En primera instancia, parece un accidente, pero no. Y es él quien se ve obligado a echarse la culpa a causa de una promesa que nunca le cumplirán y que lo lleva a estar 18 años en la cárcel.

Alex pasará duros años en la cárcel acumulando rencor contra la poderosa familia Lazcano, con quienes vacacionaba cuando ocurrió la tragedia. Deseará venganza y saber quién mató a su hermana.

Un día será liberado y la historia, disponible en Netflix desde el 24 de marzo, comenzará.

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El guionista José Ignacio Valenzuela.[/caption]

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Valenzuela vive hace ya varios años fuera del país y, actualmente instalado en Estados Unidos, se convirtió en el primer chileno en escribir una serie para Netflix, una historia que empezó a escribir hace casi tres años. Es una trama en que el líder de la familia Lazcano, César, está a cargo de una cadena de casinos.

—Gran parte transcurre en espacios conservadores, de poder y riqueza. ¿Qué te interesa de esos contextos?

—La pureza y las familias perfectas me dan pánico en la vida real. A mí basta que alguien diga que tiene el matrimonio perfecto para imaginarme que tiene tres cabezas adentro del refrigerador. O basta que un matrimonio me diga: "Yo no peleo nunca con mi esposa" para imaginar que ese matrimonio es un infierno. O estas familias perfectas, de papá y mamá con tres hijos preciosos y un perro precioso en una casa preciosa, a mí instintivamente me genera desconcierto y una sensación de que me están mintiendo. Por eso me gusta indagar en ese tipo de familias, porque siento que esconden muchas cosas.

Aún así, el guionista no descarta que sus suposiciones estén equivocadas y que, en realidad, sean personas sumamente felices. "Pero, en mi mente desatada y absolutamente irrespetuosa con ese tipo de cosas, la perfección para mí gusto siempre tiene un precio muy alto", dice. "Y me encanta explorar cuál es ese precio".

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Familia Lazcano.[/caption]

—A propósito de explorar, la venganza moviliza buena parte de la historia: ¿Qué quisiste explorar ahí?

—Siento que la venganza es un instinto humano primitivo, absolutamente primigenio, incontenible. Las grandes tragedias, las grandes obras de arte, se han hecho a partir de la venganza. Creo que lo que hace que la sociedad evolucione, es precisamente el control que hemos ejercido sobre el impulso de la venganza. Ya lo vivimos en el Viejo Oeste donde la venganza era la ley. Pero hoy en día tenemos leyes, tribunales y jueces que son los encargados de convertir esa venganza primitiva en una situación en que hasta los imputados tienen derechos que son respetados, como debe ser.

Pero Valenzuela sintió gran interés por "ese impulso, inevitable, que surge de la tripa, que tiene que ver con hacer pagar a alguien que te hizo algo muy terrible, ese impulso que todos en algún momento hemos sentido, que hemos tenido que controlar y trabajar... salvo personas muy perturbadas, quienes sí lo ponen en ejercicio".

El guionista quiso que Alex, el protagonista, fuera una de esas personas.

Y para efectuar su venganza, se vale de distintas estrategias basadas en el uso de celulares, computadores y, claro, internet. Lo valioso no es el teléfono sino la información que contiene, dice al inicio de la historia.

—La tecnología y la privacidad aparecen con fuerza como temas en la historia...

—Es un tema que me interesa explorar, pero que también me preocupa. Cada vez uno escucha cosas más atroces: que te espían por la camarita, que teléfono tal cosa y la otra... Soy muy malo tecnológicamente hablando, por lo tanto, le tengo pánico, porque no sabría cómo evitar eso. Pero yo sabía que Alex sería un hacker profesional y fabuloso, que en eso había especializado en sus años en la cárcel. Por lo tanto era inevitable tocar el tema de la violación a la privacidad, del uso y abuso de los computadores, de la deep web... Son temas que me importan mucho porque los desconozco absolutamente.

—Y hay que averiguarlos.

—Y cada persona con la que hablas tiene una versión distinta y todo es un manto de secreto. Por lo tanto me parece super atractivo y terrible.

