Aunque ya hace un tiempo, por expresa petición del público y sus hijas, se había propuesto volver a los escenarios y de hecho sumó algunas presentaciones, su irrupción en Viña aceleró todo. Ahora, Juan Pablo Flores —Cotito, el Terrible jefe— quiere volver en serio y dedicar más tiempo a algo de lo que él mismo fue pionero. “Se generó una corriente y se promovió un estilo que a la gente parece que le encanta”, dice al diario pop, a las puertas de ofrecer su nuevo show.
“Juan Pablo tiene que volver al humor”, concluía Rodrigo Salinas, convencido, “él debería ser el próximo de nosotros en ir al Festival de Viña”. Ya lo había dicho, pero lo volvió a decir: “Siempre fue el más chistoso de todos, se paraba en el escenario y ya te daba risa”. El asunto es que a esas alturas, hablamos de marzo de 2018, Juan Pablo Flores llevaba poco menos de un año y medio distanciado del circuito y sin planes de regresar. De hecho, es probable que ni siquiera se haya enterado de los piropos que le dedicó su amigo. Después de un monólogo en el Teatro Provincial de Curicó, el hombre detrás de Cotito y el Terrible jefe se llamó a silencio: hastiado de la televisión, desenlace lógico tras un último ciclo de El club sin mucha comedia, reunió sus cosas y se marchó en compañía de sus hijas y su pareja a Pucón, sin televisión y por una larga temporada sin teléfono celular, dedicado al cultivo orgánico y a otros emprendimientos más próximos al diseño y decoración. De ahí que Salinas bromeara con que su excompañero, a partir de entonces, era “como una leyenda”. No quería saber de shows ni entrevistas, sino apenas mantenerse lejos del “sistema”. Eso notificó su pareja, acaso la única capaz de entregar alguna pista sólida.
Tampoco es que sus intenciones hayan cambiado de un momento a otro, pero al menos con el paso del tiempo Juan Pablo Flores comenzó a frecuentar las redes sociales. En plena pandemia, por caso, colgó un catálogo de imágenes con algunos trabajos sobre madera en Instagram. Tal vez sea apropiado establecer ese hito como el punto de partida de todo esto: prácticamente en cada publicación es posible leer comentarios pidiendo su regreso al stand-up o recordando algún personaje, y esa insistencia lo fue movilizando. De hecho, desde 2022 levantó algunas fechas junto a Pato Pimienta y luego a solas. Pero lo que acabó por inclinar la balanza fue su sorpresiva aparición en la rutina de Sergio Freire en la Quinta Vergara. En resumidas cuentas, el calor del público.
“Me están tentando mucho, mucho. Así que yo creo que voy a volver definitivamente a hacer shows en todas partes, adonde me llamen voy a ir”, soltó a la salida del escenario. Mientras, las redes sociales lo celebraban.
A unas cuantas semanas de eso, Flores cumplió su palabra y ya agendó su retorno a las pistas, el próximo jueves 21 de marzo en el Club Chocolate. Pero es mejor que lo cuente él mismo:
—Como para aclarar, porque ya habías hecho algunos shows con Pato Pimienta hace un tiempo, ¿qué quisiste decir con eso de “volver definitivamente”?
—Había empezado a hacer algunos shows con el Pato, pero fue una obra que hicimos. Tuvimos algunas funciones solamente, porque requería mucha producción. Era un montaje más teatral que un monólogo. Hasta bailarines le pusimos en un momento. Y luego estaba haciendo los shows que me han ido saliendo, pero siempre hay otro tipo de ofertas... En el fondo, es como trabajar un poco más de lo que yo he estado haciendo. Porque, como vivo en el sur, no me puedo mover tanto. Ahora ya he estado más organizado familiarmente y, claro, con este tipo de apariciones, el flujo de llamados y todo eso, algunas cosas que estaban pendientes se activan. Y al ver la recepción de la gente, también me dan ganas… no de tomármelo más en serio sino que de dedicarle más tiempo, porque en realidad hay mucho campo laboral en este momento para la gente que hace comedia. Y uno tiene amigos, contactos que siempre están ofreciendo algún proyecto, alguna idea audiovisual. Yo estaba un poco reacio a eso, pero ahora con esto decidí retomar un poco más en serio el cuento y aceptar quizás más las cosas que se me estaban ofreciendo.
—¿Y cómo fue madurando esta decisión de volver al stand-up? Porque te dedicaste un tiempo a otros asuntos y mencionaste algunas aprehensiones de regresar.
