“Fue terapéutico”: Karen Bejarano relata cómo El Discípulo del Chef resultó clave en delicado momento personal

Karen Bejarano.

La cantante, y ganadora del estelar de CHV, analiza su paso por el programa, ya a poco más de un mes del triunfo. Según cuenta al diario pop, este espacio “me ayudó a crecer como persona”.

“Veo mi galvano todos los días cuando me levanto, lo tengo en la entrada de mi casa”, confiesa Karen Bejarano, sobre el trofeo que ganó a inicios de marzo, cuando se coronó ganadora de El discípulo del chef (CHV). “Lo veo todos los días y es un recordatorio de un momento muy bonito en mi vida”.

Más allá del triunfo, la cantante destaca al diario pop, que “por supuesto”, su participación en el estelar cambió su manera de ver la cocina, “porque uno en la casa hace comida con lo que tiene, con lo que encuentra y con el tiempo que dispone”, por lo que “aprendí un montón de cosas como a cortar y pelar bien los alimentos”.

En la final, su victoria se consolidó cuando, en la última instancia, se logró imponer por votación popular a Daniela Aránguiz, con un 62,97% de las preferencias, situación que incluso generó cierta polémica entre las protagonistas por cómo se eligió a la ganadora, al no ser alguien que haya probado los platos el encargado de dar el veredicto.

Cuando Karen Bejarano se enteró de su triunfo en el estelar.

Sobre los televidentes que la apoyaron, ella analiza:

—Creo que hay gente, obviamente, permanece desde cuando era chiquitita, en Mekano (Mega); hay otra gente que me empezó a querer en los matinales; otra me me empezó a querer en los programas de deporte como Calle 7 (TVN); en mi programa de viajes, Vuelta a la manzana (Mega), y por el lado de la música. Y ahora con mis redes sociales, que ahí me puedo comunicar con la gente de manera más directa. No podría decir de qué lugar viene el cariño.

Durante la temporada, Bejarano también pudo cultivar una gran relación con personajes Perla Ilich y Kenita Larraín. Pero además, desarrolló lindo gran vínculo con Ennio Carota, líder del equipo verde.

“El amor que se formó en ese programa, no solamente con Ennio, con mi equipo, con los otros chefs y con el resto del equipo detrás de cámara, me marcó profundamente”, asegura la cantante. Al punto de que “me ayudó a crecer como persona”, porque, además, “lo venía pasando súper mal” a causa de una depresión que incluso la tuvo internada en un centro de salud mental. “Entonces fue como una terapia de amor para mi vida”.

Un programa terapéutico

Hace algunas semanas, en La divina comida, la ex-Mekano reveló que, antes de entrar al estelar de cocina, “yo venía escondiendo mi depresión toda la vida, no lo sabía ni mi marido (Juan Pedro Verdier)”. Un día, recordó, “me vino una crisis de pánico, mi hijo trató de calmarme y no pudo”. Tras lo cual, “terminé internada”.

Ahora, relata a La Cuarta que, al entrar a El discípulo del chef, “yo venía saliendo de una internación psiquiátrica entonces, para mí, era súper difícil retomar mis procesos laborales, después de lo que había vivido”.

“Pero esto de verdad fue terapéutico en lo positivo”, asegura. Cuando ganó el programa, incluso dijo que usaría parte del dinero en pagar lo que le costó estar internada.

Karen Bejarano en La Divina Comida.

Hoy, “me siento de la casa en CHV”, de hecho, “voy siempre a Pasapalabra; es como estar en familia y me conocen desde chiquitita también”. En todo caso, aclara que “no tengo este momento proyectos con ellos, pero sí estoy en proyectos personales musicales que me tienen ocupada”.

Tras su triunfo en el programa, Bejarano al fin pudo usar el tiempo en cumplir un anhelo que tenía desde hace un par de años.

“Tenía como pausadas una vacaciones que íbamos a tomar con unos amigos hace mucho tiempo, o sea, en el 2019, que quedó la escoba para el estallido social”; luego fue la pandemia el hito que puso los impedimentos y, de ahí, en octubre del 2021, su ingreso al propio estelar fue la piedra de tope, “pensando en que, si llegaba a la final o me iba bien, estar segura de que me podía ir”, cierra.

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