Pieles sudadas

En sus más de veinte años de carrera, "Chascas" Valenzuela ha escrito o co-escrito decenas de teleseries para TV, entre ellas Lola (Canal 13), Cuenta conmigo, Papi Ricky, La familia de al lado (TVN) y Dama y obrero. Además, durante la última década, ha trabajado en los guiones para producciones de las enormes cadenas foráneas de Telemundo y TV Azteca.

El 3 de marzo del 2008 se estrenó Don Amor, teleserie emitida por Canal 13 y protagonizada por actores como Carolina Arregui, Jorge Alberti e Ignacia Baeza. Esa producción fue filmada en la isla caribeña de Puerto Rico, lugar en que el guionista, Valenzuela, vivió por cerca de diez años y donde conoció a su marido, puertorriqueño, Anthony Ortega.

Al igual que ¿Quién mató a Sara?, Don Amor también incluía una premisa con crímenes no resueltos.

Además, ambas producciones tienen personajes jóvenes en un ambiente vacacional, con agua, sol y fiesta. "Me parece que era súper seductor porque yo estaba viviendo en Puerto Rico", recuerda. "Don Amor era lo que yo veía todos los días al otro lado de mi ventana".

Ahora, en la nueva serie de Netflix también aparece un ambiente similar en los diversos saltos temporales hacia el pasado de los protagonistas, cuando eran jóvenes y amigos, antes del horror.

—¿Te atrae por algún motivo en particular estos espacios?

—En el caso de ¿Quién mató a Sara?, ese ambiente vacacional, que es el Valle de Bravo, un lugar muy exclusivo y bonito de México, lo hice en contraste con la oscuridad que se estaba viviendo en el presente. Me parecía interesante tener un presente muy turbio y peligroso, que es la cárcel, la familia Lazcano y la venganza de Alex, en contraste con este mundo super luminoso, Bilz y Pap, muy de traje de baño y pieles sudadas. Pero ese mundo luminoso, con agua, festivo, vacacional, es donde ocurre el crimen.

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El momento de la tragedia.[/caption]

—En los primeros capítulos ya se ven las distintas "capas" de los personajes, y cuesta calificar a alguno como "el malo". Pero César Lazcano, el padre de la familia, hasta ahora parece bastante cruel...

—César es un personaje fascinante de escribir, porque es atroz. Es todo lo que yo detesto en la vida, todo con lo que no me gustaría encontrarme ni cruzarme. Ahora, vuelvo a hacer la aclaración: aquí nada es lo que parece. Porque hasta César Lazcano nos dará alguna sorpresa.

—¿César está inspirado en algún personaje, real o ficticio?

—No está inspirado en alguien en particular, pero sí en estos nuevos villanos que estamos viendo hoy en día en nuestra sociedad. Para mi son villanos, que forman parte de la élite y que para ellos las leyes no son las mismas que para el resto de los seres humanos como nosotros. Ellos se manejan con un mando de impunidad muy grande.. Son personas, además, muy carismáticas, que las vemos en Chile, en México, en Latinoamérica, en Europa... Las vemos en redes sociales, en las páginas sociales de las revistas y periódicos, los vemos tuiteando. Son ellos a quienes entrevistan cuando hay algún tipo de conflicto político o social. Son seductores, encantadores y perversos, porque toda esa fachada social no va en beneficio de nadie, salvo de ellos mismos. Y César representa ese tipo de seres humanos, que me parecen despreciables.

Un estado difícil

Empezó a trabajar en ¿Quién mató a Sara? a finales del 2018 hasta el 2019. Fueron casi dos años que, según el guionista, estuvieron llenos de tensión. "Escribir thriller, suspenso, que es lo que más me gusta escribir, es donde peor lo paso escribiendo", dice. "Es terrible estar escribiéndola y es fabuloso haberlo escrito".

En su caso, esa mezcla de sensaciones se debe a dos razones. "La primera es porque tú tienes sobre tu cabeza la sensación permanente de que tu historia se tiene que estar refrescando cada diez minutos, porque sino la gente se aburrirá o el suspenso se va a caer", relata.

Ello se traduce en que, cada ocho o nueve páginas, "debes que tener algún giro inesperado, algún hecho que precipite la acción hacia otro punto de vista, algún suspenso poderoso, alguna muerte, algo que refresque esta historia y la haga inevitable".