—Cuando me vine acá al sur fue un período en que mis hijas estaban bien chicas y me desconecté de todo en realidad. Dejé de hacer shows durante muchos años y no participé en ningún tipo de actividad teatral o televisiva, nada. Pero sabía que en algún momento iba a retomar, porque a uno obviamente que siempre se le están ocurriendo cosas. Uno sabe lo difícil que es hacer un proyecto o armar un montaje, armar un monólogo, alguna cosa audiovisual, se requiere mucho tiempo, y para eso hay que dedicarse, tener ganas, voluntad, la gente. Entonces, con el tiempo se fueron empezando a generar esos espacios, y el nivel de aceptación de la comedia, del stand-up, fue creciendo durante ese período que yo estuve acá. Cuando volví a hacer shows, la verdad me sorprendí de la cantidad de lugares que hay en Chile. Prácticamente hay dos o tres bares por ciudad que ofrecen shows, más los que están en Santiago, más lo que son las fiestas de empresas, los festivales. Es algo bien orgánico, se fue dando de a poco. Y yo siempre tuve las ganas de hacer algo, pero tenía que ser algo que uno lo pudiera manejar cien por ciento. Porque, como te digo, al vivir en el sur se te hace un poco más complicado. A cualquier lugar donde tengo que ir, avión o bus o lo que sea… es una logística más grande. Pero como se fueron dando las cosas, de a poco uno ha ido activando los implementos necesarios para hacer bien el trabajo y dedicarle el tiempo que se necesita.
—Mencionaste que uno de los motivos para regresar fue que tus hijas te querían ver arriba del escenario.
—También eso fue pasando. Mis hijas eran chicas y no tenían idea de que yo había trabajado haciendo esto, humor, y de a poco se fueron enterando. Veían los videos en YouTube. Entonces, de repente me dicen que querían verme actuar, po. También motivado por ellas fue que retomé el tema, pero como son tan chicas, no pueden ir a los shows... jajajá.
—Además de esos poquitos shows que mencionas, también te habías dejado ver en redes y en otros espacios como la serie Dosis, con Sergio Freire y Salinas…
—Los capítulos con Sergio estaban grabados de más atrás, pero los sacaron en ese momento. Estuvieron tratando de generar algún tipo de espacio en algún medio, y finalmente se decantaron por hacerlo por YouTube. Pero eso estaba grabado un tiempo antes, quizá incluso un tiempo antes de que yo me juntara con Pato. Eso fue algo muy puntual a lo que me invitó Sergio, un proyecto donde él hizo una producción importante, entonces ahí obviamente lo íbamos a estar acompañando. Y bueno, justamente estas juntas con Sergio, con Salinas, fueron dando origen a estas ganas de hacer algo. Y justo se dio que este audio de José Ignacio, José Ignacio se viralizó por TikTok durante mucho tiempo. De hecho, un amigo con el que trabajo un día me mostró un video donde alguien salía haciendo algo con una cerveza y estaba el audio. Y me decía: oye, eres tú. Y yo: no, no soy yo. Después me acordé de esto, y dije aaaah, sí. Nos pusimos a buscar y claro, po: éramos el Guatón Salinas y yo que habíamos hecho ese sketch. Fue súper divertido. El Sergio lo había escuchado también. Ahí lo subimos a las plataformas, tuvo muchas visitas y se generó una expectativa.
—Y esa expectativa se tradujo en el recibimiento en Viña. Los aplausos para ti y el Guatón Salinas…
—El recibimiento en la Quinta tiene que ver con lo que genera Sergio. O sea, Sergio nos invitó con una generosidad tremenda. Yo no creo que haya mucha gente que tenga esa generosidad de invitar a su propio espectáculo a otras personas y darles un espacio. Pero él lo tenía todo muy bien calculado, y así como lo tenía calculado, salió. Él sabía que la gente nos iba a recibir bien, tenía esa confianza y quería darle ese toque a su show, agregarle cosas que quizás otros no se atreven. Era un enigma lo que iba a pasar en ese momento, así que con el Guatón estábamos bastante nerviosos. Más que por el recibimiento del público, nuestra intención era no cagarla, jajajá, ¿cachái? No arruinar el show, que la gente no dijera oye, pa’ qué entraron éstos, por qué metiste a estos hueones. Entonces, nosotros estábamos con esa sensación, y cuando entramos, estábamos muy concentrados y vino este recibimiento... fue como un impulso pa’ seguir. Hasta improvisamos un par de cosas ahí con Sergio también, y finalmente la gente lo entendió, salió súper bien y todos quedamos contentos. Fue rico. Y eso mismo es lo que a uno lo motiva para decir bueno, si a la gente le gusta lo que uno hace, hay que seguir, crear algunas cosas y ya están apareciendo algunas ideas.
—¿Cómo tomaste ese cariño después de tanto tiempo?
—En primer lugar, yo agradezco a Sergio y a su equipo porque no es menor, no es cualquier escenario, que tengan la confianza ellos primero en uno. Luego, ver el recibimiento de la gente, eso es algo que en el momento uno simplemente escuchó como un ruido gigante, estaba concentrado en hacer el sketch. Después, con los días, Rodrigo me mandó un video y uno dice: wow, qué bueno que la gente no se olvide. En el fondo, fue una muestra de cariño como dices. Como un agradecimiento por todas las cosas que uno ha hecho, y eso fue súper gratificante. Ahora, uno con los días puede ir dosificando la emoción, y claro, fue algo muy impactante. Tanto para Rodrigo como pa’ mí. Y nada, después de eso, dan ganas de seguir haciendo muchas más cosas. De hecho, con el Rodrigo ya estamos armando un show y vamos a ver qué pasa. Pero muy contento, la verdad.
