El entrañable personaje interpretado por Héctor Noguera dejó huella en la audiencia, y generó una ola de emociones con su partida.
La muerte de don Armando (Héctor Noguera) tras un duro y emotivo Alzheimer le ha sacado varias lágrimas a los televidentes de Como la vida misma (Mega), sobre todo con el capítulo del jueves durante el funeral en el cementerio.
Tras trasladar el féretro desde la iglesia, los distintos personajes tuvieron distintos gestos de homenaje, desde sus familiares más cercanos, sus conocidos, hasta los entrañables amigos de su generación. Eso sí, uno que tuvo un papel protagónico, fue su único hijo, Marco (Andrés Velasco), quien le dedicó un emotivo discurso haciendo el esfuerzo de no quebrarse.
Primero intentó leer un pequeño discurso, pero no le resultó tan bien, así que decidió improvisar: “No hay palabras en el diccionario ni en el mundo entero el vacío que siento en el alma desde que te encontré con tus manitos frías en tu cama”, expresó. “Era todo para mí: mi partner, mi compañero de mi vida, mi cable a tierra, mi consejero, mi guía... mi amigo, mi gran amigo”.
Más adelante hizo alusión a la enfermedad que lentamente se fue llevando la memoria de su padre: “Gracias por no olvidarte nunca de mi papá”, remató profundamente emocionado, considerando que, con el paso de los capítulo, se olvidó de otros personajes del melodrama. Acto seguido, fue el turno de Malú (Coca Guazzini), la pareja del difunto, de entregar algunas palabras.
Luego los personajes se trasladaron al hogar protagónico, donde su nieto mayor, Joselo (Max Salgado), cineasta en formación, le mostró a la familia un emotivo documental que estaba haciendo en homenaje a su abuelo.
Todos estos minutos despidiendo al querido personaje hicieron llorar a varios televidentes, y varios de ellos incluso se acordaron de pérdidas de familiares (especialmente abuelos) propios, lo que derivó en que se potenciaran los sentimientos.
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