El legado del británico irá más allá de su carrera musical y los históricos récords que alcanzó junto a One Direction, permanecerá también en la memoria de sus fans por haber transparentado sus demonios. Si bien, no ganó la lucha, dejó una dolorosa pero necesaria conversación sobre la mesa. Tal como se puede leer en redes, “él salvó la vida de muchas personas, pero nadie pudo salvar la suya”.
Probablemente, Liam Payne murió pensando que todo el mundo lo odiaba. Sus últimos días habían estado marcados por las burlas en redes debido a sus videos en Argentina, las acusaciones de acoso de su ex polola -y el libro que escribió basado en la relación que tuvieron con escabrosos detalles-, y una estadía eterna al otro lado de la Cordillera. Usuarios conspiranoicos en redes decían que se estaba escondiendo en Sudamérica, pero, ¿y si en realidad estaba intentando escapar de sus propios demonios?
Su refugio fueron las drogas y el alcohol, pero había algo más allá detrás de su forma única de sonreír con los ojos. Liam alcanzó el reconocimiento internacional como miembro del grupo One Direction, formado en The X Factor en 2010, junto a Harry Styles, Niall Horan, Zayn Malik y Louis Tomlinson, convirtiéndose en una de las boybands más importantes del pop.
Cuando la agrupación se distanció y los intérpretes comenzaron sus carreras solistas, Liam tuvo un par de hits pero no logró igualar el éxito de sus compañeros, y pese a lo que dijo de ellos, siempre los apoyó. De hecho, su presencia en Argentina fue para estar en el show que Horan realizó en el país, algo que también hizo en mayo pasado al acompañar a Louis, en esa oportunidad incluso hizo una escala en Chile.
“Eso casi me mató un par de veces”
Con su muerte, ocurrida tras caer desde el tercer piso de un hotel en Buenos Aires, han reflotado varias entrevistas donde el interprete habló de su lucha interna y sus problemas de salud mental.
En 2016, la soledad y la presión casi lo llevaron a quitarse la vida. “Ese nivel de soledad te hace preguntarte: ‘¿Terminará esto algún día?’. Eso casi me mató un par de veces”, confesó en el programa Ant Middleton & Liam Payne: Straight Talking.
En 2019, durante una entrevista con Men’s Health Australia, dijo que mientras estaba One Direction, abusó del alcohol, dijo incluso haber actuado borracho en varios conciertos. “Íbamos del auto al hotel, nos subíamos al escenario, cantábamos y luego volvíamos al encierro, y cuando eres adolescente, necesitas libertad”, añadió que su entretención era beber de los minibar de las habitaciones de hoteles.
“No hay sentido en intentar ser un padre cuando no tienes nada que enseñar”
En 2020 y en plena pandemia, Payne volvió a encontrarse con el alcohol. A los medios confesó que amigos como Harry Styles, lo ayudaron a salir del “hoyo”.
Al año siguiente, en entrevista con el podcast The Diary of a CEO, la estrella pop reconoció nuevamente haber tenido pensamientos suicidas y que llegó a un punto en el que ya no se reconocía a sí mismo: “Eran como unas cuantas fotos mías en un barco, y estaba como hinchado... Mi rostro era como 10 veces más grande de lo que es ahora. Simplemente no me gustaba mucho, así que hice un cambio”.
En 2022, se fue en picada contra sus excompañeros, luego pidió disculpas y no salió de su casa durante tres meses por la reacción negativa del público.
En julio de 2023, el ícono subió un video a redes, donde expresó su dificultad para mantenerse sobrio y que tenía momentos “maníacos” donde perdía el control, dijo que estaba en rehabilitación y que su ex Cheryl Cole y su hijo Bear, le dieron fuerza: “No hay sentido en intentar ser un padre cuando no tienes nada que enseñar”, confesó.
“La gente realmente no veía lo que estaba pasando”
Ese mismo año, contó a W Radio Colombia que la fama le dejó cicatrices: “Es una gran vida y estoy agradecido por ello, pero hubo momentos bajos que nunca minimizaré”.
Y mientras intentaba superar el alcoholismo, llegó el diagnostico de trastorno bipolar: “Salir y poner esa sonrisa feliz en mi cara y cantar las canciones, honestamente, a veces era como ponerme uno de esos disfraces. Salía y, debajo del disfraz, la gente realmente no veía lo que estaba pasando”, dijo a The Sun.
Para sobrellevar los cambios de ánimo, Payne tomaba un remedio para tratar la epilepsia, que le ayudaba a estabilizar sus emociones, pero esta medicación afectaba su capacidad durante las presentaciones. “Bajo ciertas luces en el escenario o durante una entrevista, no era capaz ni de decir mi nombre”, contó a The Guardian.
Un legado más allá de la música
Con todo en contra, Liam intentó sanar, pasó dos años en terapia y dedicó seis meses a descansar tras la separación de la banda, se alejó de los escenarios para poner el foco en su recuperación, pero los altibajos emocionales continuaban.
Y tuvo otro golpe en septiembre de 2023, año en que haría su primera gira solista por Sudamérica que incluía a Chile. Fue hospitalizado de urgencia debido a una infección renal grave, motivo por el cual canceló el tour.
Esta recaída fue el inicio de su turbulento último capítulo que terminó con una muerte dramática ocurrida el pasado 16 de octubre. Y pese a la batalla legal que atravesó con su ex Maya Henry, quien lo acusó incluso de obligarla a abortar; las conversaciones que abrió sobre salud mental y el alcoholismo, quedarán para siempre en la memoria de sus seguidores, así como se puede leer en redes: “él salvó la vida de muchas personas, pero nadie pudo salvar la suya”.