La artista nacional tuvo un controvertido paso por la última temporada de The Voice, pero ella tenía un as bajo la manga: conoce las luces y sombras del espectáculo porque creció en una familia musical. Y es que Erika se reúsa a ser la cantante olvidada de un programa de talento, y por eso ya tiene casi listo su primer EP con potentes colaboraciones.
“Siempre he sentido que soy una bendecida en la vida”, cuenta Erika Vanss, la joven de 36 años que participó en la última temporada de The Voice y sorprendió al mismísimo Beto Cuevas con su enorme talento interpretativo.
Pero su pasión por la música no es algo reciente: Vanss creció en el norte de Chile entre acordes de guitarra y fiestas a lo grande. Es heredera de una familia musical encabezada por Los Carrillo de Vallenar.
Ellos formaron el grupo Calichal, ganadores de la competencia folclórica del Festival de Viña del Mar en 1985 con la canción “Reina del Tamarugal”, todo un himno de las fiestas patrias. Pero también pertenecen a su árbol genealógico el Grupo Sol Naciente y la banda Motete.
“El hecho de haber crecido rodeada de músicos me enseñó a desarrollar la habilidad de poder expresarme, la música me permitía canalizar mis emociones, y ha sido una gran ayuda para general una relación sana conmigo misma. Me di cuenta de eso desde muy niña, desde el momento que me subí a un escenario”, reconoce.
—Lo tenías claro desde chiquitita entonces...
—Es que en un ambiente de músicos profesionales me hizo entender que sí es posible soñar despierta, sí es posible soñar con ser artista, solo que hay consecuencias... como todo en la vida.
—¿Cuáles son esas consecuencias?
—Hay que dedicarse y sacrificar ciertos aspectos… Hay un tema familiar, porque la mayoría de los músicos tiene eventos de noche y eso puede deteriorar la vida familiar. Entonces desde muy niña tuve claro cuáles eran todas las opciones y qué significa ser un artista, y dedicarse a esto como hobby o de manera profesional.
—Y, ¿cómo lo ha tomado tu familia?
—Hay una frase súper buena, que es de Carl Jung que dice: “Nada tiene una influencia psicológica más fuerte en su ambiente y especialmente en sus hijos que la vida no vivida de un padre”. Mis papás no me transmitieron sus expectativas exactamente, pero siempre me hicieron ver lo difícil que era dedicarse a la música, y yo crecí con mucho miedo a ese fracaso musical.
Luces y sombras de la música
En su paso por el popular programa The Voice, Erika recibió mucho apoyo del público, pero también muchas críticas, como ha sido la tónica en los últimos años gracias a las redes sociales.
Lo más suave que le dijeron es que era la favorita de Beto Cuevas desde que en la audición a ciegas lo desafió a cantar “El duelo” con ella, y el rockero aceptó; y que avanzaba en cada etapa gracias a su belleza. Sin embargo, este tipo de comentarios no la desanimaron jamás.
—En The Voice pudimos ver como tu marido y tus hijas te apoyaron muchísimo, e imagino que eso te ayudó a sobrellevar las críticas. ¿Te gustaría que tus hijas siguieran una carrera musical?
—Me encantaría que mis hijas hicieran lo que realmente les apasiona, me gustaría que mis hijas no tengan miedo, me gustaría poder criarlas y educarlas sin miedo a soñar, sin miedo a fracasar, con una mente más optimista. Quiero que sean alegres y si deciden hacer música, ahí va a estar su madre apoyándolas al 1000%.
—¿Sientes que es un privilegio para ti tener este legado? Algo con lo que no todos los artistas en Chile cuentan.
—Me hizo decidir de manera muy temprana cuál era el camino que quería llevar. Vi de manera directa qué pasó con aquellos familiares que se dedicaron profesionalmente a la música y aquellos que decidieron cambiar su rubro. Los que no se dedicaron a la música, claramente surgieron de mejor manera económica, pero con un cierto grado de tristeza por no hacer lo que más les apasiona.
—Y, ¿los que se desarrollaron en la música?
