El fotógrafo y comentador está convencido de que el público objetivo ideal del festival no es al que apuntaron en esta versión 2023.
Un festival que no se parece a los anteriores, pero en el mal sentido. Así explicó Jordi Castell cómo se siente sobre esta versión del Festival de Viña, pues cree que este año “han tratado a la gente como tonta”.
Y es que el fotógrafo cree que “aquí hay dos festivales: el festival que todos los románticos queremos, o que queremos recuperar o construir, o que criticamos para que pueda mejorar, y un festival siniestro, mediocre y bajo”.
Sugirió hacer un plebiscito digital
“¿Qué pasa si termina este Festival de Viña y durante el año se llama a una especie de plebiscito digital, en que todos los viejos mayores de 40 podamos votar o elegir a los artistas que eventualmente vengan al próximo festival?”, preguntó.
Y es que está convencido de que el público del festival tiene más que ver “con la gente de 40 a 45 años, que es la que más ve la televisión”. Con esta misma idea, respaldó la decisión de que Daniel Alcaíno, el comediante que había estado previsto para Viña 2023, se bajara del festival tras el cambio de la parrilla.
“Empatizo con lo que hizo Alcaíno con bajar a Yerko Puchento porque le cambiaron el público. Lógicamente es una estrategia comunicacional la que hay ahí detrás. Él no es un humorista para gente joven”, enfatizó.