Pero no solo eso. Valenzuela, además de telenovelas, también ha escrito y publicado cuentos, novelas y libros infantiles. "Cuando escribes cualquier cosa que no sea suspenso o thriller, puedes cortar tu capítulo, irte a dormir, dejar pasar un fin de semana, sentarte el lunes y retomar desde donde quedaste", explica el guionista de ¿Quién mató a Sara?. "Cuando escribes thriller, no".

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Alex visitando a su hermana y a su madre, fallecida tras las promesa incumplida.[/caption]

Para armar este tipo de textos, se debe "poner en un estado emocional muy particular, y hay que generar en ti mismo ese estado y, una vez que lo generas, recién ahí puedes sentarte a escribir", comenta. El problema, según él, es que ese trance se va, así, de un chispazo. "Entonces sí estás escribiendo y te interrumpen, puta, se rompe eso y tienes que volver a hacer ese ejercicio… al menos yo".

Y así tiene que, otra vez, "conectarse" con ello, lo que muchas veces lo obliga a trabajar incluso durante fines de semanas, "porque quiero que no se me rompa ese estado", dice. Y se vuelve aún más complejo con "una niñita de dos años corriendo por la casa", su hija.

—Cuando llego a ese estado, trato de que no vuele una mosca alrededor mío —dice—. Por eso lo paso "mal": lo disfruto muchísimo, pero cuesta mucho.

—¿Y qué técnicas usas para llegar a ese estado?

—Con disciplina y porque llevo 30 años haciendo esto. Entonces ya sé cómo hacerlo. Pero igual es difícil. Hago ejercicios mentales, hago "dictado automático", me pongo a escribir cualquier tontera para sentir que estoy entrando en calor. Es como un deportista que no puede saltar con la jabalina sin antes haber entrenado, haber elongado... Claro, yo no hago ejercicio ni en defensa propia —ríe—, pero hago ejercicios con el cerebro, para que mi llegada a ese estado que necesito para escribir thrillers sea cada vez más corto y eficiente.

Magnitud e intensidad

La noche del 23 de marzo, el guionista estaba nervioso. De hecho, a través de Twitter expresó: "Mañana se estrena "¿Quién mató a Sara? en Netflix en más de 190 países, y yo me paseo por mi casa sabiendo que no podré dormir, como quien espera un parto".

https://twitter.com/elchascas/status/1374518898725318660

Con más de una decena de telenovelas a su haber, Valenzuela menciona que la diferencia clave que tiene escribir esos guiones con el que hizo para Netflix, es una: "No tengo censura". Lo que pasa con las plataformas de streaming —según explica— es que, a diferencia de la TV abierta, es el espectador quien maneja los horarios, por lo tanto, los padres pueden bloquear los contenidos que no quieren que vean sus hijos.

"Por lo tanto, puedo profundizar en las historias hasta literalmente dónde yo quiera llegar", destaca. Ha escrito teleseries para los distintos horarios de la TV, por lo que tiene claro "hasta dónde puedo llegar en cada uno" de ellos.

"Yo no escribiría nada que no me gustaría que mi sobrino o mi hija vieran a las tres de la tarde, por ejemplo", dice. "Pero si lo está viendo en Netflix ya es problema mío como padre, no como escritor".

Ahora que se dio la oportunidad de escribir para Netflix, reconoce que la dinámica de trabajo "es ultra exigente", al punto de que cada capítulo puede llegar a tener 17 versiones antes de ser grabado.

A ello se suma que su jefe, el ejecutivo Roberto Stopello, también es escritor, por lo que él le hace exigencias particulares como colega y sobre lo que "la empresa necesita y que debo saber entregar", como, por ejemplo, "entrar directamente en la acción o que cada seis o siete páginas haya un giro inesperado", dice

—Son diez capítulos y en esos capítulos me eché dos años, ¿me entiendes? Dos años... Yo en ocho meses escribí una telenovela de 120 capítulos. Lo que te da una idea de la magnitud e intensidad con que se trabajé esta serie —dice.

Y luego agrega: "Pero no lo cambiaría por nada. A nivel laboral, no hay nada que me haya hecho más feliz en los últimos años".

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