La modelo y periodista le dedicó un gestó y reflexiones a su retoño Florencia, que murió con tan sólo once días de vida.
“Feliz cumpleaños, mi princesa, hoy el cielo está de fiesta”, expresó Daniella Campos este lunes en el natalicio de su fallecida hija Florencia Leguina con tan sólo once días de vida en el 2009.
La periodista y panelista del Sígueme visitó la tumba de su hija en el cementerio, donde llegó a adornar con flores, globos, velas y serpentinas, según compartió a través de su cuenta en Instagram.
“Y sólo trato de cerrar los ojos para compartir un recuerdo, un aroma que me enseña abrazarte de una forma distinta”, expresó. “Dicen que los 15 años son especiales y así lo he sentido…”, en alusión a esta simbólica edad que, culturalmente, marca el paso a la adolescencia.
“Una mezcla de tristeza y alegría; pero tengo claro que el tiempo se detuvo para nosotras, que nuestro amor será eterno y jamás olvidaré lo que sentí al convertirme por primera vez en madre de una muñequita hermosa, que me da las fuerzas para seguir luchando y que no me ha abandonado”, reflexionó sobre sus sensaciones. “Junto a tu hermanita (Maite) seguimos caminando con la convicción de que siempre iluminaras nuestro camino”, declaró.
“Que cada ángel te abrace este día con el amor de tu madre”, concluyó.
Daniella Campos y Florencia
Tras la partida de su retoña el 19 de julio del 2009, los tres años siguientes “prácticamente fueron una muerte en vida” para Daniella, según recordó en noviembre pasado en entrevista con La Firme de La Cuarta. “Si no hubiese tenido los recursos económicos que tenía en ese momento, porque tenía muchos ahorros para tener el tratamiento psiquiátrico al que pude acceder durante esos tres años, no sé si lo hubiese logrado”, admitió.
“Todo el mundo me toca el hombre y me decía: ‘Me imagino lo que es’. No, no te lo imaginas. Nadie se lo va a imaginar nunca, porque para imaginártelo sólo tienes que vivirlo. No hay otro parámetro. Es algo con lo que hay que aprender a vivir, porque es mentira que desaparece, se va, se olvida o reemplaza”, se desahogó.
Hoy, “la Florencia es parte de nuestra familia; o sea, no está en una foto en la casa. Cuando hay Pascua, le dejamos unos huevitos del conejito; y cuando es Navidad, le armamos el arbolito. Ella ha estado súper presente en nuestras vidas, y creo que eso ha sido súper sanador. No dejarla de lado, no guardar en un baúl”, destacó sobre el recuerdo de su retoño. “Antiguamente las penas se escondían, o se metían debajo de la alfombra, y uno hacía como que no existían; de esa forma vivías. Pero eso no te permite ser feliz nunca más”.
Respecto al duelo, “lo más duro era el miedo a volver a sonreír; me sentía tan culpable, mi hija había muerto. ¡¿Cómo me iba a volver a reír?! ¡¿Cómo había gente que estaba caminando en la calle si me hija había partido?! No podía entender cómo la vida seguía funcionando. Y volver a insertarte en ese mundo, sonreír sin culpa y permitirse ser feliz, es el proceso más difícil. Y tengo que agradecer que incluso en los momentos más duros de mi vida, me ha tocado mucho más fácil. No puedo olvidar que la había sido generosa conmigo”, cerró.
Hace unos días, se supo que Daniella pasaba por un complejo proceso de salud mental, derivado principalmente porque se prepara para una operación por la enfermedad de Graves-Basedow, con la cual ha lidiado durante años, y que hasta le ha generado inconvenientes estéticos.