La baterista de Los Jaivas se ha convertido en toda una ícono de la música nacional y ha podido dimensionar el cariño de la gente. En conversación con el Diario Pop, la artista comenta que “hay un amor muy grande por esta imagen de la mujer chilena tocando tambores”.
Al hablar de música representativa chilena es casi imposible no pensar en Los Jaivas, la agrupación se posiciona como una de las bandas más influyentes a nivel nacional y han sabido perdurar a lo largo de las décadas con su mensaje. Este 2023 el grupo se encuentra festejando sus 60 años de carrera, y preparan un gran show para darle fin a esta celebración como corresponde.
El conjunto que en la actualidad es liderado por Mario Mutis y Claudio Parra cuenta con una luz que se roba la atención en cada presentación. Y es que con su pelo suelto y sus tambores, Juanita Parra le pone ritmo a las poéticas letras de sus canciones. Es transversal la admiración que se tiene hacia la hija de Gabriel Parra, su influencia ha traspasado las barreras generacionales, e incluso tiene cuentas de Tik Tok dedicadas a subir contenido exclusivamente relacionado a ella.
En entrevista con La Cuarta, la baterista de Los Jaivas se refirió al cariño que le tiene el público chileno y reconoció sentirse honrada de la admiración que existe hacia ella. Además, adelantó cómo se viene el próximo concierto de la banda, el que se realizará en la Quinta Vergara, un escenario cargado de mística para sus miembros.
Desde pequeña, Juanita siempre estuvo rodeada de la música que creaban su papá y sus tíos, por lo que fue natural su gusto por este arte. Incluso, a medida que fue creciendo se incorporó al grupo como encargada de iluminación, y siempre anheló estar relacionada a la banda, aunque jamás se imaginó que el rol que ocuparía sería desde el sillín de la batería, que quedó disponible luego del fatal accidente automovilístico de Gabriel en 1988.
“Siempre sentí que iba a estar ahí, nunca me imaginé en mi infancia que sería porque mi padre ya no iba a estar, nunca quise eso ni nadie estaba pensando en ese momento en una situación así. Pero fue muy hermoso el poder ser parte del equipo y siento que habría seguido ciertamente en esa área. Yo siento que podría haber sido la jefe técnico de Los Jaivas, porque me gustaba mucho lo que hacía y además estaba feliz de poder estar con el grupo”, comentó la artista.
En el momento en que Juanita Parra decidió dar el sí para cubrir la vacante, Los Jaivas ya tenían más de dos décadas sobre los escenarios, además la vara estaba alta, ya que la prensa internacional reconocía a su padre como uno de los bateristas más virtuosos del mundo. Sin embargo ella no destiñó y logró interpretar a la perfección cada una de las piezas que escuchó durante toda su infancia.
“Como vivíamos en comunidad, nos encontrábamos todos bajo ese mismo techo y las salas de ensayo en la casa eran finalmente el living, y no tenía ningún tipo de preparación como un estudio con aislamiento, nada especial para bajar los decibeles. Entonces nos dormíamos, despertábamos, íbamos al colegio, volvíamos y ahí estaban componiendo música. Lo que hizo que cuando yo me empecé a aprender los temas para tocar la batería, me encontraba con canciones que yo no entendía por qué me las sabía, la verdad como que ya sabía cuando venía el corte, cómo era la estructura y justamente debe haber pasado que mi cerebro iba guardando toda esa música que escuché desde el vientre de mi madre y bailaba respondiendo a la música”, comenta la baterista.
¿En su casa solo se escuchaba la música de Los Jaivas? ¿o había música “envasada”?
—Muy poca música envasada, porque una de las ideas del grupo era no recibir tanta influencia de otras músicas, permitir que el imaginario y toda esta música que salía de improvisaciones, se mantuviera con una pureza, que no hubiese otras músicas influenciando. Entonces no se escuchaba tantas otras músicas, en las fiestas sí, la música bailable colombiana, música folklórica peruana, más folclórica nos gustaba bailar. Pero nosotros los jóvenes, los niños en su momento, comenzamos a escuchar otras músicas que nos llamaron la atención y nadie nos prohibía hacerlo, pero lo que más escuchábamos era la música del grupo en sus ensayos, también íbamos todos a los conciertos, yo iba mucho a los conciertos desde pequeña. Entonces aprendí a vivir con el respeto del escenario, del camarín, de algún espacio que pudiese ser peligroso y que era mejor no aparecerse por ahí. Aprendimos a vivir así, de concierto en concierto y de gira. Nuestra vida fue bien errante por un momento, pues viajábamos de un lugar a otro.
