Gran Constanza: breve guía para entender por qué Cony Capelli es la nueva reina de los realities

Amada y odiada en partes iguales, no cabe dudas que Constanza es la protagonista de Gran Hermano Chile season 1.

Antes de ingresar incluso, honesta, la bailarina admitió una dura batalla contra los excesos. Después, dentro de la casa resolvió hacer lo mismo: a pesar de sus errores, que no son pocos, hablar con la verdad, exhibirse como realmente es, aun a pesar de las cámaras. Encantadora, escandalosa, sensible, conflictiva, cariñosa. Aquí, todas las caras que hicieron de ella la favorita del público.

Puede que no hayas visto nunca el reality y, así y todo, ese nombre te suene de algo. Tranquilo, no es para extrañarse. Lo habrás leído de seguro en redes sociales o en algún portal web. En Twitter, o X como intentan que lo llamemos ahora, sagradamente aparecen uno o dos hashtags con más o menos fuerza que la mencionan a diario. Cuando eso sucede, debes saber que probablemente uno pertenezca a quienes subieron a su barco y el otro a sus detractores. Para resumir, de un tiempo a esta parte, cada cosa que hace despierta algún comentario, una opinión.

Hay gente que ya se la tatuó, hicieron de ella un funko pop y su rostro se exhibió en las pantallas de Times Square. Es parte de un fenómeno difícil de explicar pero típico de la telerrealidad. Con 27 años, una carrera dedicada al ballet clásico, decenas de historias que la acercaron al público, una rehabilitación por consumo de drogas, sufrimientos y altercados en partes iguales, Constanza Capelli, Cony, parece ser la protagonista de la primera edición de Gran hermano Chile.

No por nada algunos se atreven a cambiar el nombre del programa por Gran Constanza.

Los Lulos, la resistencia

Las primeras dos semanas fueron tiempo suficiente para que los integrantes de la casa más famosa del mundo se dividieran en dos grupos grandes y para que los espectadores sacaran sus propias conclusiones. Un desencuentro precisamente entre Constanza Capelli y Ariel Wurth —actor de 29 años dedicado a la animación de eventos, segundo en irse por una serie de comentarios indecorosos— precipitó el quiebre.

De eso va el reality inspirado en la famosísima ficción 1984 que escribió George Orwell. En el primer lado se posicionaron Trinidad, Mónica, Jennifer, Hans, Francisco y Jorge. En el otro, el resto. A los primeros los bautizaron La familia Lulo y a los segundos, Los guarenes. Sin embargo, al mismo tiempo que en redes sociales sus simpatizantes les dedicaban fanarts o publicaban imágenes de familias felices editadas con sus rostros, cada uno cumpliendo un rol específico, la propia convivencia se encargó de separarlos.

Una batería de discusiones, supuestas traiciones y nuevas afinidades desmantelaron la composición inicial, de modo que el peso de la familia recayó apenas en Cony, Pincoya y Francisco, alias el Pelado táctico. Acaso los tres jugadores más cercanos al público por sus historias de vida y ambiciones. Para ilustrar el favoritismo que alcanzaron, cuando tocó la placa Trinidad, en la mira por alejarse de Capelli y hablar mal de ella a sus espaldas, abandonó el programa con un histórico 94% de las votaciones. Skarleth Labra lo abrevió así: “Cuando quedé en placa con ella y con todos los chicos, yo sabía que me iba a ir. Lo acepté al tiro”. “La persona que le pare los carros se va a ir la próxima semana, y se va con funa, amenaza de muerte y van a la casa”, completó, ¿a modo de broma?, Viviana Acevedo en un podcast.

Transitoriamente, tras la trágica salida de Francisco y los nuevos ingresos, Sebastián Ramírez, Raimundo Cerda e Ignacia Michelson se acercaron a lo que quedó del grupo, aunque nunca fueron reconocidos formalmente.

Hoy, en la recta final del espacio, aparentemente de Los Lulos sólo quedan los recuerdos.

Así se configuraron los grupos en un inicio.

Gran Constanza

Si sigues aquí y todavía no logras entender por qué Cony es la candidata número uno para quedarse con la edición inaugural de Gran Hermano Chile, no te culpo, pero te pido un poco de paciencia. Esto va por partes.

“Me llamo Constanza Segovia, pero yo prefiero que me conozcan como Constanza Capelli en honor a mi madre”, se presentó la entonces decimoquinta jugadora en el video de dos o tres minutos que todos grabaron como introducción, antes de someterse al encierro.

