La participante de Gran hermano (CHV) tuvo la chance de sincerarse tras una serie de preguntas que le hizo Ignacia Michelson.
“A ver, cuéntanos de tus novios”, le propuso Nacha Michelson a Alessia Traverso durante una nueva noche en Gran hermano (CHV), lo que derivó en que la oriunda de Concón hiciera un detallado repaso de su vida amorosa y social, lo que incluso le implicó derramar algunas lágrimas.
Su primer pololo fue a lo 14 años, siendo inicialmente su mejor amigo, pero después “le gustó otra niña, duramos tres meses y terminamos”, reveló. “Y me pateó, el único hombre que me ha pateado”, aseguró.
Después de él, vino otro sujeto, que “fue horrible”, porque “casi me pega”, aseguró sobre quien estuvo cerca de pegarle con un paraguas, tras hacerle un amague de agresión.
De ahí vino un tercer pololo, que tuvo el problema de que “el trauma de la relación anterior me pegó en esa”, a lo que se sumó que “su mamá tenía cáncer; entonces viví todo el duelo de cómo él cambio demasiado”, lamentó. “También se puso un poco agresivo”.
“Me empecé a ir a la mierda: comía, comía, comía, por pura ansiedad; él, también”, relató. “Al principio estábamos terrible de fitness, después nos fuimos a la mierda, y después su mamá falleció”.
La ansiedad social de Alessia
Luego, tras haber subido de peso, derechamente “dejé de comer, empecé a rallar, no solo de presión sino que de obsesión”, aseguró su apariencia. A ello se sumó que “no tenía amigas en mi curso”, precisó. “Me hice amiga de una que tenía como depresión endógena, entonces nos potenciábamos mal; acostumbras tanto a estar mal que lo empiezas a hacer parte de tu personalidad”.
Sobre por qué no hacía otras amistades, admitió que “tenía una ansiedad social de la puta”, considerando que “me pasaron muchas cosas antes de eso”, partió con una nueva arista. “Cuando era más extrovertida y no tan tímida, todo me salía mal”, lo fue generando algunas lágrimas al ponerse a recordar esas situaciones.
“Me lucía, me iba súper bien en todos los deportes, en los festivales de canto, grababa, era conocida en Viña (del Mar) por eso”, enumeró. “Y todo eso alejaba a la gente: no sé si era envidia, inventaban huéas de mí...”, lamentó, visiblemente emocionada.
“Me cuesta”, admitió sobre ser más segura de sí misma. “Quedé con una ansiedad social gigante: hubo un tiempo en que no hablaba nada, pasé de ser súper extrovertida, reírme y todo, a ser introvertida; empecé a aumentar mi déficit atencional”. Por ejemplo, “hablaba con alguien, escuchaba y al mismo tiempo pensaba: ‘¿qué estará pensando de mí, qué estará pensado de mí?’”, cerró.
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