¡Basta! Quiero una TV con trayectoria
Estoy molesto porque la televisión chilena discrimina, aparta y abandona.
Pueden ser rostros exitosos, llenos de lujos y pintosos, pero desechables.
Es cosa que a los ejecutivos o directores de turno se les meta en la cabeza que ya no sirves, y de ahí en adelante ningún programa calza con tu perfil, tu opinión pasa de ser brillante a una lata y la paranoia nos lleva a dudar cuán capaces somos.
Respetable lector, ¿cree usted justo que Paulina Nin esté animando un karaoke discotequero todos los miércoles? Yo creo que no. La mujer tiene la experiencia, es regia, es simpática, buena para parar en seco al que se desubica.
¡Que alguien me explique por qué no hay un espacio para ella en la TV! Aclaro, no desmerezco el trabajo de discoteca, pero figuras como la Paulinita deberían tener más oportunidades y no andar de madrugada trabajando para hacerse el sueldo.
Celebro la sencillez y coraje con que enfrenta la adversidad. Es de los pocos rostros femeninos que se echa el ego al bolsillo y sigue funcionando.
O sea, perdónenme, pero a la mujer la estafaron, perdió su acomodada casa en El Arrayán, le faltaba plata para la bencina, sus hijos empezaron a trabajar para ayudarla y siguió dando la pelea.
No le avergonzó compartir con su público que cambió las tiendas de lujo por las ofertas de Patronato o mostrar en TV que vivía en una casa más modesta. Este es el tipo de animadoras que se merecen estar en TV hasta llevar el pelo cano.
¿Por qué a Bernardo de la Maza y a Cecilia Serrano no se les permitió adaptarse a los cambios de nuestra televisión? ¿Por qué un actor de la talla de Bastián Bodenhöfer anda chofereando para Uber y ya no aparece en teleseries?
En países de aquí cerquita, como Argentina y Brasil, el actor maduro encarna protagónicos, muestra piel y seduce con su talento. Acá se cierran las puertas.
* Vasco Moulian, actor y crítico de televisión