Sin embargo, lo que transmite inmediatamente después, con una honestidad brutal, es lo que verdaderamente impacta. Probablemente la clave que le permitió distinguirse del resto y acercarse al público, sin saberlo todavía: Cony admite en ese fragmento que retirarse a los dieciocho años del ballet clásico, disciplina a la que se entregó apasionadamente buena parte de su vida, la sumergió en un ambiente de excesos y drogas. Malas decisiones que acabaron con ella internada en un centro de rehabilitación. Con esos traumas ya en el pasado, se autoproclamó el ave fénix.

El factor Sebastián

El inesperado ingreso de Sebastián Ramírez la tercera semana de julio configuró otro escenario al interior de la casa. Como viejo zorro de los realities, con fama de provocador, acostumbrado a los escándalos y al protagonismo para bien o para mal, el productor de eventos hizo lo que cualquiera podía adivinar que haría: enemistarse con prácticamente todos. Su excepción fueron Los Lulos. Se amigó con Pincoya y al poco tiempo inició una relación sentimental con Capelli. Pero eso acabó mal. De a poco se empezaron a notar sus diferencias. Pasaban en breve del amor al odio, y en redes sociales, los seguidores de la bailarina imploraban por su separación.

Cansado de sus idas y vueltas, los primeros días de agosto el recién llegado presentó su renuncia al reality. A propósito de una fuerte discusión en una fiesta, que terminó con Cony llorando en su habitación y rodeada por sus compañeras, Ramírez le hizo saber a la producción que hasta ahí nomás llegaba. “Nunca me entendiste, te traté de decir desde el primer día confía en mí. Como te dije que te iba a cuidar, prefiero irme yo antes que tú”, le dijo a su pinche en la despedida.

Cony y Seba a punto de iniciar su noche de pasión.

De regreso en el set de Gran hermano, interrogado por Diana Bolocco y Julio César Rodríguez, desestimó a quienes definían la relación como tóxica. “Discutimos pero no eran peleas, eran discusiones. No muy tranquilas, un poquito pesadas. Pero al final nos queríamos con la Cony, siempre nos quisimos”, intentó explicar. Después aclaró: “Éramos intensos, no éramos tóxicos”. El problema es que, del otro lado, la percepción era otra. “Hubo discusiones con Seba donde fue muy fuerte. Cuando yo veía que él se estaba exaltando, me iba y para él eso era peor. Cuando yo me iba me perseguía”, relató la bailarina. “Me iba a duchar y él me encerraba. Yo desnuda, y eso se ve muy fuerte afuera”. Además, estaba el tema de la comida. Lo acusó de robar sus huevos, comer el alimento que guardaba, tomarse sus tragos y después negárselo en la cara. Decirle loca.

La versión más vulnerable de Constanza, por cierto, conmovió al público del reality. Eran capaces de empatizar con su dolor y angustia cada vez que por algún motivo Sebastián era mencionado.

Capelli derramó lágrimas y reconoció que Ramírez era alguien que le hacía mal, pero estaba enamorada. Por eso es que cuando él regresó vía repechaje, y aunque en esta segunda parte hubo involucrados otros personajes como Federico Farrell o Francisca Maira, las cosas volverían a lo de siempre. No era cuestión de ignorarse y ya. Todo lo que había ocurrido entre ambos quedó atrás y en octubre dieron el consentimiento frente a cámara. Pero el problema otra vez era Sebastián. Un día de noviembre, empezó una discusión a los gritos con el resto cuyo desenlace fue su abrupto abandono del encierro. Ni siquiera se despidió de Cony. Reunió sus pertenencias en una mochila y enfiló recto por el pasillo hasta perderse tras la puerta grande. “¿Por qué se fue? ¿Por qué no dijo nada?”, se cuestionó ella cuando despertó, descolocada con la noticia. “Es un poco chocante para la persona que se queda acá. Me da más incertidumbre”.

El lado flaco de Cony

Nicolás Quesille, palabra autorizada en esto de los realities, uno de los responsables de traer el formato a Chile, dijo lo siguiente:

“Ella como jugadora comete un error inconsciente. Se peleó con la Trini, se peleó con Sebastián, con Rai, con Francisco, con Scarlette el fin de semana. Es que yo no puedo creer que otra vez haya salido a la luz ese problema. Trata de controlar todas sus relaciones, porque si no hacen las cosas como a ella le gusta, entonces no eres mi amigo. ¿De qué tipo de amistad estamos hablando?”.

De sus palabras se desprende acaso la mayor debilidad de Constanza Capelli, algo que rompió las confianzas con Jennifer Galvarini y que amenaza su cercanía con Scarlette Gálvez. La bailarina, como verás, es dueña de una personalidad y actitudes que erosionaron a muchos compañeros.

“¡Que se vaya esta hueona, que se vaya esta hueona!”, repetía Cony enfurecida, afuera de las puertas del confesionario.