—La gente también te recuerda a menudo los personajes que creaste, El Terrible jefe, Cotito…
—Efectivamente, la gente hasta el día de hoy se sigue acordando de algunos personajes, y me los pide que los haga, en los shows también. Pero más que el tema de los personajes, lo que a mí me impactó fuertemente fue otra cosa. Mira, acá no tengo tele, no tengo cable, estuve como cinco años sin celular, entonces estaba completamente desconectado de lo que estaba pasando en la escena del stand-up, y claro, con los personajes, uno sabe que la gente los puede recordar bien. Pero lo que más me impactó fue el hecho de que lo que nosotros comenzamos como un proyecto, algo pa’ ganarse la vida, que fue lo que empezamos a hacer en el Vía X, en la SCA, se haya transformado finalmente en un estilo. Y que ahora la gente lo acepte tanto. Creo que es tan necesario pa’ la gente... porque uno va a distintos lugares, y la gente va a los locales, va a pasarla bien. La gente necesita mucho reír, mucho pasarla bien, y que haya sido lo que nosotros iniciamos lo que haya generado una verdadera ola de comediantes, de nuevos comediantes, que estén en todos los festivales, que estén recorriendo el país…, que hayan jóvenes que me telonean y me dicen oye, yo veía el programa cuando tú hacíai tus monólogos y me dieron ganas de hacer lo mío. Eso fue lo más impactante: ver que se generó una corriente y se promovió un estilo que a la gente parece que le encanta. Y eso es súper gratificante por el trabajo que uno puso detrás antes de que comenzara todo esto.
—Es como su legado, digamos…
—O sea, finalmente se transformó en una especie de vitrina, de escuela. No sé si legado, porque eso es como un poco mucho, jajajá, pero es interesante ver esto que pasó con algo que uno partió haciendo sin ninguna intención. Nunca nos imaginamos que esto iba a pasar, que la gente lo tomara como una profesión, un oficio, que lo vieran como una vertiente dentro del arte. Impulsar un movimiento es algo súper gratificante. Al principio partimos con todas las dificultades del mundo, la gente no conocía el estilo, y lo hicimos con mucho cariño, con mucho esfuerzo, dedicamos muchos años, hasta que las cosas dieron frutos. Y después muchos años más, hasta que la cosa se masificó. Así que realmente es como generar un movimiento, abrir una nueva veta artística, y eso era inesperado realmente.
—Se viene el Club Chocolate, ¿qué podemos esperar de este show, de este regreso a lo grande?
—El 21 voy a estar en el Club Chocolate. Me trae muchos recuerdos ese lugar. Yo estudié al lado, estudié Comunicación Audiovisual, así que lo conozco mucho. No estaba ese local en ese momento, pero el espacio y el lugar me trae muchos recuerdos. Y vamos a estar ahí el 21 haciendo un show, y voy hacerme acompañar de un músico, un cantante nacional, Daniel Oliva... vamos a interpretar nuestros mejores temas, jajajá. No, no. Hacemos una mezcla de humor y música, que es muy entretenido, la gente se prende. Siempre la música ayuda mucho, y tenemos muchas partes en que él musicaliza muy bien lo que yo voy diciendo. Yo teatralizo mucho en el escenario, entonces hacemos una dupla muy interesante y se generan momentos muy entretenidos. Así que esperamos hacer un show entretenido pa’ la gente ese día y que lo pasen bien.
—También tendrás un show con Salinas próximamente. ¿Qué otras cosas podemos esperar?
—Tenemos algunas cosas, pero no me gusta hablar cuando las cosas no están concretas-concretas. Se está formando algo. Y, como te digo, me han llamado de hartos lados. Quizás me hagan trabajar como loco, jajajá. Se están activando hartas cosas, en lo audiovisual también, pero mientras no haya nada concreto, no puedo hablar. Sí se vienen cosas y sorpresas, y vamos a tratar de hacerlo de la forma que me gusta a mí: tranquila, con los proyectos claros y no lanzarse sin saber a dónde va la máquina. Me lo estoy tomando con mucho cuidado, pero vienen cosas interesantes. Hay muchos años de ideas guardadas, así que vamos a sorprender por varios flancos.
—Después de la respuesta del público, y también a sabiendas de que varios de tus excompañeros en El Club ya subieron a ese escenario, ¿se te abre el apetito con Viña en algún momento?
—Lo que sentí y viví ahí fue hermoso, pero siempre me tomo las cosas con mucha calma. Estoy trabajando con productores y ellos llevan muchos años trabajando con grandes comediantes, y tienen claro un camino, el tiempo de las cosas y les hago caso en todo. Entonces, ellos van a determinar el momento exacto en que yo pueda acceder quizás a otro tipo de escenarios. Yo feliz obviamente iría a Viña, pero también hay que ser profesional, prepararse y tener algo que sea de calidad, y no ir al tiro porque fuimos ahora y la gente nos recibió bien. Se agradece, pero hay que estar preparado. Obviamente estoy abierto a las posibilidades, pero todo con calma y siguiendo el sabio consejo de mis productores. Ellos van a ir armando el camino coherentemente.