El día menos pensado, uno de los títulos más queridos de la pantalla chica, seguirá los pasos de su hermana, Mea culpa, y regresará al aire luego de once años con una nueva temporada y, por cierto, nuevos relatos. El diario pop estuvo en la grabación de su remozado opening, fabricado en una casona residencial del centro de Santiago, y conversó con Carlos Pinto, su creador: “Nos va a poner los pelitos de punta”, promete.
—Tú podrías ser un fantasma.
Carlos Nelson Pinto Sepúlveda, 62 años, periodista, guionista, escritor y director, distinguido como la mente detrás de dos clásicos de la televisión abierta como lo son Mea culpa y El día menos pensado, me mira fijo e imposta la voz, acaso poseído por esa estampa de orador omnisciente que le es tan propia, presto para hacer lo que mejor sabe: confeccionar un relato a partir de apenas una anécdota que llegó hasta sus oídos. Ahora, un viernes de febrero, recién pasado el mediodía, apoyado sobre el marco de una puerta en el segundo piso del hostal La Casa Roja, una casona al costado de la Plaza Brasil dispuesta cuidadosamente para la grabación de hoy, está claro, improvisa.
—Tú podrías ser un fantasma —insiste. Y yo después voy y le digo al equipo: “oye, qué bueno el periodista que vino”. ¿Qué periodista? Pero si todavía no llega.
Pinto se detiene por uno o dos segundos y abre bien los ojos, exagerando un ademán de sorpresa: “¿Te imaginas?..., me muero”.
Eso es, en esencia, El día menos pensado, programa que el periodista dirigió y condujo desde 1999 hasta 2011, nueve temporadas, con el propósito de recrear una serie de historias basadas en sucesos paranormales, y que tras el éxito que amasó durante su retransmisión en cuarentena, volverá en los próximos días a la parrilla programática de Televisión Nacional de Chile (TVN) con un nuevo ciclo y, por cierto, nuevos relatos. Una de las claves que permitió este remember, propone Pinto, es esa: su esencia. En términos prácticos, resume que El día menos pensado en tren de asegurar la credibilidad cuida la fórmula: que aquí los fantasmas no atraviesan muros, nadie vuela, ni tampoco los muertos tienen cara de muertos. Que aquí el miedo, el suspenso, propiciados principalmente por la estructura del cuento, son retroactivos.
Otro elemento que Pinto considera decisivo es el formato que ofrecen: “Las historias paranormales son anécdotas que le suceden a la gente y nosotros las tenemos que contextualizar en una película. Eso es un tremendo mérito y nos gusta, porque sentimos que hacemos cine para la televisión. Llevamos al espectador tomado de la quijada para decirle que nos metimos en un mundo donde para dar el paso siguiente solo tenemos que creer, como yo he creído”.
Para creer, sin embargo, necesita de algunas garantías. Lo explica en las siguientes líneas:
—Cuando me cuentan una historia que no creo, no me puedo sentar a escribirla. Cuando me siento a escribirla es porque tiene la lógica de la magia de los hechos incomprobables. Es absurdo lo que digo, que es casi científico, pero tiene lógica. Hay historias que me cuentan que el tipo se sube a la bicicleta, se baja de la moto y choca en la camioneta. ¿Cómo? Si te subiste a una bicicleta y chocaste una camioneta... es ilógico. Ah, ya. Cuando me doy cuenta de esa ilógica, la historia no me cautiva. Pero cuando tiene que ver con la vida misma, y nos da esta posibilidad de sentir que estamos siendo observados, que podríamos estar siendo observados…, eso es mágico.
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El primer opening de El día menos pensado está disponible en YouTube. Data de 1999 pero el usuario LACs, parte del grupo de Facebook que reúne a los fanáticos del programa, lo subió el 3 de febrero de 2021, y al cierre de esta nota cuenta 13.893 visualizaciones y 13 comentarios. En el video todo es antiguo. La definición de las imágenes, la tipografía del generador de caracteres e inclusive el audio de la canción que compuso especialmente Sergio Ruiz de Gamboa. Sin embargo, eso parece no importar. Basta con la aparición de Carlos Pinto a través de un túnel, y todos esos cuerpos estáticos —de una novia, una enfermera, un minero, un médico, de un fotógrafo— mirando fijamente su andar marcado, para conseguir esta clase de respuestas:
“Cuando chico, con la pura intro ya me cagaba de miedo”.
“La mejor intro de la tv chilena, daba miedo la entrada al túnel y la música”.
“Mística intro wn (sic), aún me produce un escalofrío por la espalda como cuando era niño, no por miedo sino por el soundtrack y las personas del túnel que representaban a los espíritus”.
“Superé Mea culpa pero esta wea (sic) todavía me sigue dando miedo”.
