Un artista único e irrepetible. La sagrada encarnación del sexo, drogas y rock & roll elevada a su máximo decibel. Hijo de un profesor de educación física, Sir Michael Philip Jagger se encargó de potenciar un físico esbelto, sustentado en ajustadas vestimentas diseñadas bajo el concepto de provocadores bailes.
Distinciones que lo transforman en un icono de la cultura rock, provistos de los excesos que mitifican la figura de un playboy dotado de una generosa fertilidad.
Con ocho hijos cargados a su mochila, el cantante británico, compositor y productor que celebra 75 años de vida (26 de julio de 1943) cambió la forma de enfrentar los micrófonos, haciendo del escenario un circo de diversiones que terminó llevando el rock a los grandes estadios.
Trayectoria fundida en escándalos y separaciones matrimoniales que no le han sido impedimento para estampar su foco en los negocios y bondades de la industria. Aquellas que han permitido a The Rolling Stones convertirse un lucrativo negocio con giras, ventas de productos y derechos de televisación que la hacen una de las empresas más rentables del planeta.
No obstante, Jagger aún mantiene ese perfil adolescente que diferencia al genio con un estudioso practicante. Y es que la esencia se mantiene intacta, conservando la mística que hizo del frontman su gran carta de presentación. Una cualidad que no requiere de estudio, sólo se lleva en el corazón.
Algunos dicen que hizo pacto con el diablo, otros que se renueva la sangre. Probablemente esos secretos ni siquiera se los lleve a la tumba, ya que él es un inmortal.
Cualidad que sólo se atribuye a los seres que bajan del Olimpo para ofrecer su arte, donde la recompensa es la gloria y un legado de merecida eternidad. Felicidades, Mick.