La actriz británica tuvo un explosivo crecimiento con su papel protagónico en Stranger Things, serie que estrena una nueva temporada. Pero esa es solo una parte muy pequeña de la historia.
Con tan solo 18 años, la actriz Millie Bobby Brown cosecha todo el esfuerzo sembrado: en 2019 fue parte de Godzilla: el rey de los monstruos; al año siguiente protagonizó Enola Holmes y, en 2021, arremetió nuevamente en la pantalla grande con Godzilla vs. Kong. Ahora estrenará la cuarta temporada de la exitosa Stranger Things y, para lo que resta de la temporada, se alista para la secuela de Enola Holmes.
Además, ya es productora, creadora de su propia línea de belleza, Florence by Mills, y es filántropa, aportando en UNICEF desde 2018 y donando de fondos para la Fundación Olivia Hope.
Nacida en febrero del 2004, en Marbella, España, sus padres de orígenes ingleses, Kelly y Robert, debieron moverse de un lugar a otro por la delicada condición que tenía su guagua. Se instalaron en en Bournemouth, Inglaterra.
Poco después de nacer en tierras hispanas, un rutinario estudio auditivo reveló que la criatura no podía escuchar por uno de sus oídos. El tratamiento no tuvo resultados en tierras españolas, por lo que derivó en la decisión de mudarse.
Una larga espera
Allá vivió, hasta sus ochos años, si conseguir lo que le faltaba de capacidad auditiva. El clan se mandó a cambiar para Estados Unidos, Orlando, en Florida, donde tampoco tuvieron suerte con el tratamiento.
En vista de los frecuentes traslados pasó buena parte de su infancia sin con compañeros de colegio, con tutores. Sin embargo, en suelo gringo, sus papás la inscribieron en una escuela de artes escénicas, a la cual asistía los fines de semana, y le permitía crecer en la actuación, el canto y el baile. Tenía solo siete años cuando supo que quería ser actriz: “No sabía que era un trabajo hasta que empecé a ver Hannah Montana y Disney Channel”, dijo a Vogue haciendo referencia a la serie que protagonizó Miley Cyrus.
Un día, el profe de la academia pidió una reunión con Kelly y Robert para proponerles que su hija continuara su camino en la otra costa, en la oeste, en una escuela de Hollywood, Los Ángeles, en California. Ahí tendría contacto directo con la gran industria del cine.
Ni siquiera llevaba una temporada en suelo californiano cuando, le propusieron ser parte de una serie de segunda línea, Once upon a time in Wonderland, para luego, en 2012, se parte de la Intruders, que si bien no le dio gran sustento monetario, le permitió pulir sus primeras armas.
Entre medio, sus padre empezaron a pedir préstamos y a endeudarse, para luego enfrentarse a cuotas que no era fácil pagar de vuelta. Debieron vender muebles y otros bienes. Claro, Millie avanzaba, pero los frutos económicos no llegaban con la misma velocidad.
El salto
En 2015, tuvo una fugaz aparición en el capítulo 17 de la temporada 6 de Modern Family, al interpretar a una niña que es víctima del robo de su bicicleta. Pero, aun así, el gran golpe no llegó hasta que, tiempo después, la convocaron para Stranger Things, serie estrenada en julio del 2016.
Tras una charla familiar, sus padres le dieron la última chance para alcanzar su sueño. Le pasaron el guion y le pidieron que actuara. El libreto exigía que llorara y la adolescente, que tenía las emociones a flor de piel, no tuvo problemas: “Eso me sirvió para que las lágrimas salieran de manera muy fácil”, recordó tras quedarse con uno de los papeles protagónicos, Eleven.
Para el inicio de esta producción, con 14 años, debió raparse, algo que aparentemente sería un importante sacrificio. Pero resultó ser todo lo contrario: “Estoy de acuerdo que en mi vida, hasta ahora, el momento más influyente sería cuando me rapé”.
Era ese apenas el inicio del gran salto. Poco después, con la serie ya estrenada, se empezaría a hablar de “la próxima Natalie Portman”. Sin embargo, ella no se marea: “Voy a tener muchos puntos de inflexión en mi vida, hay que acostumbrarse a eso”.
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