Hay programas que se le pegan en la piel a quien lo conduce. Es un arma de doble filo, porque quien lleva las riendas se "quema" si no se diversifica.
Hay programas que se le pegan en la piel a quien lo conduce. Es un arma de doble filo, porque quien lleva las riendas se "quema" si no se diversifica. Y el programa con otra persona no es lo mismo. Sábados Gigantes es Don Francisco. Es lo que llaman "sello". Seguramente, con un animador diferente, su destino era otro. En un mundo donde los formatos de televisión van y vuelven, están armados, hechos y estructuralmente hay muy poco espacio para innovar, quien está al frente es demasiado trascendente. Es cierto que Diana Bolocco hizo "Quién quiere ser millonario" en Canal 13 durante varias temporadas y que lo conoce al dedillo. Pero también es cierto que la Diana Bolocco de 2008 es muy diferente a la que conocemos hoy. Y eso se nota. Hay en ella una madurez evidente y que ha puesto a disposición del programa con mucha generosidad, agregándole a su brillante manejo de los tiempos televisivos -un aspecto necesario en este tipo de formatos- una impronta personal que habla de cercanía y empatía con los participantes. Algo que ella siempre ha tenido naturalmente, pero que ahora puede desplegar libremente y hacerlo notar. Libre de las ataduras del deber ser de los matinales, por ejemplo. Diana es más Diana entre comodines, preguntas y respuestas. Y para el programa comienza a ser imprescindible.