Conocí a Cristián Campos a través de 'Oreja Pestaña y Ceja', inolvidable programa infantil de TELEDUC. Luego me tocó trabajar con él como actor en teleseries, y a pesar de ser un tipo con carrete, nunca me pareció alguien distante o divo.
Al contrario, tenía con nosotros los actores jóvenes siempre algún consejo útil y no se creía el cuento de la fama, sino que simplemente disfrutaba su oficio y compartía su expertise, siempre en buena.
Campos era una especie de jugador de media cancha en el Canal 13. Hacía programas infantiles, educativos, cantaba en musicales de Martes13, conducía estelares de Miss Chile, escribía miniseries de la guerra del Pacifico, dirigía Teatros del Humor, dirigía actores en teleseries, y por supuesto, actuaba. Formó parte, hasta ayer, de los elencos de las producciones mas icónicas del canal: La Madrastra, Los Títeres, Padre Hurtado, Marparaíso, Machos, Secretos en el jardín y un largo etc.
Lo triste de la desvinculación de Campos del trece, es que él, a diferencia de los jugadores de fútbol, con los años estaba jugando cada vez mejor. Cada vez tenía mejores papeles y se paseaba por el drama a la comedia interpretando santos o demonios, siempre con verdad, humor y profundidad, sin perder su atractivo.
Tengo fresco en la memoria su última interpretación del general Errázuriz en Pacto de Sangre, y caigo en cuenta que Campos puede, si quiere ser un general, pero es, ante todo, un buen soldado. Uno que ningún canal se debería farrear.