—Económicamente, la música no te ayuda mucho, vivimos en un país donde el arte no es bien pagado. Yo vi las dos realidades, me hizo entender a muy temprana edad los sacrificios de la música, los largos horarios laborales de noche, que traen cierto grado de consecuencias familiares, en el fondo para poder dedicarse a ser músico uno tiene que arrastrar también a la familia, la familia tiene que entender esta pasión.
¿La nueva Reina del Tamarugal?
Entre los planes de Erika están participar en la próxima versión del Festival de Viña del Mar, ya sea en la Competencia Folclórica o en la Competencia Internacional. De hecho, ya avanzó en el proceso, postuló e inscribió sus canciones en la SCD, y está a la espera de los resultados.
“Pero, ¿sabes?, si no es Viña, quiero poder mostrar mis canciones en todos los festivales, porque creo que mi música y lo que estamos haciendo con mis productores merece ser escuchado en muchos lugares”, confiesa.
—¿Sientes cierta presión por igualar el éxito de tu familia?
—Dependiendo a que llamamos éxito. Si hablamos del Festival de Viña y el hecho de que hayan podido recibir un reconocimiento tan importante como a la antorcha, me motiva a que el trabajo y la dedicación sí tiene recompensa, y me motiva aún más a hacerlo nuevamente, a generar esta alegría, una nueva alegría familiar más que una presión.
—En 2021 lanzaste dos canciones, “Canto” y “Esa soy yo”. ¿Estás trabajando en una producción discográfica?
—¡Sí! Estamos pronto a terminar mi primer EP antes de que acabe el 2022, y nos paseamos por toda la música latinoamericana, antigua y moderna.
“Siempre he sentido que la música expresa lo que quieres transmitir en el momento. Cuando estoy feliz, me gusta la música más alegre, más bailable; cuando me siento más melancólica, porque paso por proceso de melancolía bastante seguido (ríe), mi música es más introspectiva.
“Así que este EP va a pasar por todas las emociones, desde el despertar de la consciencia, hasta el amor propio, la fuerza de mujer latina, la posición de mujer poderosa que no tiene miedo a decir que es buena, única, que no le tiene miedo al qué dirán, que no tiene miedo de hablar a su manera”.
—¡Ese power es muy característico tuyo! Y en cuanto a colaboraciones, ¿qué nos puedes contar al respecto?
—¡Uy! He hablado últimamente con grandes artistas nacionales que admiro mucho, y estoy muy contenta porque todo lo que ha sucedido hasta ahora me ha traído grandes alegrías en mi mundo, en el mundo de Erika está permitido soñar, y para eso hay que estar muy despierto.
Una chica very latina
—¿Sentiste que en The Voice pudiste mostrar bien esa faceta más latinoamericana que te caracteriza?
—Sí, sin embargo, creo que podría haber sido mucho más. Creo que hay canciones latinoamericanas que daban mucho más con mi estilo de voz… pero definitivamente pude mostrar música en español, yo entré con una propuesta de música en español y eso se me respetó, y lo agradezco mucho.
—Desde tu experiencia, ¿la industria musical es muy machista?
—Desde que decidí hacer música hasta ahora, no he visto complejo el panorama, y he visto muchas artistas nuevas. Creo que quizás antes había un grado más de dificultad, hoy en día, y espero no equivocarme, siento que la industria está cambiando, las mujeres estamos logrando un reconocimiento importante y creo que nada ni nadie nos va a detener.
“Está Soulfía, Cami, Princesa Alba, y tantas otras. Se está dando un giro y lo más importante es que nos estamos uniendo como mujeres, y eso marca un precedente”.
—¡Así es! Y estás en una nueva etapa, pero ¿volverías a la televisión para competir?
—¡100% sí! Fue una experiencia tremenda, la repetiría mil veces, quizás no en el mismo programa, pero sí como vivencia, me expresé como nunca y aprendí muchísimo, tuve un equipo de producción que me cuidó todo el tiempo, y fue todo muy grato. Lo repetiría mil veces.