El marido de Karen Bejarano, repasó en La Cuarta los difíciles días internado en una clínica, donde llegó a tomar 16 pastillas diarias y era vigilado por dos "cuidadores". Hoy está sano y desea ayudar a otros con su "aprendizaje".
Muchos lo recuerdan como uno de los galanes de Mekano, yunta de Caco y Rogelio, con quienes encendía las tardes de Mega al ritmo de sensuales bailes, bromas y miraditas cómplices con una incipiente cantante: Karen Bejarano, la misma con quien se casó en 2004.
Se trata de Juan Pedro Verdier, el uruguayo que vivió uno de los momentos más complejos de su vida en 2017, cuando su intimidad fue vulnerada tras el robo de archivos personales. Es más, hace algunos días el propio empresario habló sobre el tema en "Sigamos de largo", causando gran impacto.
Para que entienda: el ex Mekano estuvo 40 días internado en el Hospital Clínico UC Christus con un trastorno de estrés postraumático, depresión crónica aguda y bipolaridad. Debía consumir al menos 16 pastillas diarias, lo que le provocaba vómitos y cansancio extremo, pero de todas formas lo ayudaban a salir a flote por momentos.
"No sabes la vergüenza que me causó llorar por dos años seguidos en mi trabajo siendo un hombre de 35. Estaba en una situación crítica, pero hoy borré esos prejuicios implantados de que los hombres no lloran ni expresan sus sentimientos", comentó Juan Pedro a La Cuarta.
"A la clínica no se podía entrar con cordones, ni en las zapatillas ni en los pantalones, mi habitación contaba con una cámara 24/7, y a eso hay que sumar que tenía dos cuidadores que se turnaban de día y de noche para vigilarme", agregó el esposo de la intérprete de "Ven, ven, ven" y "Viva la noche".
Vida nueva
Eso sí, hoy Verdier está recuperado y su amor con Karen salió fortalecido. "Nunca imaginé que encontraría un alma tan pura, tan linda, tan fuerte con la que compartir toda mi vida", fue el mensaje que le dedicó la cantante a Juan Pedro, luego de enfrentar el tema públicamente. Eso sí, el charrúa quiere que su "experiencia" ayude a otros.
"Fue bien complejo el proceso para sanar y recibir el alta, porque primero tuve que entender la enfermedad, el desbalance químico que tuvo mi cabeza producto del trauma", dijo el ex Mekano.
- ¿Qué rol jugó la familia en tu recuperación?
Siempre es clave. Varias veces las personas que más te quieren, sin saberlo, incurren en errores que generan daños brutales. Hubo ocasiones en que mi familia asistió a reuniones con los doctores donde les aconsejaban qué cosas no debían decirme y qué exigencias no me debían poner.
- Acá hay un trabajo integral...
Finalmente todo fue una mezcla, mejorarme yo y tener las herramientas que me brindaron los especialistas junto a los trabajadores y pacientes de la clínica. Les debo mucho. De hecho, volví tiempo después para felicitarlos e intenté tener contacto con los pacientes, pero por razones lógicas no me lo permitieron.
- ¿Qué vino después de tu salida de la clínica?
El periodo de adaptación, que también fue tortuoso. Me ausenté dos meses de mi trabajo y no me pagaron la licencia, la isapre me hizo esperar seis meses, porque hay tantas licencias psicológicas pedidas de manera fraudulenta que creyeron que mi caso no era real. Así, se acrecentaron mis deudas.
- ¿Y cómo pudiste salir de ellas?
Tuve la suerte y el apoyo de amigos y la empresa en la que actualmente trabajo como jefe de marketing. Ellos confiaron en mí en el peor momento y financiaron gran parte de mi tratamiento.
- ¿Piensas contribuir con esta causa?
Quiero escribir un libro sobre la salud mental y donar todo lo recaudado. No sería narrando mi experiencia específica, sino que el aprendizaje. Pienso que sería una gran idea.