Finn Wolfhard interpreta a Mike en la ficción de Netflix que tiene a miles de fanáticos alrededor del mundo, por lo que constantemente el actor está bajo la mirada de la gente.
Sin duda una de las series más exitosas del momento es Stranger Things, gracias al estreno de una nueva temporada la ficción de Netflix ha logrado volver a conquistar los corazones de miles de fanáticos alrededor del mundo. Y aunque tener este nivel de fama pueda ser el sueño de cualquiera, la verdad es que esto ha complicado la vida de algunos de los protagonistas.
Este es el caso de Finn Wolfhard, quien interpreta a Mike en la ficción, uno de los cuatro protagonistas y que desde muy pequeño sufre de ansiedad, trastorno que se ve aún más afectado ante la creciente fama y excesiva atención por parte de los fanáticos.
A pesar de que Wolfhard ha participado en diferentes series desde pequeño como The 100 o Supernatural, fue gracias a Stranger Things que logró alcanzar la fama mundial, más allá de su natal Canadá. La ansiedad que padece se ha visto incrementada frente a la exposición pública, según comentó en una entrevista, “las sensaciones que suele experimentar se acrecentaron desde que su figura tomó otra repercusión. Cada vez que tiene que filmar una escena, su cuerpo empieza a realizar movimientos extraños que él no puede controlar”, recoge Infobae.
Para poder lidiar con los síntomas de la ansiedad que le afectan, es que al joven de 20 años le recomendaron realizar una serie de ejercicios para poder romper con las crisis que experimenta. “El trastorno me lo diagnosticaron desde muy joven. Para controlarlo respiro profundo y trato de meditar, tengo un terapeuta con el que hablo y tomo medicamentos. Cuando me pasa me centro en lo que sucede en mi cabeza, buscar pensamientos que me ayuden a alejar esos temores”, detalla el actor.
Finn especificó que en el momento que más se ve afectado por estos síntomas es cuando debe grabar o cuando se encuentra rodeado de una multitud de personas, razón por la que siempre usa audífonos para así poder escuchar música y escapar un poco de la realidad cuando está abrumado por esta.