La exitosa actriz decidió darle un radical vuelco a su vida y se convirtió en maestra Isha.
Si mencionamos a grandes actrices de la televisión nacional, es imposible dejar afuera a Jael Unger, quien a día de hoy tiene 80 años y trabajó en las pantallas grandes durante tres décadas en el período de 1972 al 2002.
Es reconocida por su participación en teleseries como La Sal en el Desierto, María José, La noche del Cobarde y Rojo y Miel. Pero sin lugar a dudas su protagonismo en La Madrastra fue donde logró posicionarse como una de las mejores actrices del momento. De hecho, junto a Sonia Viveros son consideradas las intérpretes más rentables de la década del 80′.
Gracias a sus personajes fue reconocida por distintos medios y críticos del espectáculo, ganando así cinco veces el premio APES en las categorías de mejor actriz de teatro, mejor actriz de televisión y además un premio Laurel de Oro como mejor actriz de teatro en 1975.
¿Qué sucedió con Jael Unger?
En 2003, la reconocida actriz decidió bajarse del escenario y de las pantallas grandes tras descubrir el sistema de guía espiritual Isha. Un método que trabaja con el reiki y la bioarmonía. Su enfoque es el de una transformación interna, la cual no promueve creencias ni teorías y que busca cultivar el amor propio de manera incondicional, para así poder alejarse de los miedos que limitan comúnmente a las personas. El fin de todo esto es poder encontrar un estado de paz permanente y resistente a los estímulos cotidianos.
Debido a este descubrimiento decidió dejar todo lo que tenía en Chile para viajar a Santa Marta, Colombia, para aprender más sobre esta materia espiritual. Cuando logró la maestría se renombró como Ishani, lo que significa “reina del paraíso, diosa imperial, la perfecta encarnación de la conciencia crística (de Cristo) en la forma femenina”.
Consultada en 2019 sobre su cambio, la reconocida actriz afirmó que “me di cuenta que me hacía falta. Uno cree estar conectado, pero la conexión es más profunda. Estaba buscando esa paz interna y me di cuenta que yo pensaba que me quería, que me amaba, pero no era así”.
Además, respecto a las diferencias que este método de vida genera, Jael Unger asegura que “es un cambio absoluto. Cuando más lo constaté fue cuando hice un paréntesis y actué en teatro (en 2014). Ahí pude ver la diferencia. Me sentí mucho más presente y más comunicada con mis compañeros de actuación”.