Referente de nuevas generaciones
Aunque la música de Los Jaivas no aparece en los ranking entre las canciones más escuchadas de las plataformas digitales, el cariño por Juanita Parra igual ha llegado a las nuevas generaciones. La artista está constantemente recibiendo muestras de afecto, desde saludos en la calle, hasta páginas dedicadas a ella, y a pesar de no manejarse en las redes sociales, ella está consciente de la admiración que genera en el público.
¿Se ha enterado del fanatismo que existe hacia usted en internet?
—Poquito, porque me lo van contando. La verdad es que yo he buscado un camino un poco distinto con respecto a las redes sociales.
¿Se siente una referente para las nuevas generaciones?
—Sí, con mucho pudor y humildad reconozco que hay un amor muy grande hacia mi persona, hacia lo que fui capaz de hacer y de realizar como mujer y como música. Son tantos años, y es muy hermoso este reconocimiento, lo veo a diario en la calle. Es muy hermoso como las las niñitas jóvenes, las madres, las abuelas se me acercan con tanto cariño, admiración y respeto…es realmente muy hermoso sentir tanto amor de parte de personas que finalmente no nos conocemos, pero lo que ellas han visto o lo que yo soy capaz de proyectar cuando estoy tocando con el resto del grupo, porque toda esta magia es porque estamos juntos, somos un todo y nosotros tratamos intensamente de promover el trabajo grupal y comunitario. Pero hemos tenido que entender también que hay un amor muy grande por esta imagen de la mujer chilena tocando tambores.
Juanita se incorporó a la banda en los años 90′, en un contexto sumamente diferente, en un rubro que estaba dominado por hombres y con la sombra de su padre rondando, sin embargo no se encontró con una barrera por el hecho de ser mujer, por el contrario, se sintió amparada en sus compañeros.
“Mi historia ha sido tan particular y diferente a muchas otras. Más bien yo siempre he sentido un apoyo gigante y una protección porque son mis tíos quienes me invitaron a poder realizar este desafío, porque era un desafío muy grande. Podría haberme perdido en el camino, podría no haber tenido la fortaleza de entender lo que es la fama, cómo llevarla, como vivir con una imagen tan grande, de un maestro como es mi padre, ‘el maestro insuperable’ le digo yo, que la verdad que por más que tocara mil años…(nunca podría superarlo)”, menciona la artista.
¿En algún momento sintió que se hizo alguna diferencia con usted dentro de la industria solo por el hecho de ser mujer?
—Yo no he tenido que enfrentarme a un mundo machista, porque he sido cobijada y protegida más bien como una niña, lo que por muchos años me ha permitido ser una regalona jajaja.
He podido comportarme como una niña, aunque soy madre, soy mujer, tengo la suerte de tener un matrimonio de más de 20 años, entonces no es que sea una mujer inmadura, sino que en el grupo, en mi equipo de trabajo, siempre me he sentido muy protegida, muy cuidada.
Siempre he estado muy protegida y como a mí se me invitó, nunca tuve que ir y presentarme: ‘oye, soy baterista, soy mujer y estoy buscando trabajo’. Yo no pasé por eso, pero ciertamente mis compañeras y colegas bateristas, sí se han enfrentado a un mundo muy machista, en el cual a veces se le cierran muchas puertas. De eso también estoy consciente, pero en mi caso ha sido un camino diferente, que además el público más fanático del grupo me aceptó con mucho cariño, cuando aparecí en los años 90 o más bien el 96′ con el disco Hijos de la Tierra, así que no puedo más que agradecer al universo por tanta bondad y y a todos los chilenos y chilenas por tanto amor, estoy muy agradecida.
