La estrella global del pop fue el número más convocante de la primera jornada del festival en Cerrillos.
Pareciera que la jornada del viernes en el Lollapalooza Chile se tradujera en un solo nombre de peso planetario: Olivia Rodrigo.
Desde la apertura de las puertas en el Parque Bicentenario de Cerrillos, a eso de las 13 horas, un importante contingente de fanáticas se replegaron en el Cenco Malls Stage a hacer la guardia para lo que pasaría varias horas después. Tal fue el fervor, que pasado solo tres canciones, el show debió detenerse y dar indicaciones de seguridad. El poco espacio entre las personas en un sector de la explanada hacía peligroso la realización del concierto.
El show de la cantante y actriz de 22 años era importante por varias razones. Era la primera vez que la ex estrella de Disney se presentaba en esta parte del mundo, su primera aparición en letras grandes como headliner de un festival —ya fue anunciada con la misma importancia en el Lolla gringo de este año— y su primer show completo desde octubre.
La expectativa, sin embargo, se cumplió con una performance robusta y de tintes guitarreros que incluso tuvo un guiño al público más histórico del festival: un cover a pura guitarra de “Don’t Speak”, ese clásico noventero e incombustible de No Dobout.
La canción emergió con un cierto aire de revancha local. Gwen Stefani, su icónica voz, era uno de los grandes números de la edición 2020 que se suspendió gracias al coronavirus.
Claro, también estuvieron los hits que la llevaron hasta acá. “Traitor”, “Good 4 u” y “Vampire” estallaron en el mar de celulares que registraron cada movimiento de su ceñido atuendo rojo.
Con un set de 21 canciones, centradas mayoritariamente en su último álbum GUTS (2023), no dejó nada al azar. A una banda maciza y rockera conformada solamente por mujeres, se le sumaba un cuerpo de baile acrobático que con elocuencia y trabajados tiros de cámara le sumaron el aire de espectacularidad que uno espera de un cabeza de cartel.
Aunque lo último pareciera obvio, no siempre se cumple esa máxima. En el caso de Olivia lo logra con creces: los padres que acompañaron a un público marcadamente adolescente pudieron quedarse tranquilos. La estrella estadounidense demostró que encabeza un número de verdad.
