Jennifer Galvarini fue la última en dejar la casa-estudio previo a la final del domingo ante Cony y Scarlette.
Un emotivo momento se vivió la noche de este jueves en Gran Hermano (CHV), se vivió la salida de las tres finalistas de la casa-estudio de Argentina. Tras Cony Capelli y Scarlette Gálvez, fue “Pincoya” Galvarini la última en dejar el encierro, protagonizando un emotivo y extenso momento.
“Esto es un sueño cumplido”, expresó desde el solitario sillón del que fue su hogar durante casi seis meses, ante los conductores, Diana Bolocco y Julio César Rodríguez. “Agradecerles a todos”, agregó visiblemente emocionada.
Tras la conversación, la competidora de 40 procedió a hacer un recorrido por la propiedad, con el “permiso " de “Gran Hermano”. Acto seguido, ante el silencio de la voz en off, lanzó, interpretada por el argentino Sergio Soldati: “Dime algo... Ahora no me quieres hablar, chico diablo”. Tras unos segundos, le contestó: “Puedes ir por tu maleta; hazlo tranquilamente, pausadamente, recorriendo por última vez mi casa”.
Tras pasar brevemente al baño, la oriunda de Chiloé se lavó las manos y fue a por sus pertenencias hasta la pieza, en la cama del fondo. Se puso uno de sus característicos gorros de lana, se miró al espejo y se lanzó sobre el colchón con una bandera de su tierra natal: “Voy a extrañar esta cama”, dijo entre lágrimas. “Ama esta cama”.
Luego, se dirigió a una de las cámaras de la casa y recordó que “siempre nos sacábamos fotos acá”, y agregó que “siempre me gustó venir al confesionario”. Y fue una por una apagando las luces del hogar.
Y se fue con su maleta por el pasillo de la casa. “Gracias por todo”, lanzó tras detenerse a mirar para atrás. “De verdad”. Y remarcó: “Muchas gracias por recibirme acá, con mis mañas, con todo”. En eso, tras una emotiva espera, la voz en off le preguntó: “¿Estás lista”. Y ella le contestó que “sí”. Él le pidió que “lentamente, vamos caminando hacia la salida”, siempre con su bandera en mano.
El emotivo adiós de Gran Hermano
“Pincoya” inició el tramo final por el patio, expresando su agradecimiento. “Espera”, le ordenó “Gran Hermano”. “Detente un momento; ahora iremos apagando las luces de mi casa”. Y ella exclamó entre lágrimas que “gracias” y que “siempre quise hacerlo, pero nunca encontré el interruptor. El hogar quedó completamente oscuro, sólo dejando a ella iluminada por un foco, sosteniendo su emblema.
“Muchas gracias por recibirme acá, a esta chilota, que vino desde una isla tan lejana a tu casa”, cerró entre lágrimas. “Muchas gracias por recibirme, con mis defectos, y virtudes”.
Ya antes de salir, nuevamente “Gran Hermano” la detuvo y le dijo: “Jennifer, querida Jennifer, cada una de las cámaras a través de las cuales me has hablado, constantemente, casi sin parar, van a apagarse pronto. Yo voy a extrañarte mucho, ¿sabes? Tus peleas, tu afecto para conmigo, tus votos de silencio, protecciones, enojos, alegrías, tu sabiduría y ternura... Hoy se va una persona que supo mostrar toda su sensibilidad se ha ganado el cariño de todos... Jennifer, querida ‘Pincoya‘, de espera una vida maravillosa, yo lo sé, no lo dudes”.
“¿Y sabes qué? Aunque ahora debas dejar mi casa, siempre, siempre, podrás contar conmigo”, remató. “Te esperó en Chiloé, mi chico, para que hagamos un buen curanto”, le contestó ella. “Y te llevo a andar en bote”. La participante abrazó una planta de la salida, dio un último adiós, gritó “¡viva Chiloé!” y se marchó, ya con miras a la final del domingo.
Revive acá el momento
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