El intérprete llegó a un acuerdo con su entrenador para no dejar los placeres de la vida, y fue muy disciplinado.
Paul Mescal protagoniza Gladiator II, con el personaje de Lucius Verus. Una historia que se desarrolla 16 años después de los sucesos de la primera película.
Recientemente, el entrenador del intérprete irlandés reveló sus secretos para estar a la altura del papel tan importante y lucir físicamente como un verdadero gladiador romano de época.
Ridley Scott, director de la película, llamó a Mescal doce semanas antes de comenzar las filmaciones, tiempo que el histrión tomó para moldear su físico al de un guerrero del Coliseo.
Contactó al entrenador personal Tim Blakely y juntos trazaron un plan. El objetivo era que Mescal tuviera una apariencia atlética y funcional, alejada de la exageración de los héroes de acción actuales.
Blakely conversó con la revista GQ y entregó los detalles: “El objetivo era que ganara en tamaño y se pusiera más fuerte. Pensamos en un jugador de rugby de segunda línea; fuerte, en forma y ágil como un decatleta”, lanzó.
El entrenamiento
Paul subió 8 kilos de puro músculo y tenía una base deportiva, ya que durante años practicó fútbol gaélico. El entrenamiento fueron dos horas entre cinco o seis días a la semana con ejercicios compactos pero demandantes, y luego evolucionó hacia sesiones enfocadas en grupos musculares específicos.
Cada jornada incluía trabajo exhaustivo para pecho, hombros o espalda. “Obviamente había cosas que se solapan. Los hombros se trabajaban los días de pecho, los tríceps los días de hombros y pecho, y los bíceps los días de espalda”, explicó al mencionado medio.
Blakely detalló que el entrenamiento de piernas tenía mucha importancia en la preparación: “Si luchas en un teatro, necesitas unas piernas grandes y potentes. También por los andares. Queríamos que entrara en la arena caminando con fuerza, y lo hizo”. Sin embargo, decidieron no entrenar cardio.
“Te lo advierto, bebo y fumo”
Mientras que en la alimentación, el actor dejó claro que consumía alcohol y fumaba, pero fue descrito por su entrenador como “un cliente de ensueño” que le informaba siempre cuántas cervezas había bebido.
Ambos acordaron buscar un equilibrio: “Si estás dispuesto a sacrificarte por otro lado, creo que podremos hacer algo”, le dijo Blakely.
Se ajustó la ingesta de calorías de Mescal según sus actividades y hábitos diarios. El plan dietético se centró en alimentos básicos y efectivos: huevos, pollo, carne vacuna, pescado y arroz, para proporcionar la energía y los nutrientes necesarios para ganar masa muscular magra y mejorar el rendimiento físico.
“Su cuerpo absorbía la comida. Estaba ganando tejido magro a la vez que adelgazaba”, aseguró el entrenador. “Había una negociación de cinco minutos sobre qué íbamos a hacer y cuánto íbamos a hacer en cada sesión, y cuando lo asimilaba, se ponía manos a la obra y lo cumplía todo”, cerró Blakely.