La ex Miss 17 señaló que no quiere que acabe este periodo de encierro, pues disfruta a concho el tiempo con su familia. "Siempre dije qué ganas de tener a las niñitas todo el día conmigo, se me dio, cumplí el sueño", explicó.
En algunos casos, el encierro por el coronavirus ha alcanzado el mes completo, por lo que ya se echa de menos visitar a la suegra, las reuniones de apoderados e, incluso, ver en el estadio a los delanteros del Colo perderse goles. Y de los afectos, ni hablar. Por eso, la pípol solo pide que el bicho muera luego y salir del confinamiento.
Claro que siempre hay excepciones, y hasta en el peor de los escenarios se puede sacar algo positivo. ¿Un ejemplo? Patricia Larraín (46), que declaró sobre la cuarentena que "no quiero que se acabe", pues adora estar achoclonados con su esposo Hugo Giovo y sus hijas Laura (15) y Luisa (10). Es más, la ex Miss 17 dijo que "lo más entretenido es que rutina no hay".
- ¿Cómo así? Cuando empezó este proceso tenía súper organizado el año. Me propuse que iba a trabajar en las mañanas y estar en casa en las tardes, y definí horarios con las niñitas. Y lo logré, no lo podía creer, me sentía una súper mamá, hasta que fregó mi rutina.
- ¿Qué pasó entonces? El ánimo nos traicionó. Lo conversamos, dijimos que habría desayuno en familia, estudio, recreo, una actividad deportiva, almuerzo, película y bachillerato, jajajá. Cuando nos dimos cuenta que no habíamos hecho nada, los adultos entendimos que estábamos preocupados, mientras que las niñitas tratan de no demostrarlo, para que la familia esté más contenta.
- Dijiste que no querías que se acabara este encierro... Es que desde chica siempre decía por qué tengo que mandar a las niñas al colegio, qué ganas de tenerlas todo el día conmigo. Se me dio, estoy cumpliendo el sueño. Son tranquilas, bien portadas. Hay gente que está con cuatro niños arriba de la cabeza, teletrabajo, sin espacio. Soy afortunada, porque tengo un trabajo más libre.
- ¿Hubo reencuentro familiar? No creo. Siempre vivimos esto los fines de semana, nos quedamos en casa. Mis niñas no necesitaron panoramas, ellas aprendieron a jugar solas con sus muñecas. Los niños tienen que hacerlo, aburrirse, inventar, no usar tanta tecnología.
- ¿Y los afectos externos? Tengo a mi mamá y una tía, cada una vive sola. Las llamo todos los días, me preocupo, hice un chat con primos para que estemos todos unidos. El otro día le llevé ciruelas a mi mamá y me dijo que bajaba a la recepción. Casi me muero, lloraba a mares, nunca pensé que me pasaría. Quería colgarme de su cuello, pero mantuvimos distancia. ¡Le tomé mil fotos!
Algo nuevo
- ¿Has aprendido algo nuevo en este periodo? Yo hago de todo: lavo, plancho, cocino, lavo platos, barro... y ahora aprendo a vivir conmigo. No se trata de decir que me daré tiempo para ir a la peluquería, sino poder mirar un rato el paisaje por la ventana y pensar, es aburrirte contigo, aprendizaje... Estoy trabajando el área espiritual con Lorena Saavedra (@take_terapias), una guía terapéutica, para poner todas las energías de un modo adecuado. Ella les dará flores de bach a las niñitas, yo hago terapia telefónica y de video. En la casa soy pura alegría, luz.
- Estás en otra... ¡Ah! Incorporé algo nuevo: reciclar. Mi hija menor me lo había pedido. El otro día fui por un remedio y pasé a comprar tres basureros, los tengo ahí, estoy aprendiendo a usarlos. Yo hice un curso de compost y huerta, que se me secó, por supuesto. Al final me dio lata. Estaba viendo en Instagram una compostera bonita para ver si compro, me gustaría meter a las niñas en esta actividad, les encanta. Es súper nuevo y bueno.
- ¿Qué les quedará a tus hijas? Se los dije... ¿Se han dado cuenta que el día de mañana, cuando tengan hijos y se reescriban los libros de historia, ustedes van a haber participado en dos hitos impresionantes, uno de Chile y otro del mundo? Contarán que estuvieron en el estallido social y en una pandemia.