La cartelera se nutre del miedo cada semana, siendo el público joven quien mantiene firme la vívida experiencia del salto ansioso a la orilla de la butaca, furor que por estos días corre a cuenta de "12 horas para sobrevivir" ("The first purge") y "Pesadilla en el infierno" ("Incident in a Ghostland").
No hay duda que hoy el cine es una industria dominada por los superhéroes, personajes de acción y animaciones en tres dimensiones. En ese escenario, cuesta imaginar otro género que sume adeptos y es aquí donde el mundo del terror se erige como una opción válida.
Todo gracias al aporte de la audiciencia juvenil, la misma que ha crecido bajo el influjo del boom de series y trhillers en las plataformas digitales. Quienes hacen del cine un ítem indispensable en su presupuesto, son los mismos que ven en exorcismos, asesinatos a sangre fría o al payaso Pennywise alimentarse de cabezas infantiles, la extensión del éxito de películas en Netflix como "American Horror Story" o "Stranger Things".
El terror es, probablemente, el género que más perdura en la cartelera gracias a este vínculo con la masa juvenil, la misma que en 2017 gozó con "¡Huye!" y que este año apunta sus fichas a "Pesadilla en el infierno".
"El Conjuro" fue la punta del iceberg de esta generación, símil de lo que en la década de los 90 fue la historia de Freddy Krueger o los asesinatos de Chucky. Populares agas que enamoraron a esa generación de adolescentes.