Este viernes, Carlos Pinto encabeza las grabaciones del nuevo opening del programa. La idea es, veintitrés años más tarde, provocar las mismas sensaciones. Misterio, suspenso, y si los acompaña la suerte, miedo. Para ello resolvieron repetir la receta: el periodista recorrerá los pasillos de una añeja casona residencial, construcción típica de principio del siglo XX, mientras los actores, luciendo vestuario de época para representar a los “espíritus” que hace décadas deambulan, le contemplarán desde puertas y ventanas como si acecharan a un extraño. La grabación, de hecho, arranca con el periodista absorto, observando con particular atención los retratos de una familia, en blanco y negro, que decoran un mueble polvoriento.
—Son ritos del programa que todavía se mantienen en el inconsciente colectivo, y que los fanáticos sacan a reflotar cada cierto tiempo. Y de todas maneras, el programa va a seguir cumpliendo con ellos —subraya Paula Ovalle, productora ejecutiva de TVN.
Es por eso que consiguieron el hostal para grabar: “Esta locación un poco quiere mostrar que tenemos lugares en Santiago, y en distintos puntos del país, donde ocurren fenómenos paranormales. Esta es una casona clásica, antigua, con murallas altas, donde pasaron muchas cosas que no sabemos que pasaron. En muchos de los casos que veremos en El día menos pensado cuando se investiga el lugar tú llegas a entender por qué ocurrieron. Cada lugar tiene una historia, y cada fenómeno paranormal tiene una historia. Ese es el leit motiv”.
Carlos Pinto, en tanto, confirma un aspecto primordial:
—La música se mantiene totalmente, escrita por Sergio Ruiz de Gamboa. Le pedí a él que la percudiéramos un poquito, que la remozáramos y, claro, está la esencia de la música de todas maneras. Está a tono, con más instrumentos, con coros. La gente la va a escuchar y va a decir “esto es El día menos pensado”. Y nos va a poner los pelitos de punta, nos va a invitar a lo que yo siempre digo: un imaginario brasero o fogatita, al fragor de la noche, con un café o con un vinito con naranja en el sur, en el norte con un buen pisco, apagar las luces y empezar a ver en televisión estas historias…, que me acuerdo cuando iba al campo y la gente, mientras desgranaba corontas de choclo para darle a los chanchos, las contaba y yo me abrazaba a mi madre y no quería ir a dormir si no iba con ella.
Más tarde arriesgará: “El espectador con películas de terror que va a ver al cine se divierte, pero El día menos pensado no lo quiere ver solo en la casa”.
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Carlos Pinto soñaba con este momento. En su cabeza lo creía posible. A fin de cuentas, le confiesa al diario pop, “la visión que tiene uno es siempre pensar que lo que hace es tan maravilloso que, sin dudas, la gente lo va a consignar bien. El que no piensa así está errado. Aunque esa es la realidad que tiene uno…”. Pero pese a su discurso, el periodista no pudo esconder su asombro cuando se enteró de que Mea culpa y El día menos pensado, sus obras notables, estaban siendo retransmitidos en plena cuarentena, y mucho menos cuando constató su éxito. En redes sociales, para graficar, surgieron dos grupos de Facebook: Mea Culpa en Cuarentena, creado el 5 de abril del 2020, a la fecha con 69.800 miembros, y Mea culpa y El día menos pensado, del 1 de febrero de 2021, con 110 mil integrantes. Ambos, espacios virtuales donde seguidores realizan transmisiones en vivo, debaten en torno a los capítulos y analizan el devenir de los casos y sus condenas. Ese fue el germen del regreso:
—Vine a saber que estaban repitiendo los programas como al mes después —admite su creador—. Y del resultado que se obtenía, quedé impresionado gratamente. Decía “oh, yo pensaba que podía suceder algo así alguna vez”, y que esté sucediendo, que lo den en horarios disímiles, cuando la televisión se va a negro, y aun así se vean... bueno, se valorizaron los programas, como hoy pasa con los autos: son más caros los autos viejos que los nuevos.
Es más, Pinto advierte que el éxito traspasó las fronteras. Hace unas semanas, el periodista viajó hasta México y allá, en el aeropuerto, mientras le timbraban el pasaporte, un par de funcionarios lo reconocieron y le hicieron saber que seguían sus programas desde YouTube, donde están publicados prácticamente todos los episodios. Por esta clase de situaciones es que el periodista, sabe, el desafío no es menor. Y tal vez por ello entiende que, para catalizar el flujo, la fórmula debe ser la misma: asaltar los recuerdos. Lo hizo el pasado mes de octubre, con el reestreno de la decimocuarta temporada de Mea culpa, y planea lo mismo con El día menos pensado.
—Es como llegar a esta casa donde estamos grabando. Para poder grabar hay que soplar y sacar el polvo que está encima porque ha sido una casa desocupada. Es lo mismo —ejemplifica—. Un programa que ha estado ahí, en barbecho, y que vuelve y hay que pegarle un gran soplido. Así se reactiva y vuelve a nacer con la misma esencia, porque te puedo asegurar que la gente no quiere que uno lo cambie.
Entonces, Pinto arriesga por última vez:
“No hay nada más moderno que un clásico. Para que el programa tenga patas hoy, después de casi quince años sin exhibirse, es porque es un clásico. Y cuando uno tiene un clásico…, hay que ir para adelante”.