El animador del "Contigo en la Mañana", repasó junto a La Cuarta varios pasajes de su vida y analizó la tevé de hoy. "Hoy las personas demandan gente real, que no sea chistosa en pantalla y a la salida unos patanes", dijo.
Fue en los meses más duros de la pandemia cuando Julio César Rodríguez sacó la voz y atrincó a las autoridades de los diferentes poderes del Estado para que cortaran el leseo, se dejaran de pelear y se pusieran las pilas en pos de la ciudadanía.
Desde aquel momento, el carita de Grinch -¡pero con respeto!- se ganó el respaldo de la pípol y hasta los que lo chaqueteaban por su éxito en el amorsh se pusieron de pie para aplaudir sus intervenciones.
El periodista reconoce que no le tocó fácil, pero sí que ha tenido la sapiencia para salir adelante. "Los golpes de la vida me han hecho el hombre que soy. Uno es su historia y punto. ¡Me he aprendido a aceptar como soy con tantas cosas malas que tengo y unas pocas buenas!", aseguró a La Cuarta.
- ¿Cómo ve el presente? Estoy en una etapa en que no me traiciono. Eso me deja fluir y ser espontáneo. No le debo favores a nadie. Nunca he tenido pituto para ningún trabajo.
- ¿Imaginó alguna vez llegar a ser reconocido? Nunca pensé en trabajar en TV viviendo en Hualpencillo.
-¿Cómo parte su vida laboral? Empecé a trabajar desde primer año en Periodismo, en lo que venía por lo de Pablo, hasta que en tercero me estabilicé y dieron pega editando, leyendo y calificando libros.
- ¿Y cómo fue de potrillo? Mi infancia fue feliz, entre Hualpencillo y Lorenzo Arenas (Región del Biobío), criado por tres mujeres: mi mamá, mi abuela y mi madrina que no tuvo hijos. Fui de niño muy regalón y creo que tengo muy desarrollado mi lado femenino por ellas.
- ¿Y los estudios? Me iba muy bien, pero era un mateo atípico porque jugaba en la selección del colegio.
- ¡Mish! Yo gané el premio al mejor alumno de la generación. Y saludé como la Bolocco, lo hacía por mi mamá, que se sentía orgullosa. Era mi manera de retribuirle.
- ¿Cómo cree que lo ve la gente? Entienden que soy un tipo súper normal, demasiado corriente quizás. Y cuando me escuchan hablar, se escuchan ellos. Siempre me dicen: 'preguntó lo que yo estaba pensando' o 'dijo lo que quería decir' o 'le pasó lo mismo que a mí'.
- ¿Buscan un rostro cercano? La gente está cansada de mirar para arriba a todo el mundo. Lo último que quiere es prender la TV, seguir mirando para arriba, y ver a alguien falso, alegre de nada, adulador al peo, buenito, con los dientes ultra blancos, y vendiendo que es generoso.
- ¡La tiene clara! Esa vendida de pomada fue por mucho tiempo para salir bien en los estudios y ser querido. Hoy las personas demandan gente real, que no sea chistosa en pantalla y a la salida unos conch...