Hasta lágrimas tuvo: un emocionado Justin Timberlake debutó en Chile cerrando el segundo día del Lollapalooza

La estrella planetaria no había pisado nunca suelo local. Soltó un par de lagrimones al ver el cariño de los chilenos.

La segunda jornada de Lollapalooza Chile 2025 ha sido la más convocante de esta edición. Centrado en un público “adulto joven” que creció en los noventas, el festival de Cerrillos dejó una postal para la historia.

Justin Timberlake, un verdadero “príncipe” del pop, fue el encargado de poner una de las notas altas del sábado. En su primer show en Chile, el otrora pinche de Britney Spears recorrió casi todo su catálogo como solista en una presentación de una hora y media.

Mencionando “Santiago” y “Chile” casi como un mantra, la voz gringa estuvo acompañado por su robusta banda “The Tennessee Kids”, una decena de músicos de pulso firme que se transformaron en el verdadero espectáculo.

justin timberlake

Siguiendo con destacable maestría cada paso del líder de NSYNC, el combo que incluía bronces, coristas, bailarines y dotados instrumentistas son, desde hace más de una década, el acompañamiento perfecto para la voz de Timberlake que se mantiene en plena forma.

El también actor sabe cuándo, dónde y cómo cantar, manejando el pulso de su show con carismática gracia que se contagia con cada paso que da sobre la tarima.

La pasarela en el Cenco Malls Stage fue casi el hábitat natural del de Memphis: allí firmó un autógrafo para Camila, una niña de 10 años que se llevó un recuerdo para toda la vida, recibió un par de banderas chilenas que trató con respeto y hasta lloró guitarra al hombro por el cariño demostrado por sus fanáticas locales.

El “mijito rico” tan característico de las chilenas en las multitudes, fue reforzado con vítores, gritos y aplausos que, forzado o no, hizo humedecer los ojos de la figura de 44 años.

Con un set calcado a la presentación que tuvo el pasado viernes en la edición argentina de Lollapalooza —allá no lloró, para que evitemos pensamientos suspicaces—, los grandes momentos de comunión se centraron en sus temas más reconocibles, que no fueron pocos.

Del inicio portentoso con “Mirrors” y “Cry Me a River”, pasaron éxitos radiales como “Rock Your Body”, “SexyBack” o la celebrada “Can’t Stop the Feeling!”, por lejos la más registrada transversalmente por un mar de celulares. Su propuesta está tan bien ejecutada que incluso las aventuras menos masivas de su catálogo se acoplaban al recorrido.

Sin pirotecnia, papeles picados ni gráficas elocuentes (quizás algo de eso podría haberlo elevado más), la gracia de su oferta radica en el fiato que logra con su equipo y el magnetismo propio de una estrella. Aunque polémico por temas casi siempre extra musicales, Justin entra en la categoría de esos que brillan con tan solo mirarlos: fuimos testigos de eso.

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