Al parecer, todo apunta a que cuando se resuelva el caso, la modelo y el futbolista separarán sus caminos definitivamente.
“No lo voy a dejar solo en el peor momento de su vida”, decía Joana Sanz hace unos cuantos días ante el asedio de la prensa, mientras abandonaba Brians 2, la cárcel que alberga desde el pasado 23 de enero a Dani Alves, su esposo, acusado de violar a una joven de 23 años en una discoteca de Barcelona.
Pero la realidad parece ser distinta. Más allá de que la modelo canaria de 29 años sostenga esa versión frente a la prensa, sus actos dicen lo contrario.
Apenas unas horas luego del vis a vis que sostuvo con su marido, el lateral brasileño, por cerca de 50 minutos, Sanz se desplazó hasta París, Francia, en lo que se trataba en principio de un viaje de desconexión. Sin embargo, con el paso de los días se han ido conociendo más detalles: según la prensa local, la modelo está buscando un piso allí para irse a vivir en un determinado tiempo.
Ese determinado tiempo sería hasta que termine el juicio. Mientras eso no suceda, Joana Sanz habría prometido no dejar a Dani Alves, aun cuando todo apunta a una separación.
De acuerdo al medio La Razón, la modelo y el futbolista llegaron a ese pacto: mantenerse juntos durante todo el proceso para no mancillar todavía más la credibilidad del brasileño.
Es decir, que Sanz confíe ciegamente en el que es su marido desde 2017 y lo apoye públicamente es parte de una estrategia, que llegaría a su fin cuando se resuelva el caso. Después, separarán sus caminos.
Toda este escenario se configuró apenas unos días después de que Alves cambiara por cuarta vez su versión sobre los hechos ocurridos la noche del 30 de diciembre en la discoteca Sutton.