Edo Caroe reveló sus “peores” y más “dañinas” bromas: no fueron en televisión ni arriba de un escenario

Edo Caroe reveló sus “peores bromas”: no fueron en televisión ni arriba de un escenario MARIO TELLEZ / LA CUARTA

El comediante se tuvo que remontar bien hacia el pasado para encontrarse con episodios que resultaron bastante graves para terceros.

Edo Caroe reveló cuáles han sido las “peores bromas” que ha hecho a lo largo de su carrera, y es que, cuando de hacer un humor se trata, el riesgo de el chiste salga mal siempre está.

En entrevista con La Firme de La Cuarta, le comediante se acordó de cuando trabajaba en la radio Los40, en el Pongámonos serios, con Felipe Avello y con un encendedor le prendió fuego al diario que leía su compañero durante una pausa en el estudio.

Ahora, tras recordar, quien en febrero se presentará en el Festival de Viña, sinceró: “Ni siquiera es mi peor broma”; de hecho, aseguró que “la de Avello fue muy buena, pero en el lugar incorrecto; estábamos en un estudio de radio, se pudo haber incendiado. Fue muy malo”.

Las peores bromas de Caroe

Acto seguido, Edo procedió a remontarse al pasado, específicamente a sus años escolares, cuando habría realizado sus humoradas más arriesgadas.

“Las peores bromas las hice cuando estaba en el colegio, en octavo básico”, recordó. “Era muy molestoso, pero no era “chico bullying”, molestaba incluso hasta a “los bullying”. Como yo dibujaba, todos esperaban mi ronda de dibujos. Dibujada a cada miembro del curso y exacerbada sus pifias y carácter. De alguna manera siempre estaba molestando al resto, y también siempre estaba haciendo bromas, unas que salieron muy bien y otras que salieron un tanto mal...”.

Luego, respecto a aquellas tallas, el humorista narró: “La primera, a mi amigo Bruno Baeza, que le enterré un lápiz Bic en la mano. Le pedí que pegara el combo más grande que pudiera a una mochila, detrás puse un lápiz y se lo enterró hasta acá”, es decir, en todo todo el interior del puño, según graficó. “No sé por qué pensé que podría haber sido chistoso”, admitió.

“Y la otra: Estábamos emulando la lucha libre con mi amigo Rodrigo Bascuñán y, entre el frenesí de creerse un luchador, tiré una silla, le cayó en la cabeza, se desplomó y quedó con un hematoma y estuvo dos semanas sin ir al colegio”, relató.

“Todo tenía que ver con hacerse daño... Me perdonaron... Bueno, de Bruno nunca supe, sé que tiene un garfio ahora en la otra mano, jajaja”, cerró con una cuota de humor sobre los desenlaces de esas historias.

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