Ella y Pincoya discutieron fuerte en algún momento de la noche del viernes 29 de septiembre. Se gritaron, hubo una renuncia, lágrimas y acusaciones graves. Todo a la vista de sus compañeros, que intentaban intervenir para que el asunto no pasara a mayores. Los detalles de la pelea recién se fueron conociendo al día siguiente, en la tarde, y fueron reproducidos íntegramente el domingo en el prime. La joven estaba a disgusto desde que se enteró que su amiga había hecho las paces con Francisca y Sebastián. En su cabeza estaba colaborando con el enemigo, gente que le hizo daño. “Si usted quiere abuenarse con ellos, haga la hueá que quiera, pero a mí no me hable”, le protestó. “Haz la hueá que querái, sálvate sola”. Más tarde, aún trenzadas en el palabreo, Pincoya la alejó buscando poner fin al mal rato, pero Cony lo sintió como una agresión. Me empujó, yo no voy a permitir que esta hueona me toque, se quejó antes de hablar a producción. Entonces les exigió: o se va ella o me voy yo.

Es probable que algo haya tenido que ver el alcohol en todo este cuento. El problema es que no fue un hecho aislado. A Constanza le achacan que en cada fiesta inicia una discusión. Las últimas semanas, por ejemplo, con Scarlette las tensiones están a la orden del día. Primero fue una escena de celos por Sebastián y hace poco le reprochó su reacción por haber pedido que cambiaran de música. Harta, Eskarcita se cuestionó continuar: “Qué bajón las personas que sacan en cara todas las hueás. Hace rato que irme es la mejor opción de lo que podría pasar”. Con Pincoya la relación no es la misma.

Cuando Skarleth Labra abandonó por primera vez la casa, fue invitada junto a Vivi y Maite al podcast Max Stage, de Max Collao. Le preguntaron a qué se debía el éxito avasallador de Constanza Capelli, ya habituada a las nominaciones a placa para luego siempre ser la primera rescatada.

Dijo que “ella nunca se ha olvidado de que hay cámaras. Entonces ha sabido muy bien cómo trabajar. Y nosotros siempre nos olvidamos, por eso la cagamos”.

Autenticidad

Si sigues algo perdido —y te preguntas cómo es que alguien que ha rivalizado con tantos jugadores, hasta con sus propias amistades, que periódicamente divide a la gente en internet y cuya última polémica, besar al perrito Bigotes, recorrió el mundo en formato viral, es capaz de generar tal consenso, motivar millonarias campañas para expulsar a otros y coronarse mejor chica reality superando a Pamela Díaz con un récord de votaciones— espero que las siguientes líneas puedan despejar tus dudas.

En una dinámica que les exige a los participantes recrear un podcast, y de la que se hizo parte la animadora Diana Bolocco, de pronto Constanza Capelli pidió la palabra:

“Les quería contar algo”, anunció con su sonrisa ancha, desde luego entretenida con el ejercicio.

“Lo que pasa es que estoy enamorada de una persona que me hace mal, pero no puedo salir de ahí”, completó resuelta, transparente, y aún sonriendo, como si lo que acababa de admitir no fuera todo lo preocupante que realmente es.

Diana la interrumpió para preguntar qué le hacía permanecer allí, a sabiendas de que es algo que le hace mal, y ella, comprometida con el personaje, sin darle mayor importancia a las cámaras que los rodean, ensayó una teoría: “Quizás es que tengo un concepto del amor… bandido. Claro, no sé si será él, si seré yo. Mis amigas me dicen no, que te hace mal, mi familia me dice te hace mal, pero no puedo desapegarme de ahí”.

“¿Qué opinan ustedes de eso?”, dejó la pregunta abierta.

Jorge Aldoney, previa petición de la menor de las hermanas Bolocco, fue severo: “Deberías de buscar cuáles fueron las cosas que afectaron tu niñez que te están llevando a repetir patrones de dependencia emocional”.

Francisco Rojas es un streamer que cada noche congrega a miles de viewers en la plataforma de Twitch para seguir las novedades de Gran hermano. Hace un tiempo, en Radio Biobío le preguntaron por qué Cony. Qué hacía de ella la favorita del público. Y él, a trazo grueso, explicó que lo que la hace diferencial es su autenticidad:

“A pesar de todos sus errores ella dice lo que cree y eso le gusta a la gente. Por otro lado, hay jugadores que se cambian de bando, de opiniones o manipulan”.

Cuando Cony escuchó a Jorge, pudo ser otra su reacción. A fin de cuentas la estaban mandando a terapia. Expusieron primero que en efecto tenía un problema. Luego, que a ese problema le anteceden traumas de su infancia.

Pero respondió agradecida:

“Aww. ¿Tienes algún psicólogo que me recomiendes?”.

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