60 años de Los Jaivas
Este año la banda nacional está conmemorando sus seis décadas de trayectoria, una larga historia que ha tenido altos y bajos, momentos históricos como el haber tocado en el Festival de Piedra Roja o en las ruinas de Machu Picchu, dejando su nombre tallado en la memoria colectiva de los chilenos. En más de una oportunidad el conjunto se vio golpeado de manera inesperada por el destino, sin embargo lograron salir adelante y están tan vigentes como en sus inicios.
La celebración de su aniversario los ha llevado a emprender su gira “Sesenta”, la que comenzó a lo grande, con una magnífica presentación de la banda en el Festival de Viña a comienzos de este año, cuando estuvieron a cargo del cierre durante la tercera noche del certamen. En esa oportunidad la alcaldesa de la ciudad jardín, Macarena Ripamonti, subió al escenario para entregar al grupo las llaves de la ciudad, un gesto simbólico para homenajearlos por su contribución al arte en la región.
Además, para cerrar la noche de manera perfecta fueron acreedores de la exclusiva Gaviota de Platino, el máximo reconocimiento del festival, que solamente lo han recibido Luis Miguel, Isabel Pantoja y Lucho Gatica. Un homenaje cargado de mítica debido a la fuerte conexión que tienen los miembros de la banda con ese escenario, donde Los Jaivas fundadores jugaban antes de que se convirtiera en el inmenso anfiteatro que es actualmente. Además, el primer concierto que Juanita dio en Chile junto con la banda fue ahí.
Es por eso que además el grupo eligió esa tarima para cerrar la conmemoración de sus 60 años, cuando este 9 de diciembre se presenten en la Quinta Vergara para tocar todos sus éxitos, y hacer un repaso por su discografía y su historia.
¿Cuál crees que ha sido el rol que han jugado Los Jaivas en la música nacional?
—Son varios los roles que la banda ha ido cumpliendo y seguimos cumpliendo. Yo creo que uno de los más poderosos es demostrar que con convicción, con mucho amor y perseverancia se puede construir un proyecto que dure 60 años y mucho más que eso, porque ya cumplimos 60 y estamos llenos de proyectos para el futuro.
Otra de las fuerzas del grupo se basa en esta capacidad de reconstruirnos ante la adversidad, como pasó primero con la muerte de mi padre y después la muerte de Gato. Con la muerte de mi padre, que entre ellos y yo haber osado seguir este camino diferente, desde construir un grupo con una mujer en un instrumento tan grande como la batería y sin lugar a duda, eso ha marcado muy fuertemente muchas generaciones en Chile. Muchas mujeres que se han inspirado para ellas también ser música. Pero también la imagen fuerte que hemos podido mostrar y que eso ha causado un sinfín de situaciones y emociones muy hermosas.
¿Qué significado tiene este show del 9 de diciembre?
—Estamos muy contentos de poder llegar a la Quinta Vergara a cerrar este ciclo que ha sido el año 2023, que comenzó con este gran concierto durante el Festival de Viña, esta presentación que quedó grabada en la memoria de muchas personas.
Ese concierto recorrió Chile, pero ahora estamos muy contentos de volver a la Quinta a cerrar la celebración de los 60 años con todos ustedes. Estamos muy contentos, porque el público ha respondido muy bien a esta convocatoria.
Va a ser un lindo momento, es tan simbólico. Los Jaivas fundadores, cuando eran niños jugaban en la Quinta Vergara, ese era su lugar de juegos. Entonces es íntimo, siendo un lugar gigantesco, finalmente hay una intimidad muy grande de valorar ese lugar.
Ellos fueron públicos del primer Festival de la Canción que se hizo, en unos jardines, el escenario habrá sido una tarima seguramente. También hay un mural hermoso que se realizó en homenaje al grupo, además está el busto de Gato Alquinta. Bueno, son miles de historias con Viña, con la Quinta Vergara, mi primer concierto cuando Los Jaivas venimos a Chile a presentar Hijos de la Tierra, toqué por primera vez en el país y fue en la Quinta Vergara también. Entonces un escenario muy importante para nosotros, para toda